Estropicios educativos
En un capítulo de la serie Boston Public, sobre
un secundario público estadounidense, el profesor Harvey Lipschultz,
próximo a jubilarse, reconocía públicamente que con el tiempo se le
habían perdido las ganas en los laberintos de la burocracia.
La Argentina llegó a ser faro educativo a comienzos del siglo 20.
Con el tiempo, el trabajo del aula pasó a ser desgastado, erosionado,
con la presentación de proyectos que -sabido por todos y cada uno- por
lo común terminan con un sello y, quizás, un visto bueno o una devolución para revisar.
Ser docente es, a juicio de muchos que encima mandan, una tarea más
parecida a la redacción formularia que al despliegue en el aula.
Llora por tí, Argentina.