Periodismo institucional
Espejo de los valores sociales
Por Valeria Caballero, Fundación Cervantes
Generalmente se asocia a los periodistas institucionales con los voceros de un candidato político o con el hombre de prensa, pero rara vez se los identifica como los voceros esenciales de las instituciones.
La segunda acepción resulta más apropiada si se la entiende bien, porque ser portavoz de una institución u organización significa delinear artísticamente las múltiples facetas y aristas que guardan en sus entrañas los diversos organismos sociales. Y son ellos ni más ni menos los que cristalizan los valores, pensamientos e ideas que dibujan cotidianamiente los ciudadanos.
Quizá el periodismo institucional tenga un vínculo mucho más estrecho con la cultura de un pueblo del que cualquiera sea capaz de admitir... Tal vez esté manifestando el control social al que todo ser humano responde inconscientemente.
¿Periodismo institucional?
Por Pablo Amiot Gaspio, Fundación Cervantes
El periodista que se desempeña como tal dentro de una institución siempre tendrá, a la hora de efectuar un relato o de redactar un texto, ciertas prioridades en la construcción de la noticia que condicionarán el concepto de objetividad.
Las personas que están al frente de las instituciones siempre tendrán que enfatizar con mayor ahínco las virtudes por encima de los defectos, si es que estos son expuestos o dados a conocer.
A partir de la afirmación, se genera la duda... ¿es coherente la denominación periodismo institucional?
Por Valeria Caballero, Fundación Cervantes
Generalmente se asocia a los periodistas institucionales con los voceros de un candidato político o con el hombre de prensa, pero rara vez se los identifica como los voceros esenciales de las instituciones.
La segunda acepción resulta más apropiada si se la entiende bien, porque ser portavoz de una institución u organización significa delinear artísticamente las múltiples facetas y aristas que guardan en sus entrañas los diversos organismos sociales. Y son ellos ni más ni menos los que cristalizan los valores, pensamientos e ideas que dibujan cotidianamiente los ciudadanos.
Quizá el periodismo institucional tenga un vínculo mucho más estrecho con la cultura de un pueblo del que cualquiera sea capaz de admitir... Tal vez esté manifestando el control social al que todo ser humano responde inconscientemente.
¿Periodismo institucional?
Por Pablo Amiot Gaspio, Fundación Cervantes
El periodista que se desempeña como tal dentro de una institución siempre tendrá, a la hora de efectuar un relato o de redactar un texto, ciertas prioridades en la construcción de la noticia que condicionarán el concepto de objetividad.
Las personas que están al frente de las instituciones siempre tendrán que enfatizar con mayor ahínco las virtudes por encima de los defectos, si es que estos son expuestos o dados a conocer.
A partir de la afirmación, se genera la duda... ¿es coherente la denominación periodismo institucional?
Impostar: vaya verbo
Sobre la base de “El Arte de la Impostura”[1],
Valeria Caballero se puso a escribir de actualidad nacional
En la actualidad política de nuestro país es posible encontrar mucha impostura, casi diría que las patas que sustentan el sistema político están sostenidas gracias a un sistema basado en la impostura, la simulación y las apariencias.
No es novedad que la sociedad posmoderna reivindica las apariencias, y que el hombre actual busca causar buena impresión y aprobación ajena. Pareciera ser que para entrar en la Matriz y ser cómplice de sus códigos es necesario saber manejar a la perfección “el arte de la impostura”.
Lo mismo sucede con la política, está comprobado que no llega a hacer carrera aquella persona que no “maneje el arte de la impostura”, y sostenga su vida y sus acciones desde la mentira simulada y la ficción del parecer antes que del ser... Cualquier político que conozcamos maneja un discurso (denominado discurso político) que posee ciertas características y competencias para persuadir y resultar convincente ante un auditorio.
Lo preocupante es que, como dice Dolina, la impostura y la mentira se han convertido en un arte, una contraseña para obtener los resultados deseados. Si se trata de aparentar cultura, el cliente tiene a su disposición frases hechas, aforismos brillantes y gestos de suficiencia que abundan. Esto creo que es la coyuntura del sistema político argentina y en consecuencia de quienes lo nutren (la clase política).
En la actualidad económica sucede algo por el estilo. Las políticas económicas tomadas en nuestro país siempre son paliativas, nunca tocan los problemas de fondo, no son estructurales sino circunstanciales. Conforme a lo que designe el Banco Mundial y el FMI nuestro país adapta sus medidas económicas para no abandonar la impostura obsecuente que lo caracteriza. De esa manera, estando a la altura de lo que esperan el Club de París, el G8, Estados Unidos y los fondos que nuclean la economía mundial, Argentina simula ser un país con economía sustentable, que busca afanosamente salir del rótulo de “país con economía emergente” para llamarlo con un eufemismo.
En lo político económico se mixtura por completo esta impostura, porque la economía sin política es un número muerto y la política sin economía no mide consecuencias... Lo cierto es que la simulación, las apariencias y las adaptaciones de lo que uno es a las expectativas eternas construyen sistemas fraudulentos, ajenos a lo real y basados en sostener mentiras que al menos sirvan como “pan y circo” para los ciudadanos.
Y lo más preocupante es que este arte de la impostura resulta exitoso, es altamente legitimado por la sociedad, nos seduce la mentira simulada. ¿Acaso nos gusta creer que las sombras son la realidad? ¿Nos tranquiliza más vivir dispersos porque no nos obliga a pensar y a ser críticos? Quizá la alegoría de Platón sea el resguardo que elegimos para seguir viviendo en el eterno letargo, para seguir enamorados de las sombras y las apariencias que anestesian nuestra existencia...
Situaciones reconocibles
Bruno Natali (Fundación Cervantes) partió del mismo inicio y trazó un camino diferente
Teniendo en cuenta el texto “El arte de la impostura” de Alejandro Dolina, me propuse investigar sobre qué era la impostura y encontré varios conceptos que la definen: La impostura como género pertenece al ilusionismo. Una impostura genera un espejismo, una magia. La impostura es una alucinación bien maquinada, que busca un beneficio personal no necesariamente económico. Todos hemos usado la impostura en algún momento de nuestras vidas. Desde teñirse las canas para parecer más joven, inflar un curriculum, sacar pecho y esconder la panza, fingir que no pasa nada cuando nos hacen esperar, hacerse el importante, poner voz de docto, mostrar seguridad cuando por dentro temblamos de miedo, asistir a un velorio por compromiso, seguir diciendo que somos marxistas cuando en realidad lo que queremos es vivir bien, etc.
Están los impostores, que son los que ejercen la impostura profesionalmente, como el que se hizo pasar por cura, médico, abogado u hombre de una sola mujer. Luego estamos los que la ejercemos de tarde en tarde. Todo es cuestión de grados y es difícil diferenciar al impostor profesional del social.
Luego de leer esto me propuse otro objetivo: encontrar algún acto de impostura en nuestros días y empecé a investigar a nuestro querido gobierno “K”. Navegando en distintos sitios web entré en la página del diario “Perfil” y encontré un artículo muy interesante.
Obituarios: Dos mujeres históricas
Por Irma Geymonat,
Programa Educativo de Adultos Mayores, Universidad Nacional de Río Cuarto
El resonar de la Plaza de Mayo acalló de pronto. El gentío pasó inadvertido, los comercios estaban con las cortinas bajas, la bandera a media asta. ¿Qué pasó? Sólo sé que mi corazón latía agitadamente, un nudo en la garganta trataba de hacer lugar para poder decir la triste noticia de que Eva Duarte dejaba este mundo.
Ayer sentí el sol más cálido, al atardecer sus reflejos eran hilos de oro sobre el horizonte. La lluvia más esplendorosa, casi hasta el sonido de los pájaros más dulce.
¿Saben por qué? El alma de la Madre Teresa de Calcuta entraba al cielo.
Aforismos
Por Claudio R. Masiero Sauber
-Un médico forense es un morboso con acceso, avalado por la justicia y la ciencia.
-Los buenos poemas no existen, siempre lastiman a alguien.
-El pobre se quedó sin el pan y sin la torta. ¡Claro! Era celíaco y diabético.
-Si fuéramos piojos y el mundo tuviera manos y el universo una farmacia abierta las 24 hs. ¿El mundo compraría nouposite?
-Con mi psicólogo nos tratábamos de colegas. ¡Claro! Ambos éramos grandes fumadores.
-Algunos hacen leña del árbol caído, otros vuelven a plantar los gajos.
[1] Dolina, Alejandro. Crónicas del Angel Gris. Colihue, 1999, Buenos Aires.