Visión esencial
Sobre la base de un proverbio oriental, “sólo se tiran piedras al árbol cargado de frutos”, Cintia Arighini produjo un texto con la copa llena de reflexiones.
No hay que dejarse embaucar por esos que siembran pesimismo, que son 8 de cada 10 hombres. Mientras más hagas, más te critican, pero eso demuestra que uno existe, corre el riesgo de ser. Sólo Dios puede hacer lo imposible, pero uno puede hacer siempre lo posible. No te conviertas en otra de esas personas presas de la amargura, que por el miedo al qué dirán congelan el júbilo. Sólo por ser aceptados, pierden la esencia de la vida, hacen lo que otros esperan que hagan. Conviértete en héroe, sólo es cuestión de hacer lo necesario enfrentando las consecuencias.
Haz lo que le haga feliz, algunas veces debemos ser egoístas porque como dice Dolina inevitablemente lo que hace la felicidad de unos promueve la desdicha de otros. Por este motivo se tiran piedras; por la envidia malsana de la felicidad y del éxito ajenos.
Pero también cuando veas que las piedras son en mayor cantidad que tus frutos, debes empezar a cuestionar tus propias certezas.
Decisiva estrategia
En “Un gran chico”, el personaje de Hugh Grant (vale la película) dice “lo sabía, pero no podía sentirlo”. La frase fue el punto de partida de un relato acerca del amor, a cargo de Cintia Arighini.
Era claro que él la amaba. Tan sólo con mirarlo, sus ojos lo gritaban. Ella lo sabía, pero sus miedos se apoderaban de sus propias emociones y no se acercaba lo suficiente para que él se lo demostrara.
Había sufrido mucho en relaciones anteriores y ella no quería sentir de nuevo la decepción… Qué triste suerte la del pibe, él vivió de lejos el rigor del llanto y la melancolía que ella había padecido en dichas relaciones. Por miedo al rechazo no se acercó a consolarla y se quedó con la ilusión de amarrarla entre sus brazos.
Ella, frustrada por sus fracasos amorosos, decidió no volver a enamorarse. Era difícil lograrlo ya que en el corazón no se manda, pero su estrategia era no permitir que alguien se acercara lo suficiente como para empezar a sentir algo; y en tiempos de cortos plazos alejarse antes de sentir para luego desilusionarse. El la amaba, ella lo sabía, pero no podía sentirlo por miedo a luego perderlo.