Por Artemio Corbalán
Un periodista no es un científico, es un relator de la vida con algún rigor y mucha pimienta. Digo un buen periodista.
Un mal periodista, es por lo menos, un burócrata, con la cola como tabla tanto estar sentado y andar sin brújula lejos de los recovecos de las noticias. Sin embargo, a veces, un mal periodista, ve la vida desde su silla le pone pimienta y tira una que otra buena nota.
Por lo demás, por ejemplo, ya no le mintamos a los chicos. Sí es muy importante venir a la Universidad, ir a la Universidad, conocer los claustros, participar de sus enriquecedores debates o enseñanzas en cualquier carrera. Si uno se recibe mucho mejor, pero si no lo mismo. La Universidad es una cantera de ideas, de sueños y utopías y también de otras cosas… ya no tan buenas.
Sí es importante para una persona venir a la Universidad pero no es importante ir a la Universidad para ser periodista. Tendríamos que estar pensando, digo analizando, si no es hora de cerrar las escuelas de periodismo y mandarlos a que aprendan el oficio directamente en el taller de la noticia: la calle, la gente y las salas de redacción.
Por transición que aprendan la sagacidad de este oficio, la sagacidad para calcar la realidad desde tal o cual perspectiva para que por algún lado le duela, lo afecte, lo enganche al lector.
Creo que como Jesús dijo a Pedro “no temas os haré pescador de hombres”, un director de diarios cuando un joven ingresa a los medios debería decirle esas simples palabras: “No temas os haré pescador de lectores”.
Artemio Corbalán