30/6/10

Creencias, menudo asunto

Las creencias condicionan la vida de la gente. Bastante se ha dicho y se puede decir respecto de cuándo son heredadas y cuándo son elegidas. Un niño puede creer en Dios porque así se lo han enseñado y años después creer porque así lo ha decidido.
Hay quienes prefieren culpar a San Expedito en vez de estudiar. O suponer que no tienen novia porque Santa Rita está distraída. O asumir que dormir hasta el mediodía es la receta para conseguir trabajo. O creer que la suerte no existe y explicar desde el rozamiento, los vectores, la resistencia de los materiales y la humedad ambiental por qué una pelota pega en el palo, recorre la línea, da en el otro palo, rebota en la espalda del arquero y no entra.
Creencias. Bromas y no tanto al margen, han sido capaces de grandes obras y grandes mamarrachos. Martin Gannon recuerda que en India, hasta mediados del siglo 19, era frecuente la inmolación de la viuda en la pira en el funeral del marido. La viuda creía que su acto limpiaría a la familia de los pecados de tres generaciones.