Un conductor televisivo -según sus compañeros y él mismo, periodista deportivo- figura en cámara comiéndose un choripan. Al rato le pregunta a un futbolista de la selección argentina con quién duerme o con quién se toca.
"Y bueno, hay que llenar", es el latiguillo con el que justifican los golpes que le dan a la audiencia noteros como Marcelo Benedetto. Es cierto. Los días son largos. También es cierto que cualquier día es largo para quien ha renunciado a pensar y ha decidido que las ocurrencias equivalen a profundas reflexiones y que la gente sólo necesita chatura.