23/6/10

Materias cotidianas

Por Jorge Búfali, estudiante de Periodismo, Fundación Cervantes

Escuela. A veces la extraño, otras no tanto. Sentado en mi verde sillón reaccioné, entendí. La vida siempre fue la misma, y hoy la mía se remonta a mis años en la escuela. La seño, la recuerdo, representando a una madre. Mi madre. Unica, amable pero estricta. El aula, representando la calidez del hogar. Mi casa. La directora, hoy comprendo su labor cuando me zambullo en causas legales, ella representa la autoridad legal. Más allá de mi madre, o mis compañeros. La escuela, lugar donde cada ciencia hoy ocupa un aspecto de mi vida. Sociales: mi apatía. Naturales: la biología extraña de mi cuerpo. La matemática, mi ávido intento por llegar a fin de mes. La música, mi único cable a tierra, y así podría con cada una de ellas que me preparó para cada momento del hoy y los que estén por venir. Hoy mi cuerpo colmado en grasa extraña la dura obligación de la Educación Física, tan odiada a veces. Ya debíamos entender que nuestro cuerpo necesita movimiento.
¿Cómo sabe tanto la escuela? Me regaló muchas sensaciones de fracaso, un cero en ese entonces es quizá el desempleo de una realidad actual. Pero lo superé y la escuela sabe todo, todo lo piensa. Todo lo ha escrito.
Me preparó para cada momento de mi vida por eso hoy me siento y a veces la extraño, otras tantas no.