11/3/13

Condenados
"La justicia del infierno es puramente realista, y se preocupa solo por los resultados", afirma Clives Staples Lewis en Screwtape Letters.
La frase, que ojalá leyeran quienes comentan partidos de fútbol sin verlos, representa la crueldad del exitismo: alguien vale según cómo le vaya, no de acuerdo con la manera en que se preparó.
Otras de las máximas del lacayo del demonio que le enseña al recién llegado cómo hacer caer a la gente en la tentación son bien cercanas:
-La fatiga hace que las mujeres hablen más y que los hombres hablen menos. De esto se puede generar mucho secreto resentimiento, incluso entre amantes.
-No es la fatiga simplemente como tal lo que produce la ira, sino las demandas inesperadas sobre un hombre ya cansado.
-Las supersticiones pueden sembrar cobardía en un hombre: pasará esto, consecuentemente lo otro, que causará A, después B, etc. Si el hombre no se da cuenta de que todo eso es pura superstición, entonces permitirá que todos esos miedos permanezcan vivos y se hagan más fuertes.
-Nos hemos dado maña para que el lenguaje humano sea de aspecto borroso; lo que sería un soborno en la profesión de alguien es una propina o un regalo en la de quien lo ejecuta.
-Siempre tenés que tratar de hacer que el paciente abandone a la gente o la comida o los libros que realmente le gustan, en favor de "la mejor" gente, la comida "buena", los libros "importantes".
-El camino más seguro al infierno es el gradual -la pendiente suave, blanda, sin giros repentinos, sin mojones, sin letreros.
La última de las sugerencias arrima unas palabras de Alejandro Dolina en sus Crónicas del Angel Gris respecto de la eficacia de las tentaciones enmascaradas.
"Creo que hoy -como entonces- los demonios andan cerca. Ya no tienen, para nuestra desgracia, el horrible aspecto que antaño daba una cierta lealtad a su malevolencia. Ahora se nos aparecen amables y sonrientes, cuando no angelicales. 
Es difícil, muy difícil, reconocer al diablo, adivinar de qué modo hemos firmado e imaginar qué clase de infierno nos espera.
Me gustaría pensar que las almas puras alcanzan a percibir unas pálidas señales. Y así como muchos pactan sin saberlo, otros, sin saberlo, no pactan.
El cielo nos proteja de los demonios, de sus empleados, de sus víctimas y de los malvados que viven convencidos de su bondad".