20/3/13

Fulerías
Hay acciones hechas durante una dictadura observables también en democracia. ¡¿Cómo?!
Para explicar desapariciones y muertes de las que nada sabían, cientos de chismosos que abusan de la gratuidad del habla apelaron en la Argentina al "por algo será". Lejos de la prudencia, se hicieron oír aunque nada de certero, inteligente, creativo o piadoso tuvieran para compartir. Como si su lema fuese "difamar es mejor que callar", tomaron la palabra.
En los días de actual democracia, la misma actitud pusieron de manifiesto quienes acusaron sin pruebas al entonces padre Jorge Bergoglio de haber entregado a la tortura en los 1970s a dos sacerdotes. Bajo la premisa de "callar es mejor que reparar", nada pronuncian después de que el propio Francisco Calics, uno de esos curas católicos, negara el hecho.
El mismo día, 20 de marzo de 2013, los diarios informan que el árbitro de fútbol Pablo Lunati está en la mira de la AFIP pues, sospechan, su nivel de vida no condice con sus ingresos. Basta esto para que decenas de lectores lo transformen en un delincuente en los comentarios al pie de las noticias de los periódicos en Internet. Lo linchan sin tocarlo, lo patean desde un teclado, lo escupen tras un monitor... sin saber si es cierto lo que esgrimen.
Las diatribas destruyen sin descanso en dictadura y democracia.