Marta en el avión
Por Martín Bufali
Nervios.
Le salían por todas partes del cuerpo, desde las llagas en la boca hasta el
sarpullido en las piernas.
Marta
preparó su bolso, y en él, pastillas para dormir. De nada servía la promesa a
su hijo recién egresado -en la Franche Comté- de superar el miedo a las
alturas.
La
azafata la observó y consideró que esa mujer no estaba bien, la acompañó a un
asiento de clase alta y le ofreció algo para tomar.
Agarró ese
vaso de whisky como si fuera el último de su vida.
Eran
cuatro: dos de emergencia a bordo, la azafata y un joven, tratando de bajar el
cuerpo del avión y buscando el número de algún familiar que la fuera a buscar.
Cualquiera pensaría en el glamour de un velorio a metros de la Torre Eiffel.