29/7/13

Exámenes
Horrible previa
Eran escasamente las siete y veinte. No había forma de que se hicieran las ocho. Cada repaso que escuchaba lo hacía sospechar que casi todos sabían más. Le empezó a doler la cabeza aunque había dormido bien y los retorcijones lo boxeaban. No recordaba desarreglos en las comidas, ni alguna mala fuerza. Su mirada fulminó a Carlos, compañero caído del catre que le dijo: "Por lo menos esto te hace pensar en otra cosa".
De solo ver a Luis devorar un pebete de milán y queso en seis mordiscos se sintió peor y cayó en la cuenta de la última vez que había vomitado: un domingo a la madrugada, nada que ver con una situación académica.
El reloj le marcó las siete y veintitrés.

Partido al medio
A la punta del capuchón aún le quedaba plástico para mordisquear. La promesa de conservarlo sano se había desvanecido. Por momentos evocó la chaqueta roja de Charly García en una colección de discos de rock nacional de una revista, los días previos al egreso del secundario y trató de acertar los resultados de Boca en las fechas 12 a 16 de los últimos cuatro torneos.
Si no hubiera estudiado nada, habría puesto cruces al tanteo. Si hubiera estudiado lo suficiente, habría respondido confiado y bien. Quedarse a mitad de camino conlleva pérdida de tiempo, máxime si el docente resta puntos por cada error en las preguntas de múltiple opción.