Ante la violencia, la reflexión
Por Elena Faricelli, del Programa Educativo de Adultos Mayores
Tristeza, dolor, impotencia... sentimientos que afloraron en mí el
pasado día lunes cuando desde el noticiero local enfocaban imágenes de
destrucción en nuestra querida Universidad Nacional que con tanto
esfuerzo se pudo construir.
Aún recuerdo cuando mis hijos asistían a
esa casa de estudios, y, justo en el lugar donde estudiaban, Facultad de
Agronomía y Veterinaria, pude ver ¡cantidades inconmensurables de huevos
rotos ensuciando toda la fachada, vidrios rotos! ¡Hasta una estudiante
con heridas!
Me cabe una pregunta: ¿es democracia dejar que
impunemente personas invadan un lugar de estudio? ¿Era necesario esperar
a que transcurrieran tantas horas sin ser sacados? Hasta un asado se
hicieron! Parece una burla que nadie haya impedido semejante vandalismo.
Pienso
que ya entre los límites entre "templo del saber" de otrora y el "dejar
hacer" de ahora debería haber un término medio para que se cuidara y se
respetaran los lugares a los que las personas van a aprender.
Se
puede ver en la actualidad pequeños precedentes de "dejar hacer" en las
irrupciones en las aulas de personas, cualesquiera que sean, en el
predio de la Universidad para vender, ofrecer servicios, hacer
propagandas etc. en las cuales tanto profesores como alumnos deben
atender dejando sus temas pertinentes para escuchar a todos porque
estamos en "democracia" y no se debe "excluir" a nadie.
Opino que la
conducta y la actitud mental que predisponen favorablemente para
realizar la actividad universitaria, son una cuestión central para la
convivencia.
Creo que debiéramos reveer los conceptos de inclusión,
exclusión, represión, democracia, disciplina y autoridad y debatirlos
como sociedad para darnos cuenta del valor del tiempo de aprendizaje,
del valor de poseer una Universidad totalmente gratuita y abierta a
todos.
Ojalá podamos dar a nuestra casa de altos estudios el espacio que se merece, como resistencia al mercado que se apropia de todo.