28/9/16

Infladores profesionales
"Lo que realmente ha mejorado hoy es la capacidad de inflar tecnologías que probablemente no aporten demasiado", dijo Robert Post, presidente de la Sociedad para la Historia de la Tecnología. Transcurría 1997 cuando esta expresión fue publicada por Clarín en una columna de Steve Loht titulada "Para progresos, el siglo XIX".
Se podría reemplazar tecnologías por otros sustantivos tales como acciones, anuncios, gestiones, promesas, y la frase conservaría sentido.
Loth distingue avances y mejoras. Sostiene que "hay una diferencia real entre lo que el negocio de la computación llama 'upgrade' -una mejora suficiente como para tratar de vender una nueva versión del mismo producto- y un auténtico avance tecnológico. La máquina de vapor, el automóvil, el teléfono y el microchip fueron avances. Una computadora personal más veloz o un nuevo browser para Internet es sólo una mejora".
Al margen de las divergencias que la posición pueda suscitar, viene bien para reflexionar más allá de las tecnologías. ¿Avanza o mejora el fútbol? ¿La música? ¿La alimentación? ¿La educación?
Disidencias al margen, debe haber pocas dudas de que los cuatro campos son víctimas de infladores profesionales, especialistas en convencer de que la ignorancia, bien vestida, es virtud.