28/11/18


Dudas y complejo de inferioridad 
Queda escrito
El docente pidió miradas a favor y en contra de la duda y el complejo de inferioridad, dos de los artículos comercializados por el personaje central del cuento “Satanás vende objetos usados”. Esto elaboraron Pedro Zabalo y Victoria Zuza, estudiantes de cuarto año del Colegio San Ignacio, a quienes se les pidió que aplicaran conceptos sociológicos.

Poder sacar de contexto y aislar el uso que se les da a estas palabras, en esta sociedad y cultura es complicado. La duda puede ser beneficiosa al momento de tomar una decisión riesgosa que podría poner en peligro la vida, también podemos relacionar la duda con el hecho de tener curiosidad sobre algún tema lo cual beneficiaría tu conocimiento si investigaras sobre el tema no sabido.
Aun es más complicado poder encontrar un lado positivo al complejo de inferioridad. El complejo de inferioridad se puede utilizar de una manera buena cuando estamos en una situación de discrepancia con alguien con un status superior al de uno.
Por otro lado podemos decir que estas son claramente las herramientas personales de Satanás, ya que estas generan principalmente cosas negativas en la gente. Las dudas principalmente hacen que la persona no pueda llevar a cabo alguna actividad ya que la inhiben, como por ejemplo cuando una persona duda sobre la confianza que tiene con su pareja y esta se va gastando hasta separarse; también cuando alguien le genera una duda a otra persona, tal como un rumor sobre su mejor amigo, esto puede llegar a la ruptura de esta relación amistosa. También el complejo de inferioridad nos afecta al igual que la duda o generando la sensación de duda, ya que genera esta sensación de que algo falta o algo no está bien en uno mismo como para encajar en el lugar que quiere. Por ejemplo, podemos decir que cuando nos sentimos discriminados por alguien o agredidos por alguna condición física o sentimental esto llega a ser un detonante para que la persona sienta esa sensación de duda en sí mismo o sensación de inferioridad. También otro momento donde claramente se puede ver utilizada esta herramienta de Satanás es en las diferentes clases sociales que determinan una brecha que en realidad no tendría que existir ya que no por tener más cosas que otro hay que sentirse superior. Y por último podemos decir que cuando se discrimina desde un status superior a una persona con un estatus menor esta persona se puede sentir frustrada o desganada de seguir con su trabajo, lo cual sería demasiado grave.

27/11/18


Partidos en el aula
En la clase de Sociology había que pensar si la desalineación partidaria era saludable para la democracia y justificar la respuesta. Esto produjeron Delfina Martini y Santiago Lerda.

Pensamos que la desalineación partidaria no es saludable para la democracia, aunque es necesaria. Los principales valores que se supone siga la democracia son independencia, igualdad, libertad de elección, de discurso y de participación política. Los valores seguidos por el partidismo, en cambio, consisten principalmente en lealtad ciega, intereses personales, extremismo, entre otros. Estos valores establecen desafíos al funcionamiento democrático. Usualmente, los partidos políticos son vistos como divisores, corruptos y en busca de su propio interés. Esta es la razón por la que la alineación partidaria puede ser considerada perjudicial para una democracia justa y pacífica.
Por otro lado, los diferentes partidos políticos le permiten a la gente elegir sobre la base de sus opiniones y gustos, por ejemplo, quién desean que esté a cargo del país. La alineación partidaria posibilita al pueblo sentirse comprometido con algo o alguien. Considerando este punto de vista, diríamos que no es exactamente saludable, en la medida en que crea competencia y rivalidad, pero es necesaria para una democracia.


Respecto de si la alineación partidaria obligatoria es democrática, esto escribieron los alumnos de cuarto año del Colegio San Ignacio.

Pensamos que no es democrática. Porque la democracia significa libertad e independencia, y si la alineación partidaria es compulsiva estará en contra de los principales valores de una democracia. En cambio, sería una clase de dictadura, en la que la gente está obligada a ser parte del partido político que el gobierno quiera, y cualquier tipo de oposición es perseguido.
Ejemplos de alineación partidaria obligatoria podrían ser la Rusia stalinista, la Alemania nazi, entre otros.

20/11/18

Adrián Ramírez se confiesa con su amiga Julieta García

Al ir de la ferretería al correo, tomo algún colectivo que me deje en la estación y bajo al subte, que me deja a tres cuadras.
Los miércoles, con mucha suerte, coincido en un vagón con la secretaria de un jefe de otra sección. Casi nunca podemos siquiera estar cerca ya que ella lo toma antes. Cuando la veo -y no te imaginás cómo miro- sí caminamos juntos hasta el correo.
Las charlas en esos tres minutos y en los siete que toma el regreso no van más allá de avatares del día. Cómo te fue, qué tal los pedidos, cuántas canas te salieron hoy, cuántos sapos te comerás mañana, etcétera.
La chica es linda, su nombre es Patricia. Decir que es flaca es poco ilustrativo; afirmar que su estatura es cercana a 1.72 y su peso no ha de superar los 52 kilos es más preciso. Su pelo es lacio, castaño oscuro. 
Como yo soy de callar y ella es de hablar, me considera un interlocutor agradable. Un día, al bajar del tren, Patricia explicitó que era un gusto charlar conmigo. Nada nuevo hasta acá. Ya la pobre Ana -pobre ya que mi terquedad me hizo tirar tres lances, todos respondidos negativamente- sostenía que yo tenía capacidad de escuchar.
Días después, aceptó mi solicitud de amistad en Facebook. Alguna que otra vez le pregunté qué tal le había ido y le sugerí tomarse con calma reuniones de secretarios, basado en mis horas de malasangre por no hacerlo cuando nos reuníamos en mi sección.
Seguimos viéndonos ratitos rumbo al correo y a la estación.
El miércoles, se ve que el diálogo en el subte estuvo interesante pues, al bajar, nos quedamos un ratito más, como si ninguno estuviera apurado.
No me costó prestar atención a su discurso al tiempo que admiraba sus bellos labios, minutos después de enterarme que, contrario a mi estimación de 26 años, me dijo que tiene 32.
El jueves, le escribí que sería lindo charlar algo más que diez minutos. Respuesta: palabras, más palabras y "algún día podemos hablar".
El viernes, la invité a que algún día fuera uno de los tres del fin de semana largo.
La rápida contestación de Patricia fue que, en este momento, charlar conmigo podría comprometerla.
Acto seguido, mis disculpas, aceptadas. Es que yo no tenía idea de que ella estaba saliendo con alguien; su muro de Face no lo informa y en sus fotos el único hombre que aparece es el cuñado.
Como obsesivo que soy, el viernes durante el almuerzo releí el diálogo mantenido en el messenger y, sin darme cuenta, le di un pulgar hacia abajo a mis disculpas. La huella de mi lucha perdida con el teclado del celular tuvo una segunda parte a la noche. Otra vez leía las idas y vueltas de la invitación al café cuando, de pronto, saco el celular y veo en la pantalla que la estaba llamando.
Nuevas disculpas, ahora por este llamado que, le aseguré con sinceridad, se debía a un toque involuntario en el celular.
Desde ya, el resultado no me gustó, sí me dejó tranquilo haber enfrentado mi timidez y haberle puesto fecha al intento, tras mujeres y años perdidos en mis propias dilaciones sintetizadas por la expresión "algún día".

19/11/18

Exagerada nota futbolera
Mientras remarcan que no es vida o muerte lo que definen River y Boca este sábado 24, gran parte de los programas de fútbol argentino hablan de la final de la Copa Libertadores. Lo hacen desde el 1 de noviembre, cuando xeneizes ganaron el derecho de medirse con millonarios, tras que ambos superasen a Palmeiras y Gremio, respectivamente. La cadena Fox afirma que será "la final del mundo", en tanto TyC -acaso por no tener derechos de televisación- elude rótulos excesivos aunque dedica más de una hora y media de cada dos de fútbol a la confrontación.
¿Cuánto se convencería un adolescente, por ejemplo, de beber con moderación si las publicidades le mostraran cerveza a la par de situaciones muy apetecibles?
¿Cuánto confiaría alguien que a su amigo le importa poco la comida si lo escuchase monotemático a cualquier hora?
En el negocio de la desmesura, los medios de comunicación enfocados en el fútbol tienen clarísimo que su audiencia está compuesta por fanáticos y que moderar la frecuencia y el tono de los mensajes puede esperar.
Comprensible desde la faz comercial y comunicativa por cuanto es mucho más fácil desde los medios confirmar que cambiar actitudes, el criterio replica otra vieja práctica televisiva ligada al fútbol: hablar mal de las barras bravas a las que se muestra en primer plano para graficar el colorido en los estadios.
En consonancia, periodistas destacados en los clubes se rotulan "soldados de" este o aquel entrenador. ¿Para combatir en qué guerra?
De acuerdo, es una figura retórica y el fútbol se nutre de ellas. Pero cuidado, algunos platos hacen mal.

8/11/18

Textos que suenan familiares
Por Sabina López, a partir de frases clásicas del cancionero argentino


Conciencia

Esas motos que van a mil solo el viento te harán sentir”, leí en un paredón hace un tiempo y entendí cuántas cosas hicimos mal. Desintegremos la metáfora, el sentido figurado, representando la frase lo más real y cotidiano posible. Como en matemáticas busquemos equivalentes motos con acciones o pensamientos, viento con el hecho o transición de esas acciones a realizadas, y por último sentir con notar o con ser consciente de lo que hacemos. Ahora y con eso podemos decir que la metáfora quedó en el pasado dejando ver lo costumbrista, rutinaria y automática que suele ser la vida. Somos animales racionales, pero dejamos toda esa racionalidad en los hábitos sistemáticos como caminar, bañarse, comer, ya no son cosas que se disfrutan segundo a segundo, solo se hacen por la necesidad y entre el apuro del día a día algunos ni nos acordamos si lo hicimos o no. Alguien hace un tiempo me enseñó a respirar consciente, a sentir cómo ingresa el aire a mi cuerpo y a eliminarlo con la misma atención, poder notar lo tranquilizante que es parar 5 minutos aunque sea a respirar, sí, respirar voluntariamente y viendo como nuestro abdomen se hincha de tranquilidad y exhalamos todo el apuro del día. Por esto y por todo lo que dejamos en la cotidianeidad creo que todo animal racional debería ser un poco más calmo a veces, siendo consciente del aquí y el ahora, que al fin y al cabo es lo único que tenemos.  


Sensación
Esas motos que van a mil solo el viento te harán sentir”, pensaba mientras veía cómo mi hijo Juan Pablo observaba maravillado un tropel de ellas pasar bordeando el tren. La ilusión de poder subirse a una moto y acelerar por las calles, de sentir más de lo que se puede desde el asiento de un tren. La admiración sobre los conductores y el deseo de ser uno de ellos me daba esperanzas. Creo que no los veía por la velocidad o por la adrenalina, atesoraba la posibilidad de ver todo desde otro punto. En algún punto lo entendía, hace seis años que viaja del colegio a casa en el mismo lugar. Seis años de mirar por la misma ventanilla, las mismas hojas de los mismos árboles que ya pasaron por todas las estaciones en un mismo lugar, lugar que se volvió figurita repetida y cansó a mi hijo. Hasta que un día lo hice, compré una moto, yo al trabajo y él al colegio todos los días. Íbamos demasiado bien como para no asombrarnos de la falta de caprichos de Juan. Sabía que le tenía que enseñar a manejar, con casi 16 años estaba rozando la independencia. Le enseñé, costó, tomó la responsabilidad. Pero una mañana camino al colegio por el bordecito de las vías algo cambió. En su camino apareció un nuevo árbol, claro hace 4 o 5 años que no costeábamos las vías. Primera ausencia en todo este tiempo, primer viaje solo y juro que todo comenzó igual. Esas motos que van a mil solo el viento te harán sentir, nada más.


Junio
Chau Cachito, chau, vas a ser el campeón” esa frase, ese comentario retumba en mi mente como los redoblantes argentinos en el 86, desde aquel día. Hace unos meses vagaba por las calles de Reducción buscando un lugar donde parar, una situación que le de sentido a mi vida, pero en cambio encontré una foto enmarcada. Nada cautivador, podrán decir. Se me hacía tan particular cada centímetro de este hallazgo. Tres hombres, dos mujeres y un bebé parados en el medio de la calle, vestidos muy elegantes y elevando sus manos tan alto como podían. En frente de ellos un hombre que caminaba firme dándole la espalda a ese público tan conmovido. Barrio humilde, casas un poco deterioradas, gente por las ventanas, sol naciente y árboles. Qué bello retrato, qué hermoso se sentía ese momento a pesar de no haber estado ahí. Sabía que estaba formado de sentimiento puro, se podía notar en los gestos inertes de hace ya un tiempo. Luego de un rato de admirar incesantemente la escena encontré una fecha 28 de junio, casi al final de la hoja como si estuviera pintada con esos delicados trazos que solían acompañar las invitaciones más formales. Detrás, a contraluz, un escrito que entre gotas y tachones decía: “Cachito, Argentina ganó, somos campeones del mundo, seguro sonreís tanto como ayer, me dijiste que íbamos a festejar como nunca, contaste las anécdotas de siempre, tomaste tu vino y comiste como si no hubiera mañana. Gracias por enseñarme tanto y por transmitirme esa pasión por la redonda. Sos mi campeón”, firma tu hijo 29 de junio. Tan dulces como rebuscadas las frases de alguien muy conmovido, que dejaba inmortalizada cada palabra junto a una lágrima. Pero había algo raro acá, todo terminaba sonándome muy familiar. Casi igual al 29 de junio pasado. Tanto que estaba a punto de escuchar a mi padre gritando en medio de la calle “chau Cachito, chau, vas a ser el campeón”.

5/11/18

¿Y después?
"Mandá timba al 2020", "0800 chisme", "Elfondodeltarro.com" son potenciales nombres de sitios y líneas telefónicas representativas de varios programas de radio y televisión.
Así como a los bebés se les hace el juego de la cuchara- avioncito para que tomen remedios, a emisiones vacías de contenido se las arropa con voces dulces, sugerentes, moduladas. Es un recurso y se entiende: la radio es un medio que llega a través del sonido, básicamente, al margen de agregados visuales como las transmisiones en vivo por Facebook u otro canal. Además, en una cultura que se lleva mal con el silencio, un fondo agradable, que no sea disruptivo de una labor, cotiza alto por vano que sea lo que se dice. En efecto, locutores calificados son capaces de hacer sonar bien hasta la letra chica de un contrato de telefonía celular. La forma, lograda, suele imponerse al contenido.
¿Qué pasa cuando el esquema va al aula? Una maestra y un profesor acaso llenen el tiempo de clase sin aburrir... ni enseñar.
¿Cuál docente prefiere un padre para su hijo? ¿Al que le habla de la división con dulce voz sin conseguir que el niño entienda o a uno que suena sin brillo pero consigue enseñarle a dividir?
Julieta García recordaba a un profesor de Pedagogía del que tiene presentes muchas anécdotas sabrosamente contadas y ricos mates amargos, si bien admite que casi todo lo que incorporó de la materia fue gracias a su ayudante de cátedra, la silenciosa Sofía en la que casi nadie se fijaba.
Adrián Ramírez no olvida que más de un profe-piola lo instó a "prenderle velas a San Google y quemar la memoria", mientras otro le explicaba con fundamentos neurobiológicos la importancia de intentar la recordación de nombres, fechas, lugares, diálogos, formaciones, horarios, teléfonos, etc. Al rato, se acordó de "La sociedad de los trabajos difíciles", texto a cuyo través Alejandro Dolina realza el valor del esfuerzo, del empeño, del interés en aquello que no paga con la celeridad de una expendedora de café.
Con la excusa de hablar de esto -le importaba acercarse a ver si se ponían de novios- fue que Adrián invitó a Julieta a hacer el deber de Radio 1.
La profesora Noemí Sanguinetti les había pedido analogías entre la radio y la educación.
Quedaron en que un profesor que desprecia el uso de la memoria dado que existe Google equivale a un locutor de radio que desestima el ejercicio físico a partir de la invención del auto, el colectivo y la moto.
Que un docente que hace pasar rápido el tiempo de clase a fuerza de un discurso ameno desligado de la materia está cerca de quien entretiene con flores artificiales, sin cultivo.



1/11/18

El peso de los diagnósticos
¿Cuántas veces trataste de sacar a bailar a alguien sospechando que no aceptarían tu invitación?
¿Cuántas de esas veces bailaste?
Por cierto, desear mucho o prepararse de la mejor manera no garantiza el cumplimiento de un objetivo; lo sabe quien no puede pagar la obra social de su familia y el que mira sin creer que la gerencia fue para el más desfachatado, no para el más honesto e inteligente.
Sin embargo, es útil pensar cómo cada quien se perfila ante el futuro en función de los antecedentes.
El diario Marca publica una anécdota de Unai Emery, entrenador de fútbol, de sus tiempos de futbolista del Toledo. Días antes de jugar contra Elche, formación a la que diagnosticaba superior, en su boleta de quiniela (el prode español) marcó que Toledo perdería.
La mujer que le recibe la boleta le pregunta cómo podía afrontar un partido si de antemano asumía que se iría derrotado. "Ese fue el comienzo de un proceso de aprendizaje que cambió mi mente", afirmó Emery.
Vaya tema el de cómo se relaciona lo que ha sido con lo que puede ser. Desde ya, esto influye en múltiples órdenes de la vida.
Con leyes a su favor, algunos jueces asumen que el historial criminal de alguien no significa que seguirá por esa senda, con lo cual determinan la libertad hoy y abonan el camino para una tragedia mañana.
Alumnos que asumen que los docentes universitarios libretean (miran las notas previas y ponen una similar) relajan su preparación si sus primeros exámenes finales son calificados con diez.
Más de uno abandona el gimnasio al creer que aquello que no se logra las semanas iniciales, jamás habrá de lograrse.
Un ejemplo famoso de una forma práctica de ligar diagnóstico y futuro es el de la extenista Martina Navratilova.
En la edición de la revista El Gráfico del 3 de abril de 1984 se lee que, tras observarla entrenar y verla perder 6-0 y 6-0 ante Chris Evert Lloyd la final de Amelia Island en 1981, Nancy Lieberman sacó conclusiones claras y aplicó cambios. Así lo cuenta: "El entrenamiento era pobre e insuficiente. Si alguna parte del juego de Martina era débil, todo su tenis se venía abajo. Cuando mejor condición tiene uno, más fuerte se está mentalmente". El periodista Alberto Oliva detalla que "a partir de allí comenzó un programa de preparación severísimo (tres horas de tenis por día, en lugar de una y media, más dos de gimnasia con pesas en la Universidad Metodista del Sur y entre 3 y 5 km. de trote) que junto con la dieta y la técnica de Mike Step pusieron a Martina en el mejor estado físico que jamás haya tenido: perfectos 70 kilos para su 1,69 metros de altura y 8,8% de tejido adiposo, mientras que lo normal es entre 12% y 14%".
La propia Navratilova suma su testimonio relativo al tránsito de una estupenda jugadora a ser la mejor, lejos: "A veces tenía miedo de echar todo a perder, cuántas veces no me podía controlar, se me desbarataba el juego y salía de la cancha tirando la raqueta y llorando. Ahora controlo las emociones mucho mejor. Todavía me comen por dentro, pero ya no tiro más la raqueta".
La lista de maneras de obrar ante los diagnósticos puede extenderse hasta el infinito. Hay quienes los rechazan, están los que pacíficamente los aceptan y trabajan duro para revertirlos y están los que se rinden.

PD: no se aceptan reclamos si Jennifer Aniston te dice que no. O si Brad Pitt considera que tu llamado es una desubicación. O si te morís haciendo cross fit aunque te habían dicho que fueras muy de a poco.