29/6/09

Ajenos buscando

Ajenos
Cada día rutinariamente los vecinos se saludaban sin más que eso. No sabían de sus intereses, motivaciones ni vida de cada quien.Hasta que llegó el andamiaje para edificar una gran fábrica de muebles en el barrio.Ello los motivó a aliarse intercambiando palabras, juntando firmas, reuniéndose a menudo para evitar la posible concreción del proyecto. El problema común alejó el fantasma de la incomunicación.

Buscando
Juan era inquieto intelectualmente. Se levantaba viendo qué podía aprender ese día. Religiosamente leía todos los diarios, veía noticias, asistía a simposios, conferencias y clases de filosofía que le llenaban su vida.Solicitaba programas para estar actualizado en lo último de software, psicología, sociología.Pero no se quedaba allí. En su espíritu inquieto buscaba… paz, el milagro de tener esa paz interior que no lograba consolidar. Esa ambigüedad hacía de él una persona taciturna. Un ser humano que a la vista de otros era considerado “raro”.

Autora de ambos textos: Elena Faricelli, alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores de la Universidad Nacional de Río Cuarto.

"Y bueno, será así..."

“Y bueno, será así…”
El maestro les dijo a los alumnos: “A veces hay que ser un poquito loco para que las cosas salgan”. Ellos le pidieron un ejemplo.
“Miren, si les contara uno o dos les estaría restando una o dos posibilidades para el ejercicio que tienen que tener listo para dentro de cinco minutos. Sé que el pedido (20 renglones) es de tal magnitud que lo razonable sería que me insultasen, pero justamente lo mejor que pueden hacer es ser un poquito locos y no insultar. Antes bien, sean un poquito locos y escriban.
Julieta pensó entregar en blanco. Era lógico ante lo que consideraba un pedido alocado. La frenaba saber que esa nota era determinante para aprobar el cuatrimestre.

Pasatiempo
Un domingo empezó a buscar la formación ideal de Boca. Hizo unas cuantas tachaduras, como que se trataba de buenos jugadores, claro que en su peor etapa, la cual llevaba un tiempo largo a esas alturas de la impaciencia y el exitismo.
Cambió de pasatiempo cuando empezaba a agujerear la hoja y los insultos empezaban a oírse desde el piso de arriba.

Antonio, enojado
El licenciado Antonio pidió la palabra y lanzó uno de los exabruptos que ponía la asamblea en la frontera con el sainete.
Algunos dudaban acerca de dejarlo hablar; sabido era que decía banalidades cuando estaba con la buena y que insultaba las demás veces.
El miércoles, sin ir más lejos, García resolvió dejarlo hablar y Antonio compartió estas expresiones: “Si la pava hierve y el pavo está frío, ¿con quién tendrá pavitos esta pobre animalita?”. Y cambiando de tema, compañero García, le quiero decir que es usted un estúpido, por no decir lo que realmente pienso pues hay damas, por llamarlas de alguna manera, en este local.
La reunión terminó con una silbatina contra Antonio, que mantuvo su contenido enojo hasta que un escupitajo lo llevó a romper su camisa simulando descontroladas ganas de pelear, a sabiendas de que un vallado policial lo separaba de sus enemigos.

22/6/09

Lentes de aumento

Lentes de aumento
"Hacela, hacela, hacela". La expresión lo llevaba al personaje de Favio Posca en "El dedo en la llaga". No la aplicaba, como él, para pedir cigarrillos. La tenía escrita para acordarse de lo que tenía que poner en práctica.
El maldito Iván Noble lo llevaba a la nostalgia con canciones como "Vuelve Peluca" y "No retiro lo dicho".
"Hacela, hacela, hacela" volvió a escribir cuando escuchó "Cada cual carga sus cruces como puede". Creía conocer su diagnóstico y sentía que era difícil cambiarlo. Levantó su ánimo distinguir entre las situaciones y la forma en que las percibía.

Desempate
-11 y 35.
-'Tá bien, gracias.
Salió como para la cocina. Raro que no haya llevado el termo.
Son las 14.15 y no ha vuelto.
Lo fue a buscar García, uno de sus cargosos entrevistados. Lo encontró en el comedor de la productora.
-¿Todo bien, compañero?
-'Tá todo bien.
Por suerte no sabía mentir. Para su desdicha, apenas si contó su problema. Por suerte, García entendió el resto. Para su desdicha, resolverlo era tan posible como un triunfo del Partido Obrero.
Por suerte, ese día terminó sus cavilaciones con un argumento positivo.

12/6/09

Agujas de la vida

Agujas de la vida
Al rato se hicieron las seis. Ninguno de los cuatro había quedado. Dos se fueron por el acceso sur. Otro tomó rumbo al norte. El otro, al camarín. La obra bajaba de cartel, la discordia no.
Al rato se hicieron las seis. La última materia seguía pendiente. Las tijeras no cortaron el pelo y los choripanes fueron a parar al comedor comunitario a tres cuadras.
Al rato se hicieron las seis. El colectivo llegó y empezó a caer el telón a un unipersonal de la ilusión, eufemismo de amor no correspondido.
Al rato se hicieron las seis. La prueba terminó y los abrazos silenciosos entre familiares son la discreta e irrefrenable alegría en el pasillo de la clínica.
Al rato se hicieron las seis. El noticiero tituló “Pibe chorro mata a turista” mientras el grafiti sigue diciendo “Ningún pibe nace chorro”.
Al rato se hicieron las seis. Ella fue a la casa de su novio. Otra vez no estaba.
Al rato se hicieron las seis. El fue a la casa de su novia. Otra vez no estaba.
Al rato se hicieron las seis. Los dos desconfiaron.
Varias veces más se hicieron las seis. Se casaron. Se celaron. Se engañaron. Los velaron.

Obra
“Tomalo con calma”, le sugirió Antonio a Enrique. “No dejes que te afecte”, agregó. Enrique sabía que Antonio tenía muy claro el panorama de las voluntades dispares como que era padre de tres hijos que casi nunca sentían por el estudio la responsabilidad que él les inculcaba.
También sabía que Antonio se repetía las frases porque muchas veces no se las creía. Aun así le daba crédito a la estrategia a la luz de lo que era Antonio antes de ese tipo de recordatorios.
El problema de Enrique eran las situaciones nuevas. Una vez que había aprendido a lidiar con lo de siempre aparecía un cambio que vaya si lo afectaba.
La memoria le sirvió para recordar un sabio dicho adolescente: “La mitad de los problemas que sufrimos, los sufrimos por nuestra propia decisión”. Ahora tiene otra herramienta para cincelarse días felices.

Algunos días

Vacaciones soñadas
Y los días pasaron. Fue cuestión de olvidar sueños que no habrían de cumplirse y de asumir que había alrededores desconocidos.
Hubo que cambiar el rumbo. Como al cabo de cualquier viaje, descansar fue una necesidad. Dormir sí, quedarse dormido no.
Se impuso pensar en lo que vendría sin urgencia ni pereza, lo que requiere un equilibrio ideal -¿con i de imposible?
Finalmente, empezaron las vacaciones en el río después de un día en la laguna y de varios meses planeando el viaje al mar.

Final timbrado
Cuatro veces fueron a la puerta con la misma cantinela.
Cuatro veces se quedaron sin respuesta.
Un censo no puede empezar a las 8 de la mañana.
Y los siguientes intentos no corresponden a la hora de la siesta.

Autodidacta
“De cada partido quedan enseñanzas”, escribió en la hoja de lo que tendría que asumir.
“No siempre aplico las enseñanzas”, en la hoja de lo que asumía a su pesar.
“Tengo que saber que no todo es quiero o no quiero”, en la hoja de lo que a su ánimo le convenía asimilar.
“No toda mentira es mala”, en la hoja de lo que requería ser un buen jugador de truco.

9/6/09

Felicidades, estudiante

Variables
“¡Maldita vieja!”, masculló Julieta antes de resignarse a hacer el trabajo relativo a felicidad y aspectos culturales.
Pasó el fin de semana odiando a la profesora y siguió haciéndolo hasta el lunes a la noche, cuando al odio le tuvo que agregar pensamientos para entregar el práctico al día siguiente.
Tenía que aplicar lo que a su juicio eran derivaciones del etnocentrismo y el relativismo ligadas a la felicidad. Debía considerar situaciones en el plano político y en el familiar. Otro concepto a incluir en el texto era conocimiento.
Arañó un 7 después de que la profesora leyera esto:

Supongamos que nunca me entero de que existe la película “Los Fabulosos Baker Boys”. Si desconozco lo que me pierdo, jamás lamentaré no verla. En este caso, podría decir que la ignorancia ayuda a mi felicidad. La misma idea cabe para la mayor parte de especímenes que aparecen en los programas de televisión. Si tengo dos dedos de frente, los veo y me dan alergia; si vivo como si la reflexión fuera pecado mortal, capaz que me gusten y entonces me ahorre mala sangre.
Los ejemplos se me caen cuando me acuerdo de “La casa de Asterión”, cuento de Borges cuyo protagonista admite que no aprendió a leer y que entonces a menudo siente que “las noches y los días son largos”. Sus distracciones están a tono: “Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado”.
Un poco se me ata la rama con la hipótesis de la feliz ignorancia cuando pienso en esto:
Un hijo vive contento junto a su padre, que apenas lo atiende. Ni calzado le da. Tampoco lo manda al colegio. Todos en el vecindario proceden así. El muchacho, sin chance de comparar, cree que el suyo y los demás son buenos padres. Maldice el día en que un pibe de otro barrio llega con zapatos, carpeta y guardapolvo. Se entera de que existen modos de proteger los pies y de alimentar la vista y la cabeza. Se entristece mucho porque siente que su padre no cambiará.
Es cierto que el chico sufre un bajón anímico provocado por el conocimiento. Tan cierto como que gracias al conocimiento tiene la posibilidad de cambiar y cortar la cadena de paternidades desacertadas. Podríamos resumir el panorama de este modo: “Sufrí hoy vos para que otros no sufran por tus tonterías mañana”. La conclusión no lo convence al chico de la historia. Al fin y al cabo, su padre no era un modelo de generosidad. Decide entonces que el día de mañana será igual a su padre. Una pena doble: para la sociedad, por las consecuencias; para él, porque tuvo en sus manos el conocimiento, es decir, la alternativa de tomar una buena decisión, pese a lo cual eligió mal.
Listo: Ya desaté la rama. Desde el momento en que uno sabe, es responsable de sus actos. Tenía razón el libro de Etica de Cristina Suárez y Carlos Bría.
¡Será posible! Se me ató de nuevo la rama. ¿Tiene sentido darle conocimiento a un chico que está mal rodeado? ¿Tiene sentido hablarle de los deberes de los padres a un chico cuyos padres son desastrosos? ¿No es esto poner el dedo en la llaga? Se me ocurre que sí. Pero también se me ocurre que si el chico nunca se entera de que lo que le hacen está mal, lo más probable es que lo repita. Será cuestión, entonces, de darle no sólo conocimiento sino apoyo anímico para que no se caiga en el camino hacia el cambio. Obvio que no es fácil. Bien sé lo que cuesta cambiar inercias. Pero vale la pena.
Después de todo, es como decirle que puede matar a alguien al tipo que festeja año nuevo metiendo tiros al aire. Por un lado, le estamos sacando una forma de diversión. Por otro lado, y esto es muchísimo más importante, lo estamos ayudando a vivir sin causar muertes.

Gobiernos
Ya que el práctico lo pide, pasemos a los gobiernos. Resulta mucho más cómodo ejercer el poder partiendo de la base de que la ignorancia es afín a la felicidad. “Hagamos que la gente sepa poco, de modo que no advierta aquello de lo que la privamos; si la gente es feliz con nada o casi nada, con que hagamos nada o casi nada ya seremos un buen gobierno”. Comprendo esta lógica, claro que no me resulta respetable.
Sí me merecen respeto los gobiernos que siembran saber porque al hacerlo construyen una ciudadanía conciente y eso, en definitiva, es formar un pueblo exigente que ayuda a trazar un círculo virtuoso.
Respecto del etnocentrismo y el relativismo es mucho lo que se puede decir -de este modo empezaba Julieta los párrafos en los que estaba insegura-. A grandes rasgos, un etnocéntrico es cualquiera que toma su posición como punto de vista universal. Ejemplo: si veo un programa humorístico de Estados Unidos y porque no me gusta digo que es pura basura, soy una etnocéntrica de aquéllas. Si escucho maullar a quien se dice cantante y lo califico como “un artista que tiene una forma de cantar distinta”, soy una maldita relativista y cobarde porque me refugio en que lo otro es diferente en vez de decir que es una porquería.
Si tuviera que pensar en gobiernos etnocéntricos, tomaría como ejemplos algunos que le eligen la calidad de vida a la gente como si ellos fueran los dueños de la verdad. “Como ustedes son incapaces de quitarse de encima a este tirano, vamos a intervenir nosotros. Si el costo es dejarles el país destruido por décadas, no importa. Si el costo es que les matemos guerrilleros, civiles y todo lo que tenga un aspecto que a nosotros no nos guste, tampoco importa”.
Esto me causa desagrado. Y el relativismo también. Me imagino que el relativismo haría a un gobierno decir “Mirá a ese padre que le patea la cabeza al hijo, qué forma diferente a la mía tiene de educarlo” en vez de tomar las medidas legales correspondientes con ese hombre.

Familia
Acá, si no entiendo mal, la cosa es más llana. Cuando somos chicos, nuestros padres ejercen el etnocentrismo y nosotros lo aceptamos: nos dicen qué es lo mejor para nosotros y nos toman las decisiones. Cuando somos adolescentes, nos gusta menos esta modalidad de gobierno sobre nosotros.
Ni hablar cuando nos enamoramos. Cuando esto pasa, una madre etnocéntrica a la que no le gusta nuestro novio es una madre odiable. En ese momento daríamos nuestro reino por una madre relativista, tipo “Y bueno, si a la nena le gusta...”.
Por supuesto que, en lo inmediato, a un padre o madre de adolescentes o jóvenes les conviene jugar el rol de relativistas, ese que no generará rechazo entre sus hijos. El tema pasa por determinar qué implica ser padre: ¿se es padre para que el hijo sonría o se es padre para darle lo mejor aun a riesgo de malos ratos? Me acuerdo de la Madre Teresa de Calculta, quien decía algo así como “hay que amar hasta que duela”. Y creo que un padre con el sí fácil no siente dolor por amar; en todo caso algún día sentirá el dolor que deriva de la culpa por haber obrado desde lo más cómodo, que no siempre es lo mejor.

Culturas
¿Está bien respetar las autonomías si en su nombre se violan derechos humanos? Desde ya que es una pregunta que se han hecho unos cuantos. Y la respuesta es que existen derechos a respetar aquí, en Indonesia y en la Antártida.
O sea: un país que decide matar a piedrazos a una mujer que comete adulterio no merece que se le dé vía libre en nombre del respeto a la diferencia pues hacerlo es lisa y llanamente cruzarse de brazos ante una violación de derechos humanos. Claro que tampoco es cuestión de llegar con la defensa de los derechos en una mano y la botella de gaseosa y hamburguesas en la otra, como cobro cultural por los servicios prestados.
Alguien puede decirme que la mujer que camina detrás del hombre en algunos países o la que no tiene acceso a la educación es feliz. La respuesta: su felicidad es la misma que la felicidad del chico cuyo padre no lo mandaba a la escuela ni le daba zapatos o zapatillas. Dicho de otro modo, no creo en la felicidad resultante de la ignorancia de los derechos. Más que de la felicidad, eso está cerca de la explotación.

8/6/09

Demasiado distintos

Dibujos
Por Juan Ignacio Giordana, sexto año, IPEM 252 Río de los Sauces

Desde los problemas en la comunicación, una historia tal vez inverosímil, aunque mucho más cercana de lo que pueda parecer.

Jorge era un mudo que había quedado locamente enamorado de una australiana. Ella no sabía realizar las señas con las cuales comunicarse y tampoco entendía español.
Esto hizo las cosas un tanto difíciles para Jorge. Pero por qué no dibujar y hacerle entender lo que sentía mediante colores y formas.
Dibujó en una hoja un muchacho y una muchacha de la mano entrando a una iglesia.
La chica que venía de Australia no entendió lo que él quiso expresar ya que allí no estaba la tradición de casarse por iglesia.
Lo intentó dibujando una pareja de novios sentados en la plaza dándoles de comer a unas palomas, pero ella lo asimiló a una pareja de ancianos, por lo que tampoco sirvió de mucho.
Por último, a Jorge se le ocurrió dibujarle a dos personas caminando de la mano por la ribera de un río, más atrás un mantel sobre el suelo con los elementos para un picnic, y entre las dos personas un corazón.
Pero había llegado tarde porque ella ya había partido.

Fotos y relatos

Todo cambia para bien… sólo tiempo
Por Agustina Rivoiro, sexto año IPEM 252 Río de los Sauces

La consigna era escribir un relato con dos personajes a partir de cuatro fotos.

Cuando conocí a Diego, por su forma de vestir hubiese jurado que era millonario. Yo (Rubí), muy desafortunada, sin un centavo en el bolsillo y… qué mejor partido que un niño millonario a punto de recibirse de médico. Lo que no sabía es que él no era millonario y que limpiaba los baños en el Congreso como empleo extra y que estudiaba gracias a una beca. Lo peor de todo es que yo estaba enamorada hasta los huesos, pero más grande era mi ambición y decidí romper con él. Lo traté mal y hasta creo haber herido sus sentimientos.
El no se rindió tan fácil, prometió darme la vida que merecía y trabajar si era posible 26 horas al día. Yo, muy enojada, contesté con sonrisa burlona que para pobre estaba yo y que ni con 200 horas al día podría pagar la vida que merecía. Lloró y me imploró que no lo dejara, que había visto un departamento en alquiler, que me casara con él en la catedral. Yo me fui, dejándolo allí.
Poco después salí con un millonario casado que me golpeaba. A los 3 meses me abandonó. Un año después, viendo noticias, fue primicia: el médico más famoso y rico del mundo se casaba y era él, se lo veía enamorado y feliz. Y yo pago mi condena viviendo en la miseria, sin el hombre que amo y sin nadie alrededor por lo arrogante que siempre fui.

Historia de amor urbana
Por Antonella Boarini, sexto año, IPEM 252 Río de los Sauces

En un pequeño negocio, en plena ciudad, la conocí. Era mi cliente número uno, siempre queriendo vestir a la moda, con sus carteras de colores, sus lentes, trajecito y no podían faltar los abrigos de temporada.
Entre palabras y risas nos enamoramos, pero éramos muy diferentes; ella toda una ejecutiva del Congreso Nacional, muy simpática y dulce, yo un pobre vendedor de ropa en un sucucho de 3 por 3, muy soñador y seguro de lo que quería.
Una tarde decidí declararle mi amor y la invité a tomar algo en un bar que estaba a la vuelta de mi local.
Fuimos, entre cafecito y miradas cómplices, nos dimos cuenta de que habíamos nacido para estar juntos, que soñábamos con lo mismo y que los dos buscábamos la felicidad.
Como es de esperar, después de cuatro años de novios nos casamos en la catedral de la ciudad. Fue uno de los mejores días de mi vida. Ahora ya formamos una familia, nuestros sueños se hicieron realidad.
Logramos la felicidad sólo por la fuerza del amor entre los dos.

3/6/09

Grafitis

La consigna: aplicar grafitis como recurso expresivo en una nota radial de un minuto.

Por Elena, taller de Comunicación Radiofónica II, Programa Educativo de Adultos Mayores, UNRC

Estimados radio escuchas, hoy voy a hablarles a través de unos grafitis que pude ver en las calles de mi ciudad.
Una tarde… al pasar por esa esquina me llamó la atención el grafiti “Todos prometen y nadie cumple. Vote por Nadie”. En él vi reflejada la incredulidad de la gente hacia los políticos.
Qué revés para el funcionamiento democrático. Pensar que ya no hay partidos políticos sino nombres y agrupaciones diferentes. Semejanza con un torbellino de gente que quiere aspirar a algo, pero …para qué?
Reviso la historia, la época en la que lo personal era dejado de lado por el bien común, los pro-hombres como Sarmiento, Rivadavia, Belgrano…
En qué se transformó nuestra sociedad para que en otra pared leyera: “Los políticos y los pañales deben ser cambiados con frecuencia… Ambos por la misma razón”.
Ciertamente el arbitrario abuso de poder, la corrupción y el vivir-decir de los “políticos” ha hecho que se sintetice así el repudio y la disconformidad. Recursos a los que cabría no apelar debido al daño que se ocasiona en propiedades privadas.

2/6/09

Mayúsculo Flaco favor

Nota musical
“Todas las hojas son del viento”, escribió Julieta una vez más en la carpeta para empezar un trabajo práctico, esta vez de Biología. La profesora se lo devolvió sin el imaginable signo de pregunta sino con una parte de “El anillo del capitán Beto”.
Julieta casi no se fastidió por el 7 que para ella podría haber sido 8,50.

Cuarenta
“Ese relator hacía algo menos duras las derrotas”.
“Ese manicomio estaba lleno de problemas de fronteras” (letra de una canción de Los Rodríguez).
“Ese florero se había salvado de varias mudanzas”.
“Ese termo jamás estuvo siquiera cerca de romperse”.
“Ese disco era de los que más escuchaba”.

Con estas frases, Adrián Ramírez aprobó en el coloquio de diciembre. La consigna era armar cinco frases de ocho palabras, cada una con sujeto y predicado.
Al leer la cuarta, el profesor ya sabía que Ramírez estaba eximido. Le preguntó por qué había llegado hasta diciembre.
Ramírez sonrió, sacó una hoja y escribió: “Me dejo estar bastante más de la cuenta”.

Miradas al "Gran Cuñado"

En media hora, estudiantes de 4º año del Colegio San Ignacio se pusieron a escribir de un programa del que mucho se habla. El resultado: la conjunción de ojos que ven y mentes despiertas, agudas.

Ni tanto, ni tan poco
Por Alvaro Calace y Felipe Pauletti

En este ensayo, vamos a decir hasta qué punto las mímicas y burlas ejecutadas a través del show “Gran Cuñado” respecto de políticos influyen en los pensamientos de quienes ven el programa.
Primero, es importante tener en cuenta al responder esta pregunta que este show es comercial, por lo tanto su objetivo es obtener ganancias.
Para lograrlo, un montón de gente tiene que verlo. Burlarse de figuras políticas es meramente una herramienta para atraer la atención del público. Sin embargo, hacer esto es controversial de dos modos distintos: no está completamente claro si es “correcto” reírse de los políticos y cuán peligroso es para los televidentes.
La imitación consiste en una exageración de la realidad. El show no es exactamente ficción ni un reflejo de la forma en que se comportan los políticos.
En realidad, hay una mezcla de algunas características de la conducta de las figuras políticas e ideas de los productores del programa que tienen como objetivo hacerlo divertido, de tal forma que llame la atención de la teleaudiencia, que se siente atraída por este tipo de presentaciones.
Desde nuestra perspectiva, el show no es políticamente correcto dado que no es del todo respetuoso de leyes y normas. A pesar del hecho de que hay libertad de discurso en nuestra sociedad, burlarse de políticos es incorrecto no por su status sino por la libertad que tiene cada ser humano. El modo en que el show se presenta se superpone con esa libertad.
En cuanto a la forma en que este show influye en los pensamientos de la gente, creemos que los efectos varían de acuerdo con la edad de los televidentes. Alguien que ya tiene experiencia en temas políticos será capaz de distinguir entre el modo real de comportamiento de los dirigentes y el irreal. Esta gente probablemente sea adolescente y adulta.
Los niños, en cambio, pueden tomar una inadecuada primera impresión de los políticos.
En conclusión, pensamos que el show no es completamente correcto pues se superpone con la libertad humana, pero no es tan dañino en tanto los televidentes tienen algo de educación política.


Rótulos
Por Josefina Sereno, Guadalupe de la Mota Boehler y Lucía Compagnucci

El show “Gran Cuñado” presentado en el programa “Showmatch” consiste en algunos personajes que imitan los gestos de los políticos reales. Pero a veces de esta forma, también muestran y ridiculizan sus actitudes.
Este tema puede ser considerado desde la levedad como divertido, no hostil, o como un tema serio y políticamente influyente, lo cual le da otro relieve a la situación y la hace preocupante.
En su socialización, la gente tiende a rotular elementos simplemente por su primera impresión. Por lo tanto, imaginemos si “Gran Cuñado” fuera la primera impresión política, lo cual es posible, de muchos chicos y también adultos que tienen una idea muy débil al respecto. Este tipo de gente sería seriamente afectada por cuanto se encontrarían sólo con la cara ridícula y mala de los políticos, la cual ciertamente no es la única.
Una de las consecuencias de este hecho es que como la reputación política varía con el show, las apreciaciones políticas de los televidentes acerca de los ministros, el presidente, el vicepresidente y otros sería errónea y acaso afectaría a los votantes al momento de la elección.
Además el programa está en lo correcto al difundir esta clase de show tarde a la noche, cuando se supone que los chicos ya no están mirando televisión.
También las actitudes políticas están bien ocultas bajo los gestos personales, lo que implica no exponerlas directamente sino hacerlo de modo que tal vez no todos vean.
Otra consideración es que los políticos se quejan acerca de “Gran Cuñado”, pero no está bien que amenacen prohibir el show porque sería aun peor para ellos en tanto mostrarían que los rasgos expuestos por el programa son de alguna manera ciertos.


La propia medicina
Por Camila Gonella y Sofía Foglino

En el siguiente texto vamos a hablar de nuestro punto de vista de las imitaciones a políticos en “Gran Cuñado” de Marcelo Tinelli.
El show estereotipa las características físicas y actitudinales de los políticos, esto no es discriminatorio ni perjudicial para ellos porque es una manera de reír y entretener hecha libremente desde sus derechos. La gente que mira el programa puede o no ser afectada por esto dado que se trata de una exageración de los rasgos de los dirigentes, y quienes miran son los adultos, que tienen la capacidad de diferenciar broma y realidad y saben a quién y cómo elegir candidatos.
Por otra parte, muchos políticos siempre se ríen de nosotros al prometernos cosas que nunca hacen con tal de que los votemos. En este sentido, “Gran Cuñado” es un modo de abrirnos la cabeza al respecto y también constituye para Tinelli y la TV una forma de darles a esos políticos una dosis de su propia medicina.
Finalmente, “Showmatch” se caracteriza por reírse de la gente y hacer chistes, o sea que la gente interpreta “Gran Cuñado” como siempre ha sido el programa y no como un documental que quiere cambiar la mente y la opinión de la teleaudiencia.

Reparto de bienes

Sociedades y retribuciones
Por Micaela Zabalo, estudiante de 3º año, Colegio San Ignacio

Cada sociedad trata de desarrollarse lo mejor que puede. Pero como una sociedad está conformada y administrada por seres humanos y los seres humanos cometen errores, las sociedades no son perfectas. Uno de los principales aspectos que pienso debería cambiar nuestra sociedad es la distribución del dinero.
En términos generales, los futbolistas y las modelos ganan mucho más dinero que un profesional que estudió por muchos años. Por ejemplo, mi papá es doctor, estudió cinco años y otros tres de especialización antes de empezar a ejercer. Trabaja todo el día, de 8 a 8 y a veces también los sábados. A pesar del enorme esfuerzo que hizo y hace en su profesión, gana menos dinero del que ganan las modelos sin cerebro. Estas modelos por lo común no tienen una carrera a nivel educativo. Sólo aparecen en televisión hablando zonceras y mostrando su linda cara. De modo que no podemos comparar ambos esfuerzos y trabajos. Y las modelos obtienen un montón de dinero. Al menos para mí, es realmente injusto. ¿Por qué debo estudiar un montón si simplemente puedo aparecer en televisión y ser rica? ¿Por qué debo trabajar 24 horas diarias si ganaré poco dinero en relación con lo que podría obtener si fuera futbolista? Estas ideas son un resultado de la mala distribución del dinero en nuestro país. Nuestra sociedad les da más importancia al fútbol y a la farándula que a médicos y docentes. No es bueno. Están reduciendo la importancia de la educación y la educación es una de las principales bases de la vida.
El mundo real es muy complejo y sin educación nuestro país quedará aislado de los demás. Se estancará. No se desarrollará correctamente. Y en nuestra sociedad, científicos y personas geniales se van a Estados Unidos o a Europa o a algún otro lugar porque en la Argentina sus salarios son muy bajos. Por lo tanto, en el futuro nuestro país sufrirá una falta de conocimiento si continúa dando todo el dinero a quienes no lo merecen.
El problema es que cambiar la forma de pensar y organizar una sociedad es realmente duro y lleva mucho tiempo. Más aun si los medios siguen alentando a las personas a ser futbolistas, por ejemplo, y no abogados. Y en muchos casos la socialización primaria también ve como correcto y normal que las modelos ganen un montón de dinero, sin pensar cuán injusto es. De modo que no podemos decir que toda la culpa de lo que pasa es del gobierno, es un problema cultural. Ojalá esto cambie algún día. Hasta que eso ocurra, seguiré apreciando este tipo de tareas para expresar mis sentimientos y descontento.

Notación: este texto, crítico desde bases sólidas, fue escrito en media hora.
O sea: se equivocan feo quienes generalizan diciendo “los chicos no piensan”.