“Y bueno, será así…”
El maestro les dijo a los alumnos: “A veces hay que ser un poquito loco para que las cosas salgan”. Ellos le pidieron un ejemplo.
“Miren, si les contara uno o dos les estaría restando una o dos posibilidades para el ejercicio que tienen que tener listo para dentro de cinco minutos. Sé que el pedido (20 renglones) es de tal magnitud que lo razonable sería que me insultasen, pero justamente lo mejor que pueden hacer es ser un poquito locos y no insultar. Antes bien, sean un poquito locos y escriban.
Julieta pensó entregar en blanco. Era lógico ante lo que consideraba un pedido alocado. La frenaba saber que esa nota era determinante para aprobar el cuatrimestre.
Pasatiempo
Un domingo empezó a buscar la formación ideal de Boca. Hizo unas cuantas tachaduras, como que se trataba de buenos jugadores, claro que en su peor etapa, la cual llevaba un tiempo largo a esas alturas de la impaciencia y el exitismo.
Cambió de pasatiempo cuando empezaba a agujerear la hoja y los insultos empezaban a oírse desde el piso de arriba.
Antonio, enojado
El licenciado Antonio pidió la palabra y lanzó uno de los exabruptos que ponía la asamblea en la frontera con el sainete.
Algunos dudaban acerca de dejarlo hablar; sabido era que decía banalidades cuando estaba con la buena y que insultaba las demás veces.
El miércoles, sin ir más lejos, García resolvió dejarlo hablar y Antonio compartió estas expresiones: “Si la pava hierve y el pavo está frío, ¿con quién tendrá pavitos esta pobre animalita?”. Y cambiando de tema, compañero García, le quiero decir que es usted un estúpido, por no decir lo que realmente pienso pues hay damas, por llamarlas de alguna manera, en este local.
La reunión terminó con una silbatina contra Antonio, que mantuvo su contenido enojo hasta que un escupitajo lo llevó a romper su camisa simulando descontroladas ganas de pelear, a sabiendas de que un vallado policial lo separaba de sus enemigos.