Noble traición
"La primera impresión es la que cuenta", reza la publicidad. Muchos firman al pie. De ello resulta el cuidado extremo en los pasos iniciales; quien puede, elige actuar sólo en las mejores circunstancias.
Roberto Pompei tenía trabajo en Boca como entrenador de inferiores y dirigió interinamente la Primera tras las salidas de Abel Alves y de Claudio Borghi. Lo que se dice un empleo sin grandes presiones y con varios gustos.
Un día, Huracán se quedó sin DT. El equipo venía en caída libre y ni siquiera un conductor experimentado como Miguel Brindisi le había encontrado la vuelta. ¿Alguien querría debutar como técnico? Pompei, el hombre que resignó su ocupación en la Ribera por la ardua misión de evitarle el descenso a su querido Huracán. Cayó en el intento, traicionado por su corazón quemero.