Flores de la profesora
Pensar en florecimientos era la tarea.
"La mina de Literatura tiene fijación con el sentido figurado", adujo Adrián Ramírez sobre el origen del ejercicio.
"La mujer da estos prácticos para ahorrarse la terapia", sospechaba Julieta García.
Mauricio Peralta, contento al escuchar "Amanece en la ruta" por Fabiana Cantilo, señaló que quizás la profesora estaba cansada de sujeto, predicado, modificadores, núcleos y objetos directo e indirecto.
Alelí Escudero odiaba ese tipo de actividades; la introspección le resultaba incómoda. Lo mismo le pasaba a Lautaro Aguirre, que por su timidez ignoraba ese punto de contacto con la chica que se sentaba en la segunda mesa de la segunda fila.
Mientras disfrutaba de las voces de Marcela Morelo y Erica García en el café cercano a Tribunales, la profesora leyó frases como estas:
-Con mi mamá florecemos por razones diferentes. A lo mejor es por la edad o porque ponerse en el lugar del otro es de los florecimientos más difíciles.
-Yo florezco cuando voy a bailar y consigo bailar.
-Las derrotas de Racing me hacen florecer -en realidad, evitan que me marchite demasiado- los domingos.
La uña del pulgar derecho recorrió suavemente los labios de Marita, que soltó la birome de frente a tres expresiones:
-Hay épocas del año en las que me cuesta florecer.
-La ilusión es un fertilizante de aquellos, pero no siempre me banco la desilusión.
-Florezco cuando me salen las ecuaciones de segundo grado: las odio cuando las recibo, aunque me gustan cuando al final les gano.
Con la voz de Hilda Lizarazu de fondo, floreció en ella la adolescencia, cuando Man Ray era uno de sus grupos predilectos y Bariloche era cualquier cosa menos una de las ciudades más pobladas de Río Negro.