17/10/11

Ignorar los discrimina

Evangelina Olivero, estudiante de Instituto Cervantes, asume que la descripción es poderosa y la pone al servicio de una sociedad que a menudo elige no ver.
Son las 13:30, línea uno rojo sin asientos disponibles. Próxima parada. Sube Juan, no vidente, y comienza a repartir estampitas diciendo “el precio lo pone usted”. Muchos voltearon la mirada simulando no haber escuchado, no haber visto.
Julia, que sí puede ver pero tiene discapacidad al caminar, se acerca a él y pone entre sus manos algunas monedas. Ella sabe lo que se siente ser observado e ignorado por ser diferente y también sabe que la discriminación, esa diferenciación ilegítima ya sea por raza, religión, clase social u otros motivos, debiera cambiar por solidaridad.
Seleccionar excluyendo es discriminar y una de las formas para acabar con ello es ponerse en el lugar del otro y sumarlo a la sociedad. No contribuir a eliminarlo.

Hacerse como pequeños
De la misma autora

La primavera llegó tímidamente, miles de nuevos brotes dan vida a los árboles, la brisa ya cambió de aroma, pero nadie se percató aún. Tampoco nadie percibió a esa señora que espera en su silla de ruedas que alguien le ayude a cruzar la calle para subir a la placita. Ella sí quiere disfrutar de los nuevos brotes, del sol, de la suave brisa.
Los mayores pasan y la miran pero sólo un grupito de niños la ve, la suben a la plaza como si fuese uno de ellos y recién después siguen su camino.
A veces hay que hacerse como niños para ver a los demás como iguales.