11/10/11

Miedos y arrojos consecutivos

Harta de que le pidieran que en su materia integrase otras, la profesora de Teatro dijo a sus alumnos:
"Tienen que redactar sendos diálogos con estas condiciones:
a) Las frases deben empezar con letras sucesivas desde la A y su extensión ha de decrecer desde 18 palabras hasta el primer número par de los naturales, pasando por todos los números consecutivos pares.
b) Habrá tantas oraciones como números consecutivos impares naturales hasta el 17 inclusive. La primera comenzará con J y la última, con R. Para que vean que soy buena, la Ñ queda exceptuada. Para que vean que no lo soy tanto, tienen que usar la K para iniciar una de las frases.
En veinte minutos entreguen los materiales. Ejercicio individual. Temas sugeridos: Toma de decisiones, miedos, cambios. Nada más. Gracias".

Esto puso Julieta sobre el escritorio cuando la docente reclamaba "entreguen" por segunda vez.

-Acá hay que darles permiso a los sueños, no te digo que obrés sin medir consecuencias, ¿se entiende?
-Bienvenidos los sueños, pero ya no soy un nene; mis decisiones pueden dañar mucho, requieren meditación.
-Cuando trabajás, a veces elegís dejar de lado tus propias buenas ideas.
-De cualquier manera, un error en mi trabajo es leve, es distinto.
-Entiendo: si te pagaran también serías indiferente con tu pareja.
Falta que me compares con el peor tirano!
-Ganale al miedo, decíselo: la querés.
-Hablás porque estás afuera.
-Insisto, arriesgá.

-¿Julieta?
-Kili, ¿qué hacés?
-Llamaba, nada, eh, ¿todo bien?
-Me querés decir algo, decilo sin miedo.
-No hace falta, vos te das cuenta de todo.
-O hablás o corto; somos grandes y paciencia no me sobra.
-Pará, ponete en mi lugar, mi historia, mi formato, mis restricciones, mis miedos.
-Quieras o no, tenés que elegir: te justificás y envejecés solo o cambiás.
-Resulta fácil elegir cuando alguien como vos pone las cosas así de claras; ¿te parece que probemos?