Escenarios dispares
Lidia Olmedo se fija en la competencia, una situación cotidiana para muchos. Recuerda "juegos de la niñez, cuando las chicas jugaban a las visitas, a la mancha, a saltar la soga, al trencito, etc. Los varones tenían los juegos más rudos: competían en el fútbol, carreras a pie o en bicicleta, volteaban latas con la honda. También remontaban barriletes y otros juegos".
La alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores recuerda que "muchas veces, el que perdía se enfadaba y no había forma de hacerle entender que había perdido y buscaba camorra". "Por eso -propone- hay que enseñarles desde niños que en una competencia se gana y se pierde, para que sepan de antemano lo que puede pasar. Y que la vida nos da siempre otra oportunidad".