26/7/21

Luna y después

Enojos. Duran, se van, vuelven, se encienden, se apagan. ¿Qué hacer con ellos?
Susana Carbonari, alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores, responde mediante una suposición relativa a un niño en el jardín y a un choque de autos manejados por gente grande.
-Llega mi nieto hecho una tromba, enojado porque otro nene le había quitado unos lápices de colores que le encantaban: "No voy a ir más al colegio, qué se creen; no me gustan mis compañeros".
Me acerqué con toda la paciencia y le expliqué que muchas cosas parecidas le van a pasar en la escuela, pero seguramente el niño los tomó porque le gustaban y al otro día se los va a devolver, que no pensara que se los había sacado porque sí, y que él tenía que ser tan compañerito de él como de los otros. Que en todo caso le hubiera avisado a la maestra, que podría haber solucionado el problema.
Octavio me miró y me dijo: "Tenés razón, abuela, a lo mejor mañana me los devuelve. Quiero ir al colegio y ver a mis compañeros".
Esto no pasa solo con niños. A lo mejor, dos adultos sin querer se rayan el auto. Se bajan, empiezan a insultarse, a decirse un montón de cosas y el rayón es así nomás, no es gran cosa. ¿No sería mejor tratar de resolver la situación por las buenas que enojarse tanto por una tontería? A veces, la gente vive muy apurada, muy nerviosa, se enoja y maltrata a los demás por cualquier cosa. En esta época, sobre todo en esta época, tenemos que tratar de ser más solidarios, más amistosos, más comprensivos, más seres humanos".