22/3/12

No me gusta Buenos Aires

Martín Búfali vuelve a ofrecer uno de sus textos que conjugan observación, perspicacia y sutileza.

Buenos Aires tiene esa cuenta matemática que les dice cuánto tardarán de un lugar a otro. La cercanía física en un tren, el cóctel de aromas que se comparte durante el viaje. Un cóctel a jornada de trabajo, esfuerzo, a cuerpo deseoso de un buen baño.  Buenos Aires tiene esos atletas intentando llegar a horario a sus trabajos. Tiene esa garra tempranera en la que el sol decide que el día no será en vano. Cada quien intentando ganarse la vida, todo es una venta en la ciudad, lo que no: un fraude. Colmado de oportunismo, picardía, viveza, armas que apuntan directo al turista o hacia el que viene del interior.
Tiene Buenos Aires inquilinos de las calles, plazas y veredas, que de a poco despiertan con el bullicio de un nuevo día. Buenos Aires tiene coches de lujo aguardando turistas que salen con paraguas de un hotel cinco estrellas.
Buenos Aires tiene los titulares más escalofriantes en los noticieros pero al caminar por la calle hay otros miles, bellos, que no son publicados en un diario o en la televisión.
Tendrá cuántas cosas feas más este Buenos Aires, por eso es que dan ganas de quedarse, a seguir disfrutando de buena gente, de deliciosos aromas, o de un pancho al costado del tren.