23/3/12

Secreto a voces

El emperador está en calzoncillos!". Quien leyó el cuento "El traje del emperador", uno de los que ilumina Las Mil y Una Noches, ha de recordar este grito.
Tuvo que ser un niño quien dijera la verdad acerca del mandamás. Debió ser alguien puro y sin ataduras el que afirmara lo que todos veían.

Todo había comenzado cuando unos embaucadores convencieron al emperador de que le estaban midiendo un traje de tela tan especial que pasaba desapercibida por los tontos. A un hombre de ego infinito eso le alcanzó para suponer que estaba vestido de gala pese a que sólo veía ropa interior.
Por supuesto, los empleados imperiales aseguraron que el traje era magnífico, no fuera cosa de quedar como zonzos o de abandonar la obsecuencia.
¿Cómo serían las gestiones de muchos gobernadores, presidentes, intendentes si sus colaboradores eligieran la sinceridad del niño?