Nombres sinceros
Hay nombres imposibles. ¿Alguien se imagina una clínica psicológica llamada "El fustazo"? ¿O Casa de Cambio "Gato por liebre"? También sería descabellada la Veterinaria "Conejos asados". O la Escuela Piagetiana "Con sangre entra".
Los nombres anteriores rompen los ojos pues se oponen a las expectativas. Es lo que sucedería si la empresa concesionaria de lo que debería ser servicio ferroviario se llamara Trenes Bajo Abandono (TBA) en lugar de Trenes de Buenos Aires.