Distinguir, qué tema
Dado que la cultura occidental es jerárquica, se nos enseña a percibir las diferencias en términos de mejor o peor, no simplemente como diferencias, afirman Julia Wood y Nina Reich. Menudo tema.
Cualquier padre nota las diferencias entre sus hijos. Si las asume de tal modo, sin más, es probable que los ame por igual. Si las jerarquiza, entonces quizás sus sentimientos sean dispares cuando no diametralmente opuestos conforme se trate de un hijo o de otro.
Si las diferencias entre los estudiantes fueran concebidas apenas como eso, la Bandera Nacional podría ser asignada cada año por sorteo. Gracias a que las diferencias, de actitud y de aptitud, son valoradas significativamente, el portador de la enseña patria es, en el marco de la heterogeneidad, el más parecido al ideal.
A veces las distancias se marcan... hasta ahí. Ejemplo: la policía de tránsito de un lugar distingue la velocidad permitida de la prohibida a partir de los 40 km/h. Saludable estrategia la de evitar el "no hay aplazaos ni escalafón" del tango Cambalache. Sin embargo, cuando la multa para quien viaja a 43 es igual a la que se aplica a quien maneja a 120 kilómetros por hora, se contempla tamaña brecha como una mera diferencia. ¿Tal régimen desanima a pisar el acelerador a fondo?
En otras situaciones se llega más lejos. A lo largo de décadas, en lugares cerrados de nuestro país fueron bienvenidos tanto quienes iban a fumar como los que no lo hacían. El criterio se podía sintetizar así: "Es apenas una diferencia, como lo es la del color de ojos, el largo de la pollera o el modelo de pantalones. Mientras todos consuman, celebramos la llegada de cada integrante de la diversidad".
De unos años a esta parte, la diferencia entre no fumar y fumar ameritó un ranking. Ya no apenas una diferencia sino un criterio por el cual la omisión era mejor que la acción, por el que abstenerse se tornaba condición sine qua non para entrar mientras que prender un cigarrillo estaba prohibido. El cuidado de la salud de todos ha justificado armar una tabla de posiciones en la que se va al descenso el consumo de tabaco en espacios públicos cerrados.
Diferencias: en su nombre alguien puede sostener que entre cien páginas de Borges y cien de un zonzo que tipea pero no redacta hay distintos estilos, con lo cual zafa de marcar la distinta calidad de los productos.
Por miedo a discriminar, más de uno se puede limitar a decir que Hitler y Gandhi fueron distintos. No deja de ser cierto, como cierto es que constituye una falta seria manifestar tan poco cuando hay tanto que distinguir.