14/5/13

Round decisivo
Roberto Pérez, filósofo y abogado, es un hombre que sabe decir lo que muchos piensan. En una conferencia sobre el tema, sostiene algo cercano a: "La calidad de vida consta en que no deje al miedo decidir por mí".
Pedro Graciani, amigo de Adrián Ramírez, le recordaba cada tanto sus años de aficionado al boxeo: "Hay que tener coraje para estar tres minutos frente a un tipo que te quiere pegar...". Lo mejor del caso es que no lo planteaba desde la jactancia, como que de inmediato agregaba: "...yo con el tiempo dejé".
Pérez afirma que en las distintas etapas de la vida hay un miedo que tenemos que conocer y gobernar. Plantea que es posible taparlo, pero siete años después se hace nuevamente visible y aumenta su presión.
Pedro no hizo la gran Rocky Balboa en la tercera película, cuando tras perder la corona supera el miedo que le provoca su rival encarnado por Míster T, el negro de Brigada A, y se consagra para el final feliz y las ovaciones en los cines. Como suele pasar en la vida, el triunfo de Pedro llegó en otro campo; no fue en un ring que venció al temor sino en términos de pareja. Después de separarse de su esposa y alojarse en lo de un excompañero de estudios, volvió a intentar.
Escucharlo a Pérez (la conferencia está disponible en Youtube) es advertir cuán valiosas son las personas que pronuncian lo bueno que otras callan o no perciben, por ejemplo al subrayar "el arte de no perder las ganas" o manifestar que "la persona madura nutritiva contagia una actitud positiva".
Pedro tal vez haya visto en Adrián Ramírez su versión joven que se fue del boxeo aunque le gustaba. O simplemente era un amigazo que deseaba para el muchacho la felicidad que el miedo le bloqueaba.
Pérez dice que "amar al otro es decirle lo que necesita" y que allí donde el miedo ordena "tapa y calla", el amor promueve "abre y habla".
Pedro abría la boca y le hacía ver a Ramírez elefantes que tenía en la cocina. Y como le iba mejor formulando sugerencias que en el boxeo, el sábado pasado salieron los dos junto a sus parejas a cenar.