La pucha con la ciencia
"La Ciencia en Flores" es un texto en el cual Alejandro Dolina deschava a más de uno. Recuerda palabras de Ernesto Sábato y escribe que "el pensamiento científico parece tener mayor poder cuanto menos se lo comprende.
Por eso se suele decir:
-¡Qué bien que habla este hombre...! No alcanzo a entender ni una sola de sus palabras".
Para bien de la ciencia y de quienes tienen que ser sus destinatarios, algunos son capaces de estudiar en profundidad sin por ello hablar en difícil. Pruebas al canto:
-Polly Begley afirma que "lo que decimos, como lo decimos, y por qué lo decimos está todo relacionado a nuestra cultura". En el mismo artículo cita a Larry Samovar y Richard Porter, quienes consignan que "los valores culturales definen por qué vale la pena morir, qué tiene sentido proteger, qué asusta a la gente, qué temas son adecuados para estudiar y cuáles para ridiculizar, y qué tipos de hechos crean solidaridad grupal. Lo más importante, los valores culturales guían tanto la percepción como el comportamiento".
Tiempo de ejemplos.
-Hay lugares en los que el fútbol suele ser título principal informativo y opinativo de los diarios, lo cual ilustra qué decimos y cómo. En determinados momentos históricos (favor de ver Mundial de Argentina 1978) el por qué se habla de fútbol tiene que ver con el ocultamiento de asesinatos con el sello de la dictadura.
En cuanto a los valores culturales, hay quienes cubren su cuerpo de explosivos y vuelan junto con edificios pues creen que morir matando conduce al paraíso. A lo lejos, John Lennon desea desde su inmortal "Imagine" un mundo donde haya "nada por lo cual matar ni morir".
Algunos asumen que importa más proteger el auto que la salud de los hijos o una bandera de su equipo de fútbol que su vida.
Más de uno se asusta por los robos, por la devaluación del peso -robo que no implica cárcel. Y existen seres, como la joven Blanca en la película "La Tregua", cuyo temor es vivir sin que les pase nada significativo.
En torno de qué algunos grupos se organizan solidariamente depende de sus valores. Unos arman, por ejemplo en Brasil, escuadrones parapoliciales para castigar a un pibe de la calle que comete asaltos. Otros prefieren unirse a trabajar para una sociedad en la que ese pibe tenga mejores alternativas.
Es sensato sospechar que son de los que hablan en difícil los científicos que investigan temáticas que para 39.999.996 argentinos no son problemas sino ridiculeces. Por suerte otros abordan cuestiones que tienen lazos concretos no solo con los incentivos económicos sino con la mejora de la calidad de vida de otra gente.
El asunto de la percepción condicionada por los valores culturales se advierte en lo que de una escena se llevan distintos observadores: un hombre habituado a vivir entre velos femeninos quizás clavaría sus ojos en el rostro de una mujer allí donde mostrar la cara fuera habitual. A una mujer criada en el machismo y convencida de que es buen estilo de vida, de la multitud en la calle es probable que le sobresalgan dos hombres que se besan en la boca. Y si esos muchachos viven en Zambia y exponen esa conducta en la vía pública, tal lo narra CNN en un artículo de un par de días atrás, corren el peligro de que vecinos comedidos llamen a la policía y, una vez que esto ocurre, les hagan algo parecido al viejo examen de próstata para sacar conclusiones sobre su homosexualidad.
La pucha con el hombre.