25/4/20

Mareo y frescura
Una de las apostillas del libro "Puro y fresco de Río Cuarto", en el que Lionel Gioda contextualiza la vida de Héctor Tenaglia, remite a formas de transporte que han caído en desuso:
"De los pueblos llegan las familias a aprovisionarse en Los Vascos, Arteta, Casa Lancestremere o Valsechi. Mientras las mujeres hacen las compras, los maridos -chúcaros para meterse en las "liquidaciones"- suelen quedarse bebiendo "la vuelta" en el bar de Dadone. Cuando regresa su mujer, un paisano mareado casi no puede aferrarse del pasamanos para ascender al ómnibus y, además, recibe el rechazo del chofer y el pasaje. Pero anochece y el rostro de la esposa es patético:
-¡Nos esperan los chicos y tenemos que entrar las gallinas!
El chofer se conmueve y acepta la solución: el hombre viajará en el portaequipaje, ¡y en el techo del ómnibus... y atado como un colchón! No es necesario todo el recorrido al sur; el aire fresco lo deja como nuevo y un pueblo antes es desatado y admitido con el resto del pasaje".