18/4/20

Vida poética

Takashi Nagai ha sido uno de los científicos prominentes en la historia de Japón. Destacado por los avances que promovió mediante el uso de rayos x, pese al rechazo de los tradicionalistas que insistían en el diagnóstico manual, expresó que la medicina no podía equivaler al trabajo de un mecánico de autos sino que debía involucrar un vínculo afectivo con los pacientes.
A los daños sufridos por la radiación en tiempos de nulo o escaso celo por la seguridad e higiene se sumaron los que padeció en Nagasaki por la bomba que lanzó un avión estadounidense y mató a decenas de miles, entre ellas su esposa.
Viudo con dos hijos, Nagai siguió su marcha de ayuda a través de la ciencia y la fe. Perseveró aun viviendo en una choza y, más tarde, cuando le ofrecieron una vivienda, optó por una tan pequeña como la morada de los más pobres.
La leucemia lo agotaba, aunque no lo suficiente como para resentirlo o arrimarlo a la molicie. En "Una canción por Nagasaki, Paul Glynn cuenta que en un libro que terminó un mes antes de morir Nagai escribió: "A veces siento que si escribo otra página, exhausto voy a colapsar. Pero la termino y me siento listo para más".
La temprana viudez y la leucemia no fueron los únicos grandes dolores para este hombre. Fue calumniado duro y parejo por comunistas que lo acusaban de poner el nombre a obras redactadas por otro. Se constituyó un comité de investigación y el 23 de diciembre de 1949 Nagai fue declarado héroe nacional. El emperador le envió tres copas para tomar sake, lo cual había hecho solamente una vez.
Hablaba de dificultades y padecimientos con las pruebas de su vida. Acaso por eso tenga sentido prestar atención a lo que dijo de los haikus, brevísimos poemas:
Alguna gente escribe haikus para ganarse la vida.  ¿Saben qué? Deberíamos convertir nuestra vida en poesía haiku. Se puede limpiar en una fábrica ruidosa, en un bote pesquero, en un negocio mugriento. Hay gente que ha escrito haikus inspiradores en situaciones tan poco poéticas. Y nosotros, si realmente lo queremos, podemos hacer de cualquier ocupación, y 24 horas al día, un poema.