Velos
El sitio web de la CNN expone el 18 de febrero
dos historias ligadas por la
necesidad de ocultar la identidad. No se trata de testigos de crímenes, ni
de delincuentes que buscan pasar inadvertidos, sino de una mujer que deseaba
jugar squash y de un futbolista gay en
sociedades patriarcales.
Maria Toor Pakay es, según informa
la cadena estadounidense, “la jugadora número uno de squash de Pakistán” y le
tocó nacer en “una región ultraconservadora” del país que da cabida al régimen
Taliban. De ello deriva que “la participación femenina en cualquier forma de
vida pública es fuertemente desalentada”.
Aun en ese contexto, su padre la comprendió. Entendió su
pasión y advirtió el talento, que le permitió consagrarse a los 15 años
campeona nacional femenina. La estimuló a perseguir sus sueños de desarrollo
deportivo. Claro que se topó con una pared, la de los líderes religiosos
extremistas que, afirma, lo trataron de enfermo mental digno de internar porque
“pensaban que yo me había desviado de la cultura y que era loco apoyar los
derechos de la mujer”. También le plantearon que estaba “arruinando el ambiente”
y que “todas las mujeres iban a querer los mismos derechos”.
En los Estados Unidos, la estrella
de fútbol Robbie Rogers hizo pública su homosexualidad el día de su retiro. Ex integrante del equipo Columbus Crew, “representó a la selección de su país en
18 ocasiones, incluidos los Juegos Olímpicos de Beijing 2008”.
“Siempre pensé que podía ocultar
este secreto. El fútbol fue mi escape, mi propósito, mi identidad. El fútbol
escondió mi secreto, me dio más felicidad de la que podría haber imaginado. Mi
secreto se fue, soy un hombre libre, puedo seguir y vivir mi vida como mi
creador lo destinó”, sostuvo.
“Salir del clóset” es la expresión que grafica este tipo de
situaciones, la de quienes un día le cuentan al mundo quiénes son. La de
quienes evitaron hacerlo antes, acaso con la firme sospecha de que en su
cultura patriarcal los esperaba discriminación para empezar. Es probable que su
carrera como futbolista hubiera acabado antes de empezar si Robbie Roggers
llegaba al club diciendo que era gay. Y quizás Maria Toor Pakay se hubiera convertido en la sometida de alguien si su padre no lograba abstraerse de un entorno donde mentes cerradas clausuran libertades.