“No me pidas que no sea un inconciente” fue la frase de Andrés
Calamaro que deparó este ejemplo de Myrian Monchietti, estudiante del taller de
Comunicación Radiofónica del Programa Educativo de Adultos Mayores.
“Querida audiencia, hoy les voy a contar una historia:
Un día muy frío, una señora caminaba hacia su casa cuando
vio a una joven humildemente vestida con un bebé en brazos pidiendo limosna.
Sus ojos reflejaban tanta tristeza, que le pidió que la acompañara a su casa
para darle un abrigo y manta para el bebé. Le preparó chocolate caliente y
galletitas. Luego la joven se marchó con una sonrisa agradecida y unos pesos en
el bolsillo. Cuando el esposo llegó y se enteró de lo ocurrido, la llamó '¡inconsciente,
podría haber sido una ladrona o algo peor!'.
¿Qué les parece, queridos oyentes? ¿Debía prevalecer el
corazón o la razón? Espero sus comentarios”.