Suprema carroza de carcajadas
"Que como el amor de madre, otro en el mundo no habrá", canta la sorda de Esperando la Carroza mientras su hijo Felipe se cae borracho de la silla.
Las risas de ayer en los cines siguen hoy en los hogares, dvd o youtube de por medio.
Cada escena de esta película argentina de 1985 dirigida por Alejandro Doria sobre la obra de Jacobo Langsner (fuente: Wikipedia) es profundamente significativa.
Las paradojas brotan una a una.
Dominga, el personaje de Cecilia Rossetto, le encaja por unas horas el cuidado de su niño mientras ella se va a retozar. A la vuelta, la escucha quejarse del maltrato de sus hijos y la contiene: "Mamá Cora, cuando se es demasiado buena al final una pasa por estúpida".
En otro momento, un nene que fue al velorio a llevar una palma pregunta: "¿Aquí hay un muerto?".
Felipe,
que en la mano lleva una botella de coñac que tenía escondida en una
corona, lo reta: "Eh, no es manera de expresarse. Poco más de respeto,
che! Mocoso 'e mierda".
Cuidate de este cariño
"Pobre hermano mío, sería terrible. Con lo que yo lo quiero", son palabras de otra escena antológica, en la cual Sergio (Juan Manuel Tenuta) se conduele por lo que sufriría Antonio si se enterase de que su propio hermano lo hace cornudo.
La claridad sin lugares comunes también es un rasgo de Esperando la Carroza. Los desórdenes en la memoria senil se aprecian en este diálogo.
-¿Cómo se portó el tesoro? -pregunta Dominga.
-¿Qué tesoro? -replica Mamá Cora.
-El nene.
-Ah, ¿tenés un nene, Dominga? Ay, cuánto me alegro -sigue Cora, que hasta hace instantes había cuidado a la criatura.
Si a alguien le quedan dudas de que la comunicación no verbal en general huye del control, puede esclarecerlas y deleitarse con los ojos de Sergio cuando Nora, su cuñada amante, lo abraza para darle el pésame por la presunta muerte de Mamá Cora.
La farsa como género recibe de Esperando... uno de los mejores homenajes. En plena calle, Sergio, uno de los hijos que no se interesaba por su madre, afirma respecto del ataúd: "Esto se descarga acá". Jorge (Julio de Grazia), el más pobre de los varones que se hacía cargo y vivía con ella, se indigna: "¡Usurpadores, ladrones de madre. Mi mamá se vela en mi casa!", vocifera colgado del cajón. "Basta, carajo", llama al orden Antonio, el hermano que le reprochara a Jorge no haberle recordado el día del cumpleaños de quien es la madre de todos.
El cultivo de las apariencias y el abuso de poder está magistralmente expuesto. Primero, Elvira (China Zorrilla) le pregunta al pibe de la florería si quiere pasar a la habitación donde se cumple con el velorio. Como el pibe contesta dos veces que no, ella lo empuja y justifica en voz alta: "Que haga un poco de bulto. Vino tan poca gente...".