30/4/14

Descalabro
Dos niños le pegan a una niña de 8 años. No un toquecito en la cabeza para espantarle una mosca, ni un tirón de orejas por un cumpleaños. La golpean a fin de, al menos, molestarla. Resultado: conmoción cerebral y maestros que suponen que llamar a una ambulancia está de más. La golpiza quizás les parezca una pequeñez, al calor de expresiones de autores varios tales como “entre civilización y barbarie, prefiero barbarie”, “la inseguridad es una sensación” y “si tiene que haber un muerto, habrá uno, dos o tres”. El padre avisa que cambiará de colegio a su hija.

Un estupendo cantante que mueve masas exige no pagar un impuesto, a cambio de dar un recital. Sabe que el espectáculo le reportará millones de pesos, no obstante lo cual se rehúsa a cumplir con un tributo que, en principio, podría servir para ayudar a los pobres de los que él se ha servido para hacerse rico. El intendente de la localidad, temeroso de la muchedumbre que se ilusiona con participar de lo que sienten una misa musical, busca excusas y las encuentra. Gana quien afirma “violencia es mentir”.

Postales del país de Nomeacuerdo, que no es un invento de María Elena Walsh.

26/4/14

Monopolio amoroso
En diario Olé, un hincha de Boca se queja porque renovar su platea preferencial por una temporada le costará casi 14.300 pesos, o sea, 750 por partido para ver futbolistas a los que critica.
Con los equipos de fútbol pasa como con los monopolios comerciales. Quien solo tiene un almacén disponible paga barbaridades por la yerba y los fideos aunque no quiera. ¿Alguien imagina al hincha yendo a ver, por ejemplo, a River porque es más barato?
Comodidad
El hincha de Boca que desembolsa 750 pesos por un partido de fútbol podría ejercer su derecho a a queja. Así como una ciudadanía eternamente sumisa se expone a gobiernos entre malos y pésimos, una hinchada que paga lo que le piden es corresponsable del alto precio de la baja calidad. Y no puede alegar que si obraba distinto podía morir.
Para unos cuantos es más sencillo pagar fortunas y quejarse que hacer autocrítica, cambiar hábitos y ayudar a construir un club mejor.
"Argentinos, a las cosas", sigue siendo una desoída frase de José Ortega y Gasset.
Cita al pie
Un pulóver gris con flores bordó. Dos porciones de pizza que desaparecen en siete mordiscones. Un suéter gris escote en v. Una suprema de pollo napolitana con fritas a la que solo le faltan unas papas.
La comida se hace piedra y se enfría.
La moza de flequillo y rodete negros lleva la cuenta. El paga y sonríe mientras ella se levanta.
Las flores se secan y la v vuela. No hubo reconciliación, tampoco escenas bochornosas.
Ella sabe que en la próxima colecta de ropa donará ese pulóver. El escucha "una noche de cristal que se hace añicos", sigue disfrutando de Los Redonditos de Ricota y se duerme.

24/4/14

Sonidos agradables
"Flightless bird american mouth" es una canción que interpreta Iron & Wine. Poco importa que alguien no sepa qué significa el nombre del tema o del grupo; al fin y al cabo no se trata de un contrato a firmar.
Lo mismo vale para "The blower's daughter", por Damien Rice. Y para tantas otras piezas que, junto a notas bondadosas de varios que nos rodean permiten ver distinto un nuevo día. Ayudan a atenuar el fastidio por las 999 publicidades sobre el Mundial de fútbol que tan útil tornan la función "Saltar anuncio" de Youtube. Contribuyen a sentir distinto un entorno donde unos ascienden y muchos trepan. Sirven para bañarnos con hermosura si nos cortan el agua.
Poderosa dupla la de música y gente que, como dice Hamlet Lima Quintana, está ahí.

23/4/14

Contraindicaciones por doquier
Familia: efectos secundarios

-Si yo bajara de peso, pa, ¿ustedes se pelearían menos? -le pregunta el hijo obeso a Guillermo Segura, el psicólogo de "Vulnerables" que está por separarse de su mujer.
"No pienses así, Lucas, por favor", es el pedido del hombre que antecede a una declaración que antes no había brotado: "Yo te quiero mucho, hijo".
Días después de escucharlo a su padre sugerirle reconciliarse con su novio y socio comercial "porque dentro de poco vence la hipoteca de esta casa", Alejandra cuenta en la terapia grupal que volvió con Néstor, aunque no sabe "si es por darle el gusto a mi viejo o si es porque estoy aburrida".
La dureza, acaso la negación, frente a algunos sentimientos es notoria en Roberto, que se irrita cuando el analista le pregunta qué es para él enamorarse: "Eh, a mí me da vergüenza no poder decirlo así porque yo nunca anduve por ahí hablando de esas pelotudeces. Es un estado molesto porque uno tiene que estar con eso que parece que se va a largar a llorar porque le gusta una mina. Pero la verdad, la verdad, no sé. Yo no sé".
El mismo Roberto (sublime Alfredo Casero) transita el duro camino entre paliar problemas al viejo estilo y afrontar soluciones duraderas. Duda de la conveniencia de la terapia, de las inquietudes que le provoca, del buceo en aguas bravas. De allí, esta quejosa confesión, sandwich en mano y en la boca, a su amigo Antonio: "Antes de la terapia, tenía un problema, me comía una olla llena de polenta y a la mierda".

Palabrotas
"¿¡Quién le dijo que amigo es mala palabra!?", le replicó la profesora de Literatura 3 a Adrián Ramírez. Como era necia, más valía darle la razón que hacerle entender que, en boca de la mujer de sus sueños, "amigo" era un término de porquería.
Sería con otro docente que Ramírez haría un trabajo sobre el valor relativo de los vocablos y del peso no solo del contexto, también de los emisores y los receptores, sobre el relieve dado a lo dicho.

18/4/14

Familias de última
"Al final, lo primero es la familia", afirmaban los integrantes de la televisiva familia Benvenutto, los domingos al mediodía. Era una comedia.
En "Vulnerables", si bien más de una expresión provoca risas, el objetivo no es entretener desde el humor ligero; la serie expone con crudeza los dramas de personas cuyos núcleos primarios son, como mínimo, disfuncionales, por no decir crueles. 

Amor de madre
Jimena es una de los integrantes del grupo que hace terapia con el licenciado Guillermo Segura. Entre sus problemas está el de orinarse ante situaciones conflictivas. Su mamá, Maria Elena Soria, prefiere medicarla sin consultar a un profesional que alentarla a resolver su enuresis con ayuda psicológica.  Implacable en su espíritu controlador, trata de alejarle cada una de sus amigas. Su colección de frases destructivas incluye: "Tu Paulita tiene el método del reptil". La descalificación a la compañera de trabajo de su hija también contempla sentencias tipo "es una mosquita muerta" y "la mona, aunque se vista de seda, mona queda". Por eso, cierra uno de los diálogos con Jimena aconsejándole: "Hablalo con mamita".
Cuando se cumplen 45 días sin enuresis, mamá Elena le hace soplar una vela a Jimena para celebrar el éxito que, según ella, dieron los remedios "que nos acompañaron en este tiempo". Y a la par de los elogios a los medicamentos, sostiene: "Al final, la terapia fue una mierda".


Un dulce
Cuando no toma vino, Enzo anda tomando ginebra. Disconforme con que su hermano, Roberto, destine tiempo y dinero a la terapia, le pide: "Hablalo conmigo, yo soy tu psicólogo". Otras muestras de su carácter, a continuación:
"¡Callate, andá a lavar los platos!", le grita a su madre, que por una vez se había animado a echarle en cara su autoritarismo.
"Ese es el que le gusta que le rompan bien el orto, ¿no?", es su referencia al personaje de Nick Nolte, (actor predilecto de su hermano) en la película "El príncipe de las mareas". No solo se equivoca por referirse así a la violación de la que es víctima el protagonista; también falla por cuanto lanza semejante exabrupto durante un diálogo en el que su hermano da los primeros pasos para conquistar a una mujer.   
"Yo no voy a un lugar que me sacan guita para decir tres pelotudeces", le responde a Antonio, compañero de terapia de su hermano que le pregunta si va al psicólogo.
Al cabo de una discusión hogareña, les anuncia a su madre y a Roberto: "¡Yo me voy. Y que Dios los ayude, manga de hijos de puta los dos!".


17/4/14

Penas familiares
"Qué se yo qué me pasa con él. Lo veo chiquito en un cuerpo grandote y trato de hacer cosas con él: quiero salir, quiero juntarme, hablar, hacerme amigo. Me sale mal, todo me sale mal con él. Paso de la emoción al autoritarismo y el pibe se da cuenta y me va a mandar a la mierda", dice Guillermo Segura de su hijo de 12 años.
Ahora no le habla a su esposa, sino desde el diván al colega que lo analiza:

"Yo le exijo todo a Lucas, mucho más de lo que me exijo a mí mismo". Reconoce que "hay que cambiar, hay que cambiar. No sé cómo, pero hay que cambiar".


Legado

"Cuando te sorprendas de tu crueldad, más crueldad", recuerdan conjuntamente Enzo y Roberto una de las máximas de su padre, el viejo Chitti.
Será por eso que las elecciones de Roberto son a escondidas. En el consultorio del licenciado Guillermo Segura cuenta: "Hoy para mi familia yo estoy en el cine. Para mi familia, la terapia es pura mierda. Entonces yo tampoco tengo la fuerza suficiente para decirle (a su hermano, Enzo) que no y defender lo que yo quiero hacer". 
(Piezas de "Vulnerables", una memorable serie televisiva).

13/4/14

Feliz consorcio
"Vida para alquilar"
es una canción de Dido. Al margen de la letra y el sentido que su emisor haya pretendido, atrae pensar si alguien renta su vida y, en tal caso, a qué y a quién.
No da lo mismo rentarle tiempo a la guitarra de Paco de Lucía que a Sergio, Lobizón del Oeste.
Tampoco es igual alquilar por un tiempo las decisiones, en la medida que se aprende lo básico y más, que hacer hasta la muerte únicamente lo que otros nos digan. Cabe distinguir en este caso entre aquellos que alquilan lecciones, apuntes, sesiones, charlas mientras van construyendo su saber de los que, con tal de no sentirse inquilinos, viven para siempre en la propia choza ignorante.
Ser necio es muy diferente de ser original. Quizás tanto como lo son la terquedad y la perseverancia.
Anatole France no lo sabe
Para vos, Castrilli
"Interpreto el reglamento antes de aplicarlo. Y se lo explico personalmente a las detenidas. Por ejemplo: el reglamento ordena silencio absoluto. Pero, si guardaran silencio absoluto, todas se volverían idiotas o locas. Pienso, debo pensar, que no es eso lo que pretende el reglamento".
(Del director de una cárcel, en el cuento "Robo doméstico", de Anatole France).
Para todos los que, como el exárbitro de fútbol, hacen de la fría letra de las reglas un puñal contra su espíritu.

Socialización

Una docente de Comunicación advirtió una vez que muchas personas acabn pareciéndose a sus oficinas. Tal vez Flora, la empleada pública interpretada por Antonio Gasalla, haya sido más o menos cordial hasta que notó cuáles eran las reglas de su lugar de trabajo.
Como proponía pensarlo José Ortega y Gasset, los actos humanos son coproducidos por las circunstancias, entre las cuales cabe citar la educación. 
Al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Río Cuarto, el dramaturgo Tato Pavlovsky recordó que cientos de militares recibieron enseñanzas tales como que la tortura es parte de la tarea, de lo cual resultaban hombres que, luego de atormentar a prisioneros, volvían a portarse en su casa como maridos correctos y padres afectuosos.
En su cuento "El Señor Thomas", Anatole France refiere a un juez al que "le habían enseñado en su infancia que el sufrimiento es bueno, que tiene por sí mismo mérito, virtudes y que es expiatorio. Lo creía firmemente y consideraba que cualquiera que ha delinquido merece el sufrimiento. Le gustaba castigar. Era un efecto de su bondad".



10/4/14

Estereotipos: zonceras
Las generalizaciones son comunmente una mala idea. Por hache o por be causan daño.
Quien compra el estereotipo de que los tangos son tristes pierde la chance de reírse con las letras de "Un baile a beneficio (La podrida)" o "Chorra", entre otros.
Otro perjuicio lo provoca la frase "no hay mal que por bien no venga". Esta, que suele caerse de la boca de quienes a lo sumo pierden cinco pesos, es otra forma de expresar el contenido "todos los males hacen algún bien".
Si fuera cierto, numerosos clientes en busca de bienestar comprarían calzados más chicos que sus pies, lo cual desmienten vendedores de zapatos con más de 40 años de trayectoria.
Tampoco se conocen casos con final feliz de quienes dan un pésame manifestando: "No hay mal que por bien no venga".

6/4/14

Postales repetidas
Por Matilde Maffrand, estudiante del Programa Educativo de Adultos Mayores 

     Era una mañana de abril, el niño abrió sus ojos, comenzó a recorrer la anatomía del  espacio, del sitio  que lo convocaba cada noche hasta el amanecer, supo que pronto las voces de susto mañanero de su padre se empezaban a escuchar, primero lejos y luego con una peligrosa aproximación, eran palabras urgentes dichas en un tono nervioso.

     "¡A ver si ya está agarrado el carro!".

     "¡Niño vago!".
     La madre se desplazó en la cocina con cansancio de años, amagó un desayuno que Lucas no pudo beber, la urgencia del momento le quitó intimidad a la acción mañanera y los dos, padre e hijo, sin decirse una palabra salieron a la calle. En la esquina ya pudieron ver los primeros guardapolvos blancos, las figuras nítidas de otros niños apurando su paso, con la urgencia de no llegar tarde a la escuela, algunos con mochilas, con ruedas o sin ruedas, otros simplemente con los cuadernos en la mano, los ojos demasiado abiertos como queriendo atrapar todos las imágenes del momento, el pelo recién mojado y peinado con apuro, desde el medio hacia el costado, los mayores protestando por el paso lento de su hermano menor que de tanto en tanto hacía un trote para alcanzar el nivel del acompañante, el momento se pobló de colores mañaneros y el barrio tomó su ritmo habitual.
     Como una foto aún no revelada, y acompañando el compás del caballo los dos ocupantes siguieron  su recorrido que era siempre el mismo, eran cartoneros sin imaginación y lo que se hizo el día anterior se repitió esa mañana. Sin saludar a nadie pero reconociendo en su rutina a cada persona, observaron con detenimiento los puntos débiles de esos momentos en busca de una rapiña fugaz, una campera olvidada, un triciclo sin dueño, estaba en su esencia, y era parte del aprendizaje de vivir tomar lo ajeno y considerarlo propio.
     El niño copió en todo momento las acciones de ese ser bruto y endurecido que lo conducía, casi que era una sombra pequeña en la proyección de la película en blanco y negro.
    Ya avanzada la siesta volvieron a la casa con un magro resultado, lo que dio lugar al disgusto impreso en el rostro del adulto, palabras fuertes y con tono amenazador se escucharon, en la mesa un plato de comida con olor a repetido los esperaba, no se hablaron.
     ¿Y si tenía razón ese amigo loco que varias veces le dijo: "Lucas, vos debes ir a la escuela"?
     ¿Quizás se podría escurrir por las tardes?
Hombres de la calle
"Bah, los otros, los otros no existen, eso jamás ha molestado a nadie. Además, aquí deben de haber, otros otros, invisibles, mudos". En parchedelectura.blogspot.com.ar se leen estas palabras de Samuel Beckett extraídas de uno de sus Textos para Nada.
Duro. Realista. Este diagnóstico hecho arte también guió a Julian Hetzel a hacer una instalación llamada "I'm here" ("Estoy aquí"). En una habitación pintada de blanco hay un hombre con su espalda contra la pared y sus piernas en el suelo, al lado de un bolso que ya no es solamente blanco. Los colores de su campera negra y sus pantalones azules también han sido afectados por la intemperie y la falta de lavados. Al hombre se le ven las canillas porque cubre sus pies con zoquetes. Sus zapatos no están lustrosos y sus suelas se ven quebradas.
El artista que concibió la obra, que forma parte de la serie Espacios Revelados, sostiene que al ubicar un hombre sin hogar frente al espectador busca hacer visible lo evidente. Afirma, con razón, que el cambio de contexto coopera para detenerse en aquél frente al cual por lo general se pasa de largo por lo rutinario que resulta encontrarlo en el paisaje urbano.
¿De qué más nos podríamos dar cuenta si otros que nos rodean cambiaran de ubicación?
Otro de los protagonistas de Espacios Revelados es Jim Etchells, quien desde el Reino Unido pinta en paredes "Some imperatives" ("Algunos imperativos"). El que dejó en las últimas horas en San Martín 280, en Buenos Aires, dice que la gente debería aprender a hacer lo que predica. Está escrito encima de otros, que se entrevén. Como suele pasar con obligaciones y afectos; que una pertenezca al ayer no conlleva que ni rastros deje.
Postales callejeras
Amor, trabajo
Un beso, otro, dos más. El abre su mochila. Nuevo beso corto en los labios. Se despiden. Ella, caminsa blanca y pantalones azules, camina hacia la derecha y vuelve sobre sus pasos. Intercambian algo detrás del cartel blanco que tiene un corazón entre paréntesis. Ultimo beso y ella que entra a trabajar en el Café del Pato Donald.

Lejanías
Una matanza de niños da origen al Día de los Santos Inocentes, que para millones de personas significa el contexto ideal para gastar bromas.
La festividad de San Patricio se celebra de tal manera que alguien podría preguntar si pasó de ser el patrono de Irlanda al de quienes toman cerveza de a litros.
A pocos días de rememorar a un hombre que dio la vida en la cruz, gallinitas, conejos y huevos de Pascua comparten vidriera con un cartel que informa de la venta de chocolates con diseños eróticos.
Es de esperar que para el Día del Animal nadie organice una cacería.

Hacedores
El edificio de obras sanitarias de la nación en Buenos Aires es un palacio. Quien quiera servirse de datos arquitectónicos los tiene disponibles en Wikipedia, que revela que semejante belleza fue construida para alojar tanques de agua. Ilustra el amor por la hermosura, la conciencia de cuánto la forma puede contribuir más allá del contenido, indica en qué medida es posible alcanzar un objetivo y a la vez brindar otras ayudas, entre ellas el regocijo de quienes lo contemplan.
A tanto esmero le hace justicia el obrero sentado en un banco de madera sobre calle Ayacucho: deja al paseante pensando si se trata de un sereno adulto mayor que aún viste pantalones azules y camisa al tono con el escudo de OSN o si de veras es una escultura.
Como para recordar que a cualquier institución la hace -también la deshace- la gente.

4/4/14

Del diario de Adrián Ramírez
Si pudiera vivir de nuevo algunos días... Me acuerdo de Elsa y de Mariano. El me decía que era evidente que ella gustaba de mí. Tímido más allá de lo permitido, postergué una y varias veces la invitación a un café. La ficha de la demora me cayó una nochecita de 1995 en la cual la vi caminando de la mano de otro pibe. La vida suele ser despiadada con los pelotudos.
Pequeñas guerras evitables
Lo que sigue ejemplifica cuánto condiciona la cultura el modo en que se interpretan los mensajes y hasta qué punto dificulta la comprensión la comodidad de no ponerse en el lugar del otro.
En su artículo "Cultura y conflicto", Harry Triandis refresca un artículo publicado por el New York Times el 9 de enero de 1991, relativo a un encuentro entre el ministro de Asuntos Exteriores de Irak, Tarik Aziz, con el secretario de Estado de los EE.UU., James Baker.
De acuerdo con el informe, Baker expresó claramente que los Estados Unidos atacarían si Irak no dejaba Kuwait. Pero lo dijo con calma. El problema de comunicación ocurrió porque junto a Aziz estaba sentado un hermano de Saddam Hussein, que prestó atención a cómo habló Baker más que al contenido. De vuelta en Bagdad, reportó que "los americanos no atacarán. Son débiles. Están calmos. No están enojados. Solo están hablando".
La historia demostró que la lectura hecha por el hermano de Saddam fue errónea.
Triandis agrega que las culturas individualistas de Occidente toman mayormente el contenido de las comunicaciones, mientras que las colectivistas orientales registran principalmente el contexto de lo dicho.
La guerra del Golfo no fue producto de un malentendido. Sí lo son otras guerras más chicas, de las que no salen por televisión, de las que enfrentan a familias, a amigos, a vecinos que no se comprenden, ni cambian de posición para ver desde los ojos de los demás.
¿Para qué pensar?
Desde ya que leer y tratar de cultivar la reflexión no garantiza felicidad, pero la ignorancia inmensa a la que muchos se abrazan promueve la infelicidad para quienes los rodean. Ejemplo: alguien prefiere vivir conforme a sus instintos, en función de lo cual hará de cuenta que las escaleras del subte, particularmente los peldaños menos visibles desde la calle, son un baño público. Darse cuenta de que, como planteaba Aristóteles, la libertad se relaciona con la razón, no con hacer conforme a nuestra animalidad, es un esfuerzo que quienes han renunciado a leer prefieren evitar. Confunden libertad con satisfacer necesidades a cómo dé lugar.
El personaje de Jaimito el Cartero, que quería evitar la fatiga, era interesante en un programa cómico, aunque se torna dramático cuando se lo adopta antes y después de ver El Chavo.
Hay ejemplos más terribles de las consecuencias de la alergia por el pensamiento. Basta recordar a presidentes que fueron a guerras convencidos por gabinetes embaucadores.

3/4/14

Queja realista
Lo que se imprime cuenta. En uno de sus estudios, Samovar, Porter y Stefani identifican cinco similitudes entre distintas religiones, una de ellas es que todas tienen sagradas escrituras. Mencionan la Biblia en el cristianismo, el Viejo Testamento para el judaísmo, el Corán para los musulmanes, los Vedas o textos del hindusimo y el Canon Pali, material budista. Sin perjuicio de la transmisión oral, los grabadores y los archivos de audio, es evidente que los mensajes sumamente importantes para una sociedad requieren de un canal indeleble.
Triste es sospechar que si este texto se presenta a muchos alumnos primarios y secundarios, de inmediato se declaren ateos, no sea cuestión de tener que ponerse a escribir o a leer.
Más triste aun es tener la certeza de que así han sido socializados por adultos, en el nombre de un derecho de todos a la educación que en la práctica se traduce en aprobar aun a quienes no saben que nada saben.