¿Para qué pensar?
Desde
ya que leer y tratar de cultivar la reflexión no garantiza felicidad, pero la ignorancia inmensa a la que
muchos se abrazan promueve la infelicidad para quienes los rodean. Ejemplo: alguien prefiere vivir conforme a sus instintos, en función de lo cual hará de cuenta que las escaleras del subte, particularmente los peldaños menos visibles desde la calle, son un baño público. Darse cuenta de que, como planteaba Aristóteles, la libertad se relaciona con la razón, no con hacer conforme a nuestra animalidad, es un esfuerzo que quienes han renunciado a leer
prefieren evitar. Confunden libertad con satisfacer necesidades a cómo dé lugar.
El personaje de Jaimito el Cartero, que quería evitar
la fatiga, era interesante en un programa cómico, aunque se torna
dramático cuando se lo adopta antes y después de ver El Chavo.
Hay ejemplos más terribles de las consecuencias de la alergia por el pensamiento. Basta recordar a presidentes que fueron a guerras convencidos por gabinetes embaucadores.