18/4/14

Familias de última
"Al final, lo primero es la familia", afirmaban los integrantes de la televisiva familia Benvenutto, los domingos al mediodía. Era una comedia.
En "Vulnerables", si bien más de una expresión provoca risas, el objetivo no es entretener desde el humor ligero; la serie expone con crudeza los dramas de personas cuyos núcleos primarios son, como mínimo, disfuncionales, por no decir crueles. 

Amor de madre
Jimena es una de los integrantes del grupo que hace terapia con el licenciado Guillermo Segura. Entre sus problemas está el de orinarse ante situaciones conflictivas. Su mamá, Maria Elena Soria, prefiere medicarla sin consultar a un profesional que alentarla a resolver su enuresis con ayuda psicológica.  Implacable en su espíritu controlador, trata de alejarle cada una de sus amigas. Su colección de frases destructivas incluye: "Tu Paulita tiene el método del reptil". La descalificación a la compañera de trabajo de su hija también contempla sentencias tipo "es una mosquita muerta" y "la mona, aunque se vista de seda, mona queda". Por eso, cierra uno de los diálogos con Jimena aconsejándole: "Hablalo con mamita".
Cuando se cumplen 45 días sin enuresis, mamá Elena le hace soplar una vela a Jimena para celebrar el éxito que, según ella, dieron los remedios "que nos acompañaron en este tiempo". Y a la par de los elogios a los medicamentos, sostiene: "Al final, la terapia fue una mierda".


Un dulce
Cuando no toma vino, Enzo anda tomando ginebra. Disconforme con que su hermano, Roberto, destine tiempo y dinero a la terapia, le pide: "Hablalo conmigo, yo soy tu psicólogo". Otras muestras de su carácter, a continuación:
"¡Callate, andá a lavar los platos!", le grita a su madre, que por una vez se había animado a echarle en cara su autoritarismo.
"Ese es el que le gusta que le rompan bien el orto, ¿no?", es su referencia al personaje de Nick Nolte, (actor predilecto de su hermano) en la película "El príncipe de las mareas". No solo se equivoca por referirse así a la violación de la que es víctima el protagonista; también falla por cuanto lanza semejante exabrupto durante un diálogo en el que su hermano da los primeros pasos para conquistar a una mujer.   
"Yo no voy a un lugar que me sacan guita para decir tres pelotudeces", le responde a Antonio, compañero de terapia de su hermano que le pregunta si va al psicólogo.
Al cabo de una discusión hogareña, les anuncia a su madre y a Roberto: "¡Yo me voy. Y que Dios los ayude, manga de hijos de puta los dos!".