En diario Olé, un hincha de Boca se queja porque renovar su platea preferencial por una temporada le costará casi 14.300 pesos, o sea, 750 por partido para ver futbolistas a los que critica.
Con los equipos de fútbol pasa como con los monopolios comerciales. Quien solo tiene un almacén disponible paga barbaridades por la yerba y los fideos aunque no quiera. ¿Alguien imagina al hincha yendo a ver, por ejemplo, a River porque es más barato?
El hincha de Boca que desembolsa 750 pesos por un partido de fútbol podría ejercer su derecho a a queja. Así como una ciudadanía eternamente sumisa se expone a gobiernos entre malos y pésimos, una hinchada que paga lo que le piden es corresponsable del alto precio de la baja calidad. Y no puede alegar que si obraba distinto podía morir.
Para unos cuantos es más sencillo pagar fortunas y quejarse que hacer autocrítica, cambiar hábitos y ayudar a construir un club mejor.
"Argentinos, a las cosas", sigue siendo una desoída frase de José Ortega y Gasset.