29/12/12

Costosa pertenencia
 
Sea porque el club impide el ingreso al estadio a los hinchas comunes o por las ganas de hacer un aporte mensual a los colores que tanta alegría dan, millones de argentinos piensan en asociarse a un club de fútbol.
En instituciones donde no es necesario estar afiliado para ver los partidos, la economía es una buena razón: sale más barato ir a la cancha como socio que como hincha raso. Además, el desembolso para la cuota, que puede ser de 50 pesos, va íntegramente al club, mientras que lo gastado en entradas (dos por mes son 80 pesos en categorías de ascenso) se reparte con la Asociación del Fútbol Argentino. Como las entidades son conscientes de que los ingresos son siempre insuficientes, los unos y los otros tienen que pagar un adicional de tribuna que ronda los 15 pesos.
Entre destinar 80 pesos (cincuenta más treinta por ver dos juegos) al club querido y 110 por dos boletos de 40 con sus respectivos adicionales de 15 pesos que alimentarán también a la poco respetada AFA, la elección es clara.
Sin embargo...
Quien haya visto la película "Rudo y Cursi" duda. Si su dinero va a parar a futbolistas que dilapidan fortunas en apuestas, mejor usarlo para otra cosa.
Claro que otro es capaz de razonar: "Me alcanza con que jueguen bien y me den satisfacciones; contribuyo para su sueldo, no soy fiscal de su presupuesto". Y más de un socio elige "gastarla acá y no en la AFA, que por años hizo contratación directa de la televisación de los partidos, con lo cual privó a los clubes de los ingresos superiores que hubiera generado una licitación".
Sin embargo...
"Los barras siempre tienen una tajada cercana al 10%" del presupuesto del club, "cuenta un exlíder de La Doce de la década anterior", tal se lee en la nota de Gustavo Grabia en Clarín del 23 de diciembre. Es decir que 8 de cada 80 pesos que el hincha pone mes a mes en el club que forja significativamente su identidad terminan en manos de barrabravas.
La gratitud al club sugiere asociarse. El temor a mancharse con sangre violenta indica abstenerse. 
Sin embargo...
¿Sería posible para el Estado recaudar siquiera un peso si todos los ciudadanos dejaran de pagar hasta que se vaciara el plato de ñoquis?

Por supuesto que millones de contribuyentes saben que sus aportes impositivos son tanto para hospitales salva vidas como para océanos burocráticos. Claro que tienen presente que su dinero alimenta a los que hacen su trabajo como a los que cada tanto son pillados in fraganti con cámara oculta mientras coimean. Siguen cumpliendo con los tributos después del escandaloso viaje de "Hinchadas Unidas Argentina" (barras bravas) al Mundial de Sudáfrica, que probó cuán distinto del deseable puede ser el final de los fondos públicos.
Están los que pagan para tener el servicio, o sea por necesidad/ conveniencia/ comodidad, y a quienes los guía la madre Teresa de Calcuta con su expresión cercana a: "Lo tuyo es una gota en el mar, que sería menos mar sin tu gota".
En los clubes como Boca, que solo dejan entrar en su estadio a los socios -una bofetada a su esencia popular, la necesidad tiene cara de hereje. Para el fanático que no puede pasar más de dos semanas sin estar allí donde se juega, la razón atropella los molinetes de la ética y sentencia: "La barra seguirá existiendo aunque yo no me asocie. El mal persiste y me quedo sin ver los partidos. Ma sí, me hago socio y no se hable más del tema". Si la conciencia quiere seguir hablando, se la acalla con un acto concreto. "En adelante, a la cancha voy en colectivo, de modo que el negocio de los trapitos tenga un cliente menos".
En su libro "La Doce", Gustavo Grabia recuerda que el entrenador Carlos Bianchi se negó rotundamente desde su llegada en 1998 a engrosar las cuentas de la barra de Boca, que asimismo conservó sus ingresos. Vaya a saber qué caja se achicó para mantener la del Jugador Número Doce. Un hombre le jugó limpio a su conciencia y un club obró como el 99 por ciento de los restantes, a sabiendas de que el apoyo político para acabar con el mal no existía.
Menudo dilema. Los clubes brindan servicios de pileta, de gimnasia artística, de básquetbol, hándbol, hasta escuela primaria y secundaria algunos, merced al dinero de los socios. Varios de ellos se han resignado a que su cuota también sirva a los barras. Otros tal vez no se hayan detenido a pensarlo. Algunos continúan dudando.


26/12/12

Trabajoso 
Un hombre toma una cerveza acodado en la barra de un negocio de la estación de trenes de Lomas de Zamora.
Días después, el refresco tras el día laboral cambia de lugar, dada la prohibición de vender bebidas alcohólicas en zonas ferroviarias que rige desde diciembre de 2012.
¿De qué se habrá refrescado ese hombre? La descripción deja paso a la imaginación y algunas respuestas salen del vaso.
De un trabajo poco gratificante. De un sueldo que se le parece. De una oficina sin aire acondicionado. De 32 grados a las cinco de la tarde.
Stephen Moore apunta que el trabajo es uno de los elementos que moldea la identidad adulta. Ayuda a definirnos, lo cual -según cómo nos llevemos con nuestra ocupación- puede implicar un vaso de cerveza para celebrar o para olvidar.
El capítulo 3 de Los Años Maravillosos revela la influencia del empleo sobre la vida hogareña de un padre de familia. "Gerente de servicio de distribución y protección al producto" es el cargo de Jack Arnold en la empresa Norcom. "Es un buen empleo, pero no es lo que pensé que haría con mi vida", le cuenta a su hijo Kevin el día en que satisface su curiosidad de qué significa el puesto y lo lleva a la oficina. Entonces Kevin descubre que papá da órdenes y llama la atención a empleados, pero también es humillado en su presencia por superiores.
"Quería ser jugador de béisbol" y "cuando tenía tu edad quería ser capitán de un barco", son confesiones paternales a quien anida los mismos sueños durante la preadolescencia. "No puedes hacer todas las tonterías que quieres en la vida. Tienes que hacer tus elecciones, tratar de ser feliz con ellas. Creo que nos ha ido bien", es el segundo tramo de la charla, en la que las fantasías de hace mucho fueron reemplazadas por el realismo y las necesidades de ayer y hoy conforme hay cuentas que pagar y chicos que educar.
El día había empezado con un desayuno limitado a un sorbo de café ya que "el tránsito va a estar muy pesado".

Kevin pasó la mañana y la tarde junto a papá Jack. Entendió por qué varias noches ese hombre se aislaba frente al televisor o en el telescopio con el cual miraba estrellas.
"El trabajo es trabajo" y "un día es un día" deben haber seguido siendo las contestaciones repletas de fastidio que Jack Arnold le dio a su esposa, Norma, respecto de qué tal había estado la oficina. Por algo no quería ir años después al Día de la Familia de Norcom (en youtube, temporada 3 episodio 24). Además le molestaba que al llamado "Señor Inútil" lo hubieran promovido a vicedirector. Kevin se entera de boca de la hija del flamante vice. Al rato, papá Arnold sabe que Kevin lo sabe y le pide disculpas por no haber logrado el ascenso.
"Los Años Maravillosos" no fue realizada con propósitos educativos, lo cual de ningún modo impide que regale ejemplos de rol social -lo que se espera de alguien de acuerdo con su posición- de padre en una cultura patriarcal, de alienación laboral y de su impacto cotidiano en la familia. Hecha en Estados Unidos hace décadas, es identificable en Río Cuarto, Lomas de Zamora y en cuanto lugar haya gente que se lleva con el trabajo como con equipos de fútbol que pierden mucho: sufren mientras juegan, pero más todavía fuera de temporada.

19/12/12

¿Encima eso?

Recuerda un hincha que la tarde consagratoria frente a Unión por el Clausura 2001, el goleador de San Lorenzo tiró un penal. El arquero Hernán Castellanos rechazó. Algunos fanáticos del Ciclón insultaron a Bernardo Romeo. La pelota dio en el palo y entró. Entonces lo ovacionaron.
Por el Clausura de 1999, Boca le ganaba 3-0 a San Lorenzo. El Viejo Juan, contento, dejó de escuchar el partido y se puso a hablar con un excompañero del correo. Al rato le preguntó a su amigo el taxista cómo iban: "¡Qué hijo de p...!", bramó cuando le dijeron que Martín Palermo había errado un penal y que la victoria estaba a punto de consumarse.
"Héroe o nada" es una expresión que usan los ingleses para ilustrar este tipo de juicios de los hinchas. "Campeón o imbécil", "ganador o muerto", "piola o gil" son algunos equivalentes de menor lucimiento.
La Corte futbolera solo atiende resultados. La Corte futbolera influye sobre las decisiones de los presidentes de los clubes.
¿Cuánto margen para pensar en la belleza les queda a los jugadores? ¿Y a los directores técnicos?

Al amigo azulgrana Gabriel

5/12/12

Delicias de Chesterton 

Sería largo y laborioso cortar las cabezas de los tiranos; es más fácil cortar el pelo de los esclavos.
La ironía es para aplaudir de pie y pertenece a Gilbraith Keith Chesterton. Está incluida en su libro What's wrong with the world, susceptible de traducirse como Lo que está mal en el mundo.
Editada en 1910, la obra conjuga la visión crítica con la función literaria. Incluye verdades tristes y expresiones con las que se puede coincidir o no, aunque difícilmente negarles agudeza.
Hace más de cien años, este hombre que disfrutaba de la reflexión señalaba su preocupación por la tendencia a mirar el futuro sin ánimo de revisar la historia. Sospechaba que una de las causas era la comodidad y otra, el temor a encontrar grandes obras que pudieran hacernos sentir pequeños:
Puedo hacer el futuro tan estrecho como yo mismo; el pasado está obligado a ser tan amplio y turbulento como la humanidad. Y el resultado de esta actitud moderna es realmente este: los hombres inventan nuevos ideales porque no se atreven a tratar de llevar a cabo los viejos ideales. Miran hacia adelante con entusiasmo porque temen mirar hacia atrás.
Mediante esta figura exponía el saludable balance entre caminar hacia el mañana reconsiderando lo sucedido ayer:
El hombre es un monstruo deforme, con sus pies puestos para adelante y su cara dada vuelta.
La página 194 de la reimpresión de Ignatius Press hace 18 años ilustra la capacidad de Chesterton para encadenar razonamientos:
Porque una niña debe tener pelo largo, debe tenerlo limpio; 
porque debe tenerlo limpio, no debe tener un hogar sucio; 
porque no debe tener un hogar sucio, debe tener una madre libre y con tiempo; 
porque debe tener una madre libre, el propietario de la casa no debe ser un usurero; 
porque no debe haber un dueño usurero, debe haber redistribución de la propiedad; 
porque debe haber redistribución de la propiedad, habrá una revolución.

Nota al pie: la traducción del editor tiene un margen de error, de ahí la evitación de comillas.

2/12/12

Te lo perdiste

Era la primera comunión de la hija de un gran amigo. A la fiesta estaba invitada Myrna, compañera en el centro de televentas. Bautista los sentó a la misma mesa.
El trabajo se metió apenas en la cena, apenas para recordar clientes pesados y cómo llegaban temprano no porque la empresa pagara presentismo sino para sentarse en la silla de mejor respaldo.
Una conversación agradable, esperanzadora para Esteban, que gustaba de Myrna desde varios meses antes de que ella terminase su último noviazgo.
A los dos les gustaba el jazz y cada tanto sonaba jazz.  
El vino era rico.
Antes del corte de la torta, Esteban fue al baño. Mateo le iba a preguntar si estaba bien cuando de repente lo tuvo que atajar; evitó que se rompieran la cabeza de su amigo y el lavabo.
A las dos de la tarde siguiente, Esteban quiso salir de su casa. No tenía las llaves. Vio el canasto de la ropa sucia y le costó creerle a Mateo, que le juró que no le había vomitado el auto. Se enteró de que su ahijado le dijo al papá "Esteban camina arrastrando los pies y vos no le decís nada". Supo que Bautista lo acompañó en el auto, se quedó un rato en su casa, cerró y a la vuelta escuchó a su esposa reclamarle: "Tu hija se durmió, mirá cómo le quedó el vestido, ¿ahora qué fotos sacamos?".
El disc jockey pasó "Río de luna", la canción durante la cual pensaba invitar a Myrna a tomar un café.

1/12/12

Va de nuevo

Se acordó de Maradona. De cuando estrelló un penal en el travesaño por la penúltima fecha del Metropolitano de 1981. Hubiera sido el empate frente a Central y la vuelta olímpica de Boca. Según la revista El Gráfico, estuvo encerrado como una hora junto a su pesar. Es que miles de hinchas xeneizes habían viajado a Rosario con la esperanza de la consagración.
La semana siguiente hubo otro penal.
Maradona lo pateó, Boca celebró y Adrián Ramírez se emocionó al recordarlo: algunas cargas hoy inmensas se aligeran mañana.

Contacto azul y oro
Boca pierde 2-0 ante San Lorenzo de local por la primera rueda de la temporada '85/86. A dos minutos del final, Roberto Passucci descuenta. El fervor de muchos y la gambeta de Claudio Dykstra en el área tienen una consecuencia común e infrecuente: penal como última jugada del partido. Passucci toma la pelota que segundos después da en el palo derecho del arco defendido por José Luis Chilavert.
Fue la primera de cuatro derrotas seguidas de Boca.
Los xeneizes repuntaron y clasificaron a la Liguilla, torneo que asignaba una plaza para disputar la Copa Libertadores de América.
Semifinal frente a... San Lorenzo. A dos minutos del inicio, Passucci cuerpea a Rubén Insúa, anticipa a Chilavert y mete el 1-0. En el complemento, Graciani marcó el 2-1 decisivo dado el empate en la revancha. Dos semanas más tarde, día del padre de 1986, Boca se impuso 4-1 a Newell's en Rosario y se adjudicó la Liguilla.



La tacita

A pedido del autor, vuelve el formato de múltiple opción.
¿A qué hace referencia Adrián Ramírez cuando escribe "la tacita de porcelana se cayó y se partió"?
-A lo sucedido mientras la limpiaba.
-A su ahijado, que sufrió fractura expuesta al chocar.
-Al penúltimo noviazgo, concluido cuando ella se hartó de su falta de iniciativa.
-Al destino de la taza cuando soltó su bolsa por agarrar la que contenía lechuga, paltas y manzanas.
-A la cicatriz que le quedó en la cara por el puntazo que ligó tras provocar a hinchas rivales.
-A la relación con su hipersensible suegra.
-Al empate recibido sobre la hora, merecido mucho antes.
-A lo que pasa si se deja la salud a merced de un mal médico.
-A lo que ocurrió en el palco VIP de Miami Heats cuando la estrella del equipo marró el octavo lanzamiento libre.
-Al llanto que después de horas se hizo incontenible.
-A la amargura frente a errores que no pudo enmendar.
-A la confianza en Sergio, que todavía le debe 5.230 pesos.
-A su inocencia, cuando supo que su ídolo hacía playback.

Nota al pie: las opciones no son excluyentes.

28/11/12

Para cambiar así...
Daniel Passarella se fastidiaba porque Carlos Bilardo no lo declaraba públicamente "titular seguro" como a Maradona para el Mundial de 1986. Este tipo de detalles de comunicación que lo desvelaban pasó a importarle poco y nada al despedir por teléfono a Leo Astrada de la conducción técnica de River en 2010.
Por haber sido artífice de la clasificación argentina en las eliminatorias de 1985 rumbo a México, Passarella reclamaba gratitud. Años después se convirtió en presidente de la Banda Roja. Durante su mandato, Matías Almeyda le puso el pecho a la camiseta a la hora del descenso y soportó duras críticas como técnico en la B Nacional. Condujo el regreso a Primera y el mantenimiento en la máxima división con un promedio que no da para preocuparse. El 28 de noviembre de 2012, sin embargo, Passarella resolvió que era tiempo de deshacerse de Almeyda.
¡Ay, la desmemoria!
Merecidos abrazos

Se iba el nueve. El hombre se bajó del 18 y empezó a trotar. El chofer lo vio mientras cortaba los boletos de los pasajeros que subían. El trote se hizo corrida porque ya nadie había en la fila del nueve. Desde el 18 sonó un bocinazo para que el otro ómnibus esperase. Se había consumado una acción solidaria, un gesto de ayuda de un joven conductor hacia uno de los tantos desconocidos a los que cada día transportaba.
A él.
A los miembros de las cooperativas de trabajo que en las plazas regalan el olor de pasto recién cortado.
A los carniceros que desgrasan los cortes aun sabiendo que muchos clientes, resignados ante ventajeros, aceptarían lo que les diesen.
A los policías que se arriesgan pese a que, hagan lo que hagan, son estereotipados de corruptos.
A los padres que obran desde el amor y recogen duraderas muecas de fastidio.
A los jefes justos a los que, por pudor, miedo a recibir tareas adicionales u otra razón, no se les agradece.
A los sacerdotes que predican con entusiasmo por más que vean bostezos u otras formas de indiferencia.
A los que escuchan al cabo de una jornada larga, cuando sería lógico que eligieran dejarlo para el otro día.
A todos los que hacen obras buenas y jamás suben a un escenario a recibir premios.

24/11/12

Estaba en otra
Una vez, el maestro uruguayo Oscar Tabárez recordó lo duro que le resultaba tratar de motivar a jugadores del Milan que ya habían saboreado la gloria nacional, europea y mundial a las órdenes de un entrenador italiano. Señaló que los escuchaba hablar más de sus propiedades, entre ellas costosísimas alfombras, que del equipo al que debían enfrentar el domingo.
"Tesis mil veces sustentada, y con acierto casi siempre, la de que la dureza y asperidad de la vida no hace sino acrecentar nuestro amor a ella y que el terrible taedium vitae nace en los hartos" (Miguel de Unamuno, en Glosas al "Quijote". Las causas del quijotismo).
El traje de Tabárez se lo han calzado infinidad de hombres y mujeres que sienten que la más leve brisa se lleva sus palabras lejísimo de sus receptores.
Frustración equivalente sentiría Jorge Corona si, al final de su andanada de chistes, un espectador que va al teatro por inercia le dijera: "Caballero, ¿por qué usa la corbata tan larga?".
Duro el camino del docente, del entrenador, del humorista... de cualquiera que se apasione por algo y trate de compartirlo con más de dos o tres personas de vidas distantes.
Notación: según quien los cuente, también es arduo escuchar relatos de quienes juran su entusiasmo por una actividad.

23/11/12

Sentimientos ajenos
 
En el cuarto año del colegio San Ignacio, Ernesto Jorba tuvo que responder desde conceptos sociológicos esta pregunta: ¿Podemos decir que está mal que alguien se ponga muy triste por una derrota de su equipo de fútbol? Acierta quien entrevé la experiencia de vida docente en el origen del trabajo práctico.
 
En mi opinión, no podemos decir si lo que siente otra persona está bien o mal, ya que todos tenemos diferentes formas de pensar, diferentes sentimientos, gustos, etc. Por lo tanto, si una persona sufre decaídas o lo que fuere por resultados de fútbol, y no compartimos el sentimiento, no soy quien para opinar si lo que le pasa está bien o mal. De todas formas, si lo que le pasa es muy exagerado al punto que afecta su salud, sería bueno hablar con esa persona.
Por otro lado, en este caso, la persona no rompe ningún valor mientras respete y no involucre a las demás personas que lo rodean, en todo caso nosotros estaríamos rompiendo valores al opinar sobre cosas que no nos pertenecen y en las que no estamos involucrados.
La socialización primaria y secundaria, como la educación y por lo tanto la familia, tienen mucho que ver en esto ya que nuestra forma de vida depende de las mismas. Además, este tipo de cosas nos llevan a tener prejuicios, ya sean buenos o malos de esta persona, ya que si la persona se pone agresiva porque su equipo favorito de fútbol perdió, vamos a pensar que es una persona violenta y que por lo tanto no establezcamos mas relación con la misma, pero a lo mejor es una persona muy tranquila que solo reacciona así porque sus sentimientos y su pasión por el deporte la ponen así.
Como conclusión, podemos decir que nos sería apropiado opinar sobre si lo que le pasa a esta persona está bien o mal. Cada uno tiene su identidad y los demás deben respetarla, siempre y cuando no afecte a las demás personas.

14/11/12

Marche un 1
En la conferencia en la que dijo que no volvería a jugar al fútbol en Boca y se refirió a Diego Maradona como "ese muchacho", Román Riquelme también usó el tono humillante para responderle a Martín Arévalo, quien quería que confirmara que su ida de Boca era definitiva.
Ahora que, desinteresado, heroico, se pone a disposición de Boca para volver, ¿tendrá Riquelme la nobleza de pedirle públicas disculpas a Arévalo?
10 en la cancha, no fuera de sus límites.

11/11/12

Idioma fútbol

Suele actuarse de acuerdo con lo que se cree. Un hincha para el cual los futbolistas juegan mal por vagancia les canta "¡olelé/ olalá/ agarren una pala/ vayan a trabajar!".
A menudo se razona en función de lo que se sabe. Para un fanático que conoce que el presupuesto de su club es de los más altos de la categoría resulta inconcebible que los profesionales no den tres pases seguidos: "¡Oh/ que se vayan todos/ que no quede ni uno solo!".
Las condiciones económicas propias meten la cola. Las barras argentinas que reciben dádivas cuantiosas evitan silbidos aun en partidos horribles, en los cuales varias de las otras prometen: "¡Jugadores, jugadores/ no se los decimos más/ si no ganan esta tarde/ los mandamos al hospital".
Los marcos de referencia moldean. Tal como lo escribió Clives Staples Lewis en un ensayo en 1942, cualquiera sea nuestra experiencia, no la consideramos milagrosa si sostenemos una filosofía que excluye lo sobrenatural.
Así, quienes persisten en sospechar que los futbolistas no dan todo de sí continúan agraviando. Los que se dan cuenta de que entregan todo lo que tienen, pero no alcanza ya que es muy poco, sufren en silencio o cada tanto los insultan.
Los habituados a manejarse con apretadas siguen con su aviso: "¡Me parece que (nombre del club) no quiere ganar/ si es así/ si es así/ van a cobrar!".
Los contextos inciden. La música futbolera prefiere las rimas a la justicia, de ahí el estereotipo "que se vayan todos/ que no quede ni uno solo" a sabiendas de que dos o tres de los once son rescatables. Y como se entona lo que decide la barra, a veces el descontento de señores correctos y buenos alumnos se manifiesta con anuncios de palizas.
Entretanto, los que mezclan la religión oficial con el fútbol asumen que cuatro victorias seguidas de ese equipo son un milagro.

4/11/12



Fanatismo, mal de muchos
Por Elena Faricelli y Viviana Méndez, estudiantes del Programa Educativo de Adultos Mayores

Más que nunca vemos la preponderancia del fanatismo en nuestras actitudes frente a las cosas de la vida.
Un amigo que dice: “Ni loco miro a River”. Otro: “Me encanta Boca, no existe un equipo mejor”.
Es tal su nivel de fanatismo que, aunque el equipo pierda, justifican el accionar del delantero, del arquero o de otro de los once futbolistas.
Tal fanatismo no duda en endiosar a un jugador, aprobando todo lo que dice o hace, tomándolo no como lo que es, un jugador excelente, sino como un referente social, familiar y en algunos casos ejemplo a seguir.
También hay fanatismos religiosos, lo que está provocando matanzas en el mundo; de músicos, quien los sigue lleva impresa la remera con su retrato y lleva días haciendo fila, durmiendo en la intemperie para conseguir la tan ansiada entrada para ver a su cantante preferido.

Esas palabras
La escritora Angélica Gorodischer escribe un artículo bajo el título “¿Alguien me explica qué quiere decir ‘a ver’?” Dice: Ahora esto de ‘a ver’ “está invadiendo todos los ámbitos de la vida diaria”.
“Esto de ‘a ver’ es bastante nuevo y muy desagradable”, dice la escritora.
Cuando alguien aplica la expresión “con tono perentorio y definitorio”, parece que “nos está diciendo ‘vos sos ignorante y no entendés nada, pero yo que lo sé todo te voy a explicar’. Sí, por supuesto es una muletilla más, a ser agregada a ‘digamos’, ‘nada’, ‘de alguna manera’ y otras pavadas afines. Una lástima. En ese rubro habría que restar en vez de sumar. Poner límites, ¿no le parece? En fin, en esto pasa como en los buenos deseos y las buenas intenciones de las autoridades, sobre todo cuando se trata de educación, cultura y ese tipo de frivolidades”.
La escritora se pregunta: “¿Le prohibimos a la gente que diga “a ver”? Les ponemos una multa? O los metemos en cana? Me parece que esto último es un drástico y suena autoritario. Pues si e las escuelas no se enseñan las reglas de gramática y ortografía porque eso de reglas es autoritario, piense en lo que sería si pronunciar ‘a ver’ fuera no digo un delito, pero sí falta grave”.
Gorodischer cuestiona: “¿Vamos a terminar escrachados por un par de palabrejas sin importancia? Bueno, no, las palabrejas, aunque sean cortitas y desagradables, si se juntan siempre tienen importancia”.
Sigue: “Quiero decir que las palabras todas toditas sin distinción de religión, color de piel, aspecto, etc. son importantes. Finalmente fueron ellas las que nos transformaron y nos hicieron humanos”. No propone “que adoremos las palabras, pero sí que las tratemos con un poco más de amor y no las arrastremos por el fango, como diría algún autor de novelas románticas. Oiga, por favor, no diga nunca más eso de ‘a ver’”.

Peligro
El escritor Julio Cortázar escribió “uno de sus mejores cuentos, Casa tomada, también “uno de los más controvertidos”, plantea Francisco Seminario. “Algunos entrevieron después en ese cuento una metáfora política”, indica. “Cortázar soñó una casa y otros leyeron un país. Y quizá estuvieran en lo cierto: el propio escritor no excluyó la posibilidad de que en su sueño hubiera traducido una sensación que a su juicio se desprendía de la realidad cotidiana del primer peronismo y que más tarde lo empujó al autoexilio como opción a la “casa tomada”.
“Pasaron seis décadas desde la primera publicación del cuento”, añade el periodista. “La potencia de algunas metáforas, se supone, guarda relación con su capacidad  para actualizarse frente a realidades cambiantes”. Pero en este caso es “como en un deja vú” que se repite al infinito. Seminario expresa que la casa, pareciera, siempre está de una u otra manera tomada. En los setenta (casa violenta) en los ochenta (casa en desorden) en los noventa (casa rematada), la casa en ruinas de la crisis.
“Y ahora está la casa dividida”, asevera. “En el cuento de Cortázar, los espacios de la casa se van reduciendo a medida que ésta es ‘tomada’. No sabemos por qué o por quién y tampoco si la toma es real o imaginaria. Sus dueños sencillamente van cerrando puertas a medida que los nuevos ocupantes avanzan de habitación en habitación. No la resisten: se acomodan en espacios cada vez más pequeños, aceptan resignados que no hay mucho que ellos puedan hacer al respecto. Y cuando ya no tienen más espacios hacia los cuales retroceder, abren la puerta y se van. Pero antes, con más tristeza que bronca, tiran la llave a la alcantarilla”.
Considera que es difícil entender con qué naturalidad los dueños aceptan el avance de ‘los otros’.
“Quizá también esta pasividad frente al despojo tenga un valor metafórico. La historia indica que muchas veces el temor y el silencio se instalan de a poco, de manera casi imperceptible, hasta que se naturalizan como se naturalizan las sensaciones. Hasta que ya no se siente lo que se siente”.
Para Seminario, “la arbitrariedad como método, el atropello, la intolerancia y el sectarismo, crean sensación de casa tomada. También la disputa vociferante de los fanáticos, a favor y en contra”.
Asimismo, “la sensación de casa tomada crece y se extiende cuando no hay espacios para el debate, cuando nos dicen que hay buenos y malos” y cuando persisten la pobreza y el hambre mientras se gastan recursos cruciales para paliar estas realidades. Claro, ésta es sólo una sensación.

Escudo
Las redes sociales, tan beneficiosas en muchos aspectos, también entrañan peligros evidentes  y han permitido que cualquier delirante exprese odios, rencores, fanatismos, amores enfermos, calumniando, acosando y maltratando a personas e instituciones con total irresponsabilidad.
Una persona dice cualquier cosa sobre alguien y cuando ese alguien es insultado se defiende y acusa al cualquiera agresor, el agredido niega ese Facebook, Twitter o lo que sea diciendo que alguien ha tomado su nombre para decir cualquiera. Este fanatismo es contagioso.
En los años sesenta se proyectaba un futuro para la humanidad con acuerdos internacionales que permitirían una coexistencia de distintos modos de ver la vida. Algunas cosas se han cumplido, otras no y muchas han salido totalmente al revés. Sería bueno que el mundo no esté cada vez más alejado de la comunicación humana, esa que solo se logra con el contacto emocional, la confesión íntima, la comunión espiritual, la fidelidad a sentimientos, el cuidado de guardar lo que los otros nos pidieron que guardemos y no traicionar la fe que algunos hayan depositado en nosotros. Y así conviviendo con otros, no caeremos en los fanatismos que nos amurallan, nos acorralan, nos circunscriben a nuestro sentir, a nuestro yo, llegando a la conclusión de que fanatismo y soledad son compatibles.

Contraejemplo
Dice Khalil Gibran:
Del hablador he aprendido a
callar; del intolerante, a ser
indulgente, y del malévolo,
a tratar a los demás con
amabilidad. Y por curioso que
parezca, no siento ninguna
gratitud hacia esos maestros.

Resultadismo
Estudios de psicólogos sociales nos muestran en teoría que ser fanático surge a partir de la necesidad de seguridad, se trata de una especie de compensación frente a un sentimiento de inferioridad.
Tendríamos que pensar en qué orden de nuestra vida podemos enfrentarnos con el fanatismo. Se suele decir “no importa cómo lo hagas sino cuánto empeño pongas” o “no importa cómo lo hagas sino el amor que le pones”. Lo importante es ser justo y no fantástico o fanático.
En la sociedad en la que vivimos es muy fácil encontrar fanáticos, fantásticos dioses todopoderosos dueños de la verdad absoluta totalmente intransigentes: “Yo sé, no me igualan, todavía no nació quien me pueda”. Ante tanta intolerancia hacia lo que piensan o sienten los demás, qué importante sería preguntarnos: ¿Somos así de ¡fanáticos! para ponerle el pecho a nuestra embargada patria?
El fanatismo no está solamente en los deportes. Vemos en la pantalla chica caras con gran poder adquisitivo y ganas de obtener la mejor puntuación que no escatiman en mostrar lo impensado y a cualquier hora con tal de que el resultado al día siguiente sea comentado en todos los medios de comunicación. Sacan a relucir glorias ya fallecidas y se prenden de ese pasado. Fue bueno y mejor si fue escandaloso.  
Este bendito país tuvo un dios todoterreno, la furia de los más grandes del mundo, la verborragia de los pequeños. Aún persisten sus glorias no tan gloriosas como los campeonatos del mundo, pero aun más vendedoras y sugestivas que el gol de cinco gambetas y ganarnos casi las islas.

Estrategia
Ser diva o divo en nuestra sociedad consumista es cosa no tan difícil, sí lo resulta perdurar. Algunos saltan a la fama solo con algunos minutos destrozando años de carrera de alguien de alta gama y, por supuesto, contando algunos secretos muy bien guardados.
El existencialismo parte de la fórmula de que la existencia precede a la esencia, al decir de Jean Paul Sartre.
Se recuerda con aprecio a los maestros brillantes, pero con gratitud a los que tocaron nuestros sentimientos. La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir, cuida tus pensamientos porque se volverán palabras. Albert Einstein nos dejó un  legado: “Intenta no volverte un hombre exitoso sino volverte un hombre de valor”.

Nota del editor: si consigues leer este artículo sin brotarte ni adherir ciegamente porque contiene extractos de diarios Perfil y La Nación, tal vez puedas sentirte exento de fanatismo político.

22/10/12

Semejantes políticos

Caminar por Río Cuarto es volver a la rayuela, ese juego en el que había que saltar sin pisar líneas.
Pañales y preservativos usados, digestiones consumadas y cáscaras de papa son varios de los obstáculos para el que desea andar despacio sin maldecir, para quien ha salido en busca de relajación en una ciudad que muchos de hecho desprecian.
Quienes llenan de mugre el espacio público deben ser los mismos que se dan el gusto de generalizar afirmando que "los políticos son una manga de indiferentes". O los que sacan la basura el sábado, y que reviente el de la planta baja contigua al canasto de residuos o el fulano que ocasionalmente pase por la vereda.
Como decía una profesora de Comunicación, "los políticos no vienen de otro planeta".


Boxeo sin guantes

"Sé que Bonnie te necesita y la necesidad te hace sentir muy bien, pero la necesidad no es amor", le dice la mamá Norma Arnold al mayor de sus hijos varones, Wayne, resuelto a irse a vivir con quien desde hacía unos meses era su novia y esperaba un hijo de otro que la había dejado.
-No puedo creerlo, tú no sabes nada.
-Es solo que no quiero verte sufrir.
-Tú no quieres verme crecer. Quiero que no intervengas en esto y quiero que me dejen en paz.

Decir que "The Wonder Years" ("Los Años Maravillosos") es una serie sobre familias estadounidenses de 1968 a 1973 es quedarse muy corto. Es una ficción televisiva tan escrita y actuada con tal realismo que sería heterodoxo y atinado considerarla un documental.
Cala tan hondo en los conflictos de un grupo familiar que trasciende las épocas. Refiere con semejante claridad a niñez, adolescencia y juventud, principalmente, como a adultez y ancianidad que cuesta no verse en la pantalla.
El diálogo inicial de este texto manifiesta el choque entre quien sabe por años de recorrido y quien prefiere que la experiencia sea -tal lo decía el boxeador Natalio Bonavena- ese peine que a alguien le dan cuando se queda pelado. Nada nuevo, ni evitable: el cruce entre el dolor que los padres desean evitarles y el que padecen los hijos por interpretar eso no cual ayuda sino como corte de alas.
En otro de los capítulos, el 108, Kevin adulto se recuerda en la secundaria. De los mimos a su ego por ganarles a sus compañeros de clase pasa a las derrotas ante los preseleccionados en el equipo de lucha del colegio. De creerse el mejor a saberse el peor del nuevo grupo. De los elogios de los amigos a las verdades que con crudeza le dice el entrenador. De las inmensas ganas de largar todo a pelearse con sus caprichos cuando tiene enfrente a un pibe que casi lo duplica en altura y músculos. De consagrarse rey de las huidas a coronarse luchador. Sus palabras son elocuentes:
"Esa noche, tal vez por primera vez en mi vida, me comprometí conmigo mismo en algo. Dejé las excusas, olvidé los pretextos, luché hasta el fondo".
El capítulo 45, también disponible en Youtube, grafica lo incómodo que es para un padre que su única hija cumpla 18, máxime si toca en pleno auge del hippismo. Como cantaba The Beatles, "todo junto ahora", "ella se va de casa", "carga con ese peso".
Es que por si fuera poco, Los Años Maravillosos regala música de Paul, George, John y Ringo, además de Simon & Garfunkel, Elvis Presley y otros deliciosos artistas.

15/10/12

Día pesado

Ese día Adrián Ramírez había escuchado demasiadas falacias. Entre ellas, el promocional de un grupo multimedio que mencionaba nombres de periodistas y animadores diferentes lo cual se supone probaba su heterogeneidad de opiniones. Por supuesto, no decía que eran distintos dentro de un marco, tácito tal vez, en el que la oposición incondicional al gobierno era ley.
Otra falsedad que tuvo que tragar esa jornada fue la de "queremos que todos se eduquen", que día a día encubría una realidad: "que todos aprueben, aunque no lo merezcan". Se le erizaba la piel cuando a esto se le añadía el latiguillo de la inclusión en un sinnúmero de escuelas públicas y el de la diversidad en las privadas.
¿Qué es más respetuoso cuando se trabaja en la educación de un adolescente: darle palmadas condescendientes pese a que ignora conceptos básicos de las materias o marcarle los errores sin por ello hacerlo sentirse un idiota?
Parece mentira que esta pregunta, retórica un tiempo atrás, hoy genere dudas y respuestas absurdas en muchos que están a cargo de la enseñanza.

9/10/12

Verdades áulicas

Julieta Gigena tal vez sonría al escribir esto desde el último año del IPEM 252 de Río de los Sauces

En el aula uno elige dónde ubicarse pero Alejandro Dolina, con sutileza en sus palabras, deja bien en claro en "Niños, libros y lecturas" que los chicos que se sientan al fondo no son alumnos que van muy entusiasmados por aprender. Y tengo que decirles que esa es la pura verdad.
El pensamiento de todo el mundo está hecho así, todos saben que si te sentás al fondo del curso es para divertirte y olvidarte de que hay un profesor al frente dictando la clase.
El lado positivo de todo esto es que esos chicos que estan atrás no molestan a los de adelante, que por lógica son los más estudiosos.
Mi pregunta es: ¿qué pensará el profesor cuando entra y ve a "los del fondo"? No va a hacer falta una respuesta, ya me la imagino. Entonces, chicos, si no quieren estudiar, pasen para el fondo.

2/10/12

Maravilloso favor de años

Sabiduría hecha serie de televisión. Los Años Maravillosos es la bella consecuencia de gente que ha vivido y con talento narrativo ayuda a recordar, emocionar, reflexionar y elaborar situaciones cercanas en la memoria, instantáneas y remotas.
Chicos, jóvenes, grandes y adultos mayores pueden encontrarse en distintos puntos de la vida:
-En Youtube esquina capítulo 35 "Padres, hijos y abuelos" hay diálogos ásperos entre padres e hijos que se hieren a raíz de cualquier cosa por vaya a saber qué roscas pasadas.
-Los episodios 36 y 37 son un show de enredos originados en el deseo de hacerle un favor a un amigo caído en desgracia afectiva. Quienes hayan visto la película Un novio para mi mujer encontrarán similitudes. Para la sonrisa tiernamente amarga de cuantos se han tragado palabras frente a la chica y la mujer que les gustaba.
-El capítulo 72, "La Ferretería", concierne a ser alguien o ser nadie en el trabajo. Kevin acepta un empleo conseguido por su padre en lo del viejo Harris. Se fastidia por tener que acomodar cajas y usar corbata. Aunque consigue un aumento, sigue por poco tiempo; cae en la tentación de ser mozo en un local de hamburguesas al que van chicas lindas.
Durante sus últimos minutos en la ferretería, asesora muy bien a una mujer que va a buscar un repuesto de cinco centavos. Harris lo mira con la alegría contenida propia de quienes han crecido asumiendo que "los hombres no lloran". La voz en off del Kevin adulto que narra en retrospectiva es sublime:
"Sentí que me estaba observando y de alguna forma supe lo que estaba pensando: en cuánto había aprendido y en cuánto me había enseñado. Pero yo tenía 15 años, vivía en un mundo vivo y excitante y allí todo era viejo. 
Tal vez fui un estúpido, pero eso también es parte de tener 15 años. 
Cambié mi corbata por un estúpido sombrero y una tarjeta de plástico en el centro comercial. Cuando renuncié un mes después, a nadie le importó".
-El capítulo 42 desnuda que la envidia se siente no sólo por desconocidos sino también hacia los amigos. Su amigo Paul queda fuera del equipo escolar de béisbol en la primera prueba. Kevin batea y es elegido.
"Solo fue un golpe de suerte, casi te envió la bola a tí -afirma Paul-. Bateaste muy tarde y la mandaste al campo contrario".
Un ejemplo de lo que señala la psicóloga Judith Viorst, a cuyo juicio las amistades, lejos del blanco níveo, existen entre manchas.
La sombra del ascenso ilegítimo protagoniza varios de los 20 minutos del capítulo. Es que Kevin, al cabo de su primer exitoso bateo, empieza a errar a más no poder y sin embargo continúa en la selección. Los fantasmas del acomodo se acrecientan cuando se entera de que su papá le había salvado la vida al entrenador en la guerra de Corea.
Poco cree en las palabras del adiestrador, cercanas a "te mantengo porque vas al frente, porque no te caés ante la adversidad".
Las dudas lo carcomen y rinde cada vez peor. Un día, Kevin ve que es el próximo en salir del equipo. Liberado de las presiones y de la vergonzante sospecha de que integra el plantel por la amistad de papá y el técnico, vuelve a jugar bien.

26/9/12



Soñá que podés

Sabrina Morales, estudiante del IPEM 252 de Río de los Sauces, hizo el práctico relativo a perseverancia y sueños. Narra como para creerle. 

La perseverancia es la receta perfecta para alcanzar sueños y puede adquirirse con disciplina cuando aprendemos a combinar fuerza de voluntad, motivación y fe. Esta es una de las mejores formas de aplicar, practicar y desarrollar la capacidad para lograr todos nuestros sueños.
Esta es una bella historia sobre el cumplimiento de los sueños.
            Todo comenzó cuando Sebastian, un chico de solo 16 años, empezaba su vida laboral en una carnicería de la localidad. Su patrón Roberto, de 55 años, lo empleo porque otra gente se lo había recomendado.
            La relación era perfecta entre ellos, había un solo problema: Sebastian todavía estaba cursando su escuela secundaria, claro que no quería dejar de trabajar porque necesitaba el dinero para ayudar a su familia. Además, sus padres no querian que abandonara sus estudios ya que es uno de los objetivos que hay que superar en la vida.
Unos días después de no haber asistido a su empleo, cae el patrón a su casa a preguntar por él:
-Sebastian, ¿Por qué no has ido a trabajar estos días?
-Disculpe, patrón. Mis padres me dijeron que no puedo abandonar mis estudios.
-Mirá, yo te doy la posibilidad de que acomodes tus horarios y vayas a trabajar. Te necesito a la hora que vos puedas.
-Bueno, voy a ver cómo hago. Gracias por todo.
            Luego de un par de días Sebastian volvió a su laburo. Entre ellos nunca hubo problemas, se llevaban bien y así lograron pasar varios años juntos. Pero como todo llega a su fin, un día se encontraron con los pájaros volados y discutieron muy fuerte, a tal punto que Sebastian renunció. Esto pasó después de muchos años de trabajar allí.
            -Jamás podrás trabajar mejor que conmigo. 
           -Ya vas a ver que sí. Tengo muchos años de experiencia.
           -No tenés dinero suficiente para montar una carnicería como la mía y tampoco tenés gente que te ayude.
           -Voy a buscar la forma de cumplir mis sueños.
           El tiempo pasó y Seba tenía que mantener a sus hijos y mujer, entonces buscó otro trabajo.
           Después de trabajar de albañil por un tiempo, se le ocurrió pedir un préstamo en el banco para su propia carnicería. Mucha gente lo ayudó con su deseo, consiguió local y las herramientas las obtuvo muy rápido. Pasó un mes o dos y el sueño se cumplió. La gente lo quería tanto que hasta dinero le prestaron.
Por la tarde, después de la inauguración, tuvo una charla con Roberto.
           -Te felicito por tus logros. Sos una excelente persona.
           -Gracias, tuve que sacrificar muchas cosas para poder lograrlo, pero con esfuerzo todo se puede.
           -Sí, claro, es como reza el dicho: "Persevera y triunfaras".
           -Muchísimas gracias por haberme enseñado tantas cosas, porque a esto lo estoy logrando por usted también.
En la conversación llega Francisco, hijo de Sebastian, de 6 años.
           -Papá, ¿cómo hiciste todo esto?
           Sebastian y Roberto a la vez: "Con mucho esfuerzo".
           -Te quiero. Gracias por los ejemplos que me dejás para mi futuro. Sos un gran padre. El mejor del mundo.
           -Comprendí que no solo los sueños se pueden hacer realidad, sino que el universo nos da más de lo que somos capaces de pedirle.

25/9/12

Necio bocón

La cabeza de Ricardo Caruso Lombardi quedó al descubierto. No es que se haya quitado un peluquín o se haya sacado una gorra. Bastó con que volviera a hablar... segundos después de la vez anterior.
Las palabras suelen mostrar a cada uno como es. Chistes al margen -como en las dietas, los permitidos son saludables-, lo dicho en serio nos revela con precisión.
Después de desubicarse, una persona humilde se disculpa. Alguien soberbio, a quien le cuesta reparar aun en sus errores inmensos, encuentra siempre una excusa.
En el suplemento deportivo de La Nación se lee que para el entrenador de San Lorenzo "hay un periodista al que habría que pisar con un auto". Lejos estuvo de decir "perdón por este ataque a la libertad de prensa" (ahorró en hipocresía). Tampoco se le ocurrió lamentar su apología a la violencia. El remate de tanta zoncera fue: "Yo no di nombres de ningún periodista, así que no me hago cargo".
Con su lógica, alguien que desprecie a un colectivo debe seguir como si tal cosa. Disculpas hay que pedir cuando la agresión tiene nombre y apellido, no cuando es contra un grupo fuere étnico, religioso, profesional o de otra índole.
Los machistas de la cuadra, que gustan de la frase "las mujeres son inferiores", están de parabienes. Según Caruso, al volver a casa y ver a la patrona no tendrán que pedir perdón.
Peligro: palabras violentas y estupidez se dan la mano.


19/9/12

Dios los bendiga

Lionel Gioda vino al mundo para cumplir varios fines, entre ellos enseñar.
Decía que una buena manera de conmover era preferir las prácticas situaciones individuales a los abordajes abstractos. Así, en vez de "las consecuencias de la guerra" resulta mejor contar la historia de tres chicos que juegan al subibaja sobre un cañón al lado del cual hay dos cadáveres.
Los autores de "The Wonder Years" (Los Años Maravillosos) no lo conocieron a Gioda, pero vaya si compartieron su atinado criterio narrativo. 
Canal 9 y Canal 13 de Buenos Aires ayer, Youtube hoy permiten disfrutar de la sensibilidad de creadores, directores y protagonistas de esta serie para hablar de la vida y uno de sus escenarios principales, la familia.
El capítulo 61 expone las diferentes expectativas mutuas de hijos adolescentes y padres. El hombre despliega un mapa sobre el auto y trata de zafar del extravío. Kevin, cuya cabeza apenas llega al capó, se para en puntas de pie y pregunta: "¿Puedo ayudarte?".
Su papá responde: "Sí, podés doblar el mapa".
Ese viaje lleno de desencuentros entre Jack Arnold y Kevin, ilustrado en los cambios que cada uno hacen de la radio que sintoniza el otro, tuvo un momento en el que floreció el afecto. Fue por una goma que se pincha, como para darles el gusto a quienes asumen que la vida está repleta de paradojas. O quizás fue la prueba de que los puentes del amor a la larga unen, incluso en circunstancias indeseadas. La retrospectiva voz en off de Kevin dice: "Si en el camino de ida hablamos poco, en el de regreso no hablamos nada. Pero tal vez escuchamos más, todo lo que se decía en el silencio".

En el episodio 58, tras romper con su novia Winnie, Kevin vuelve a casa y se mete en el galponcito de las herramientas para no verse con nadie. El viejo estaba allí. Primera sensación: "¿justo ahora?" El final de la escena muestra a un chico de 14 años abrazado a su papá, que lo conoce y lo ayuda mucho más de lo que imaginaba.
La naturaleza de los vínculos y la incidencia del género en esta familia estadounidense de tiempos de la guerra de Vietnam se advierten en las formas de dirigirse al hijo más pequeño: "Kevin", "querido" y "Cabeza hueca", son los llamados de papá, mamá y el insoportable hermano Wayne.

El peso de la sociedad patriarcal sobre el rol de la mujer en el hogar también se siente. Y se admira la nobleza, la abnegación, el Amor de la madre. Después de años como ama de casa de tiempo completo, Norma Arnold intenta con un empleo como secretaria en la escuela de sus hijos. Tantos años sin escribir a máquina derivan en una prestación floja y en su despido. Le transmite a Kevin la mala nueva, toma el auto y demora su regreso a casa. "Fue el alma en pena más alegre que he visto", recuerda Kevin de su regreso: si lloró, la señora Arnold lo hizo mientras compraba el pastel favorito de su esposo y los muchachos, no cuando sonriente les avisó que ya no trabajaba en la escuela.
Gracias y más gracias a todos los hacedores de esta serie inolvidable y a quienes suben sus videos a Youtube.