7/4/13

Así es
Por lo menos los saboreó. El alfajor, del que solo se había propuesto comer la mitad; las galletitas dulces, que fueron más que las cuatro de la primera vez que se levantó de la silla; el café con leche.
Bautista supo que seguiría así hasta que se pusiera a pensar qué lo tenía ansioso. No podía ser que todo le molestara si no había nada para molestarlo.
Hay posibilidades que inquietan aunque sean las mismas que se espera concretar.