Cuando te hartes
Recordó la voz de David Lebón: "¿Cuánto tiempo más llevará?".
Corregir era una tarea que odiaba y amaba. Las docenas de hojas le pesaban kilos, sobre todo si leía que San Martín había nacido en el siglo veinte o que Cristóbal Colón fue el primer presidente de Colón de Santa Fe. El papel se le hacía pasaporte a la dicha cuando veía que "la historia nos ayuda como mínimo a valorar lo pasado, a tenerle paciencia al abuelo cuando pregunta seis veces el nombre en cuarenta minutos, a acordarnos de lo que debemos haber sido nosotros de bebés y la amorosa paciencia que nos tuvieron los mismos que hoy se nos hacen densos".
Se quería dedicar a barrer hojas de las calles en pleno otoño si le tocaba leer "los hojos se me ponen colorados por el cloro de la pileta donde voy de beraneo". Deseaba continuar en su tarea, horas más tarde, después de un ejercicio de relajación que le devolvía la capacidad de notar lo respetuoso que era ese pibe.
Adrián Ramírez y sus vaivenes docentes, desde hace 23 dentro de todo felices años.