26/4/13

Películas para el fin de semana

Mujeres del sexto piso
Nos acostumbramos a saludar a vecinos de los que a lo sumo conocemos el nombre. Se nos hace hábito escuchar y responder "Bien" al saludo "Cómo andás?". Cumplimos con el rito y seguimos indiferentes.
"Mujeres del sexto piso" describe la vida de quienes, en un país extranjero, habitan no departamentos sino el desván de un edificio que en sus pisos inferiores es de lujo. A ellas les toca bañarse con una jarra e ir a un baño que parece sacado de la más descuidada cancha de fútbol. Y sin embargo se ríen, disfrutan de su fuerte vínculo amistoso. Empleadas domésticas, son tratadas como sirvientas por algunos, como malditas extranjeras por otra y como personas dignas por un francés que, aburrido de su familia y sus negocios vacíos, asume como propia la causa de una vida mejor para esas nobles españolas.
Una obra para ver, ¿vernos? y disfrutar con interiores y exteriores de Francia y España. Para preguntarnos sobre nuestras posiciones frente a los otros y la vida.

Mi Nombre es Sam
Algunos apuntan que no es lo mismo decir discapacitado que persona con discapacidad. Que la primera expresión descalifica de plano mientras la segunda es realista.
Ver la magistral interpretación de Sean Penn como un hombre cuya capacidad intelectual no supera la de una criatura de 8 años ayuda a elegir la segunda calificación. Se trata de un padre que hace todo lo que puede por su hija, a la que educa con Amor mayúsculo, lo cual incluye educarla musicalmente desde Los Beatles.
Por una confusión, cae preso y ve en riesgo la tenencia de su niña. Acude a una abogada exitosa, Michelle Pfeiffer, que lleva adelante su profesión, pero no sabe cómo relacionarse con su hijo y tiene una bien ganada fama de materialista. No por solidaridad, sino por el afán de cambiar su imagen, acepta defenderlo a Sam para que le permitan volver a vivir con su pequeña.
Los cruces entre el tiempo de una abogada que vive a mil por hora y un hombre que entiende poco de estrategias judiciales y procesa todo lentamente plantean dificultades. También son la fuente de aprendizajes mutuos. Y responden, sin moralina, la pregunta: ¿hace falta sacarse un 10 en la universidad para vivir bien?