Práctica vs. teoría es de las oposiciones construidas desde la terquedad por aquellos que prefieren ganar disputas a mantener diálogos. El camino al supuesto éxito es partir de una base falsa.
Así como en el fútbol los cultores del resultadismo arrancan de la mentira según la cual quienes se interesan por la estética no desean ganar; en ciencia, quienes hace años no agarran un libro determinan que la mejor teoría es la práctica y en política, los que jamás se bajan afirman que los que nunca gobernaron no saben hacerlo.
Sin ese desdén por la reflexión, Gilbraith Chesterton corrió el velo a lugares comunes que a veces nos usurpan la vida y que en ocasiones nos la quitan.
Cuando las cosas van muy mal, es usual la frase 'necesitamos un hombre práctico'.
Un hombre práctico significa una persona acostumbrada al mero hacer diario, a la forma en que comunmente funcionan las cosas. Cuando no caminan, lo que hace falta es un pensador, un hombre que tenga alguna doctrina acerca de por qué funcionan. Está mal macanear mientras Roma arde,
pero está bastante bien estudiar la teoría hidráulica mientras se quema.
En la enésima inundación de Buenos Aires, por enésima vez se pusieron baldes a la obra, acaso porque desde hace años no se aplican teorías existentes para evitar que lluvia torrencial equivalga a tragedia.