13/7/20

Amor de familia

El tiempo pasa, el amor perdura.
"Mis vacaciones de niña fueron muy lindas porque mi mamá siempre hizo todo lo posible para que la pasáramos muy bien", cuenta Susana Carbonari. "Nos llevaba al parque, a visitar a un tío que vivía enfrente, a una placita con muchos juegos cerca de casa. Ella siempre estaba pendiente de todos nosotros y nos compraba libros; en ese tiempo estaban de moda Hombrecitos, Mujercitas y Las fábulas de Esopo".
Dice Susana que su madre "tenía la especialidad de poner magia a todas las cosas, a los regalos que nos hacía, a las visitas a los parientes" y agrega que pasaban "mucho tiempo en la casa de una abuela materna". Siente esta alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores que "fue un tiempo muy lindo y quedó grabado en mi corazón por la magia de aquellos días".
En la adolescencia, el receso invernal también fue de bienestar "con compañeras y leyendo algunos libros", entre los que sobresalen El diario de Ana Frank y Morir de amor. Fue "una época linda, de amistad, con alguna que otra salida porque ese tiempo no era como ahora, que todo es más libre". 
Época de "asaltos: las chicas llevábamos la comida y los muchachos, la bebida y se encargaban de pedir permiso" en la casa que los recibía.
"Otros tiempos", acota Susana, en los cuales "a pesar de las circunstancias, que no teníamos Internet, computadora ni tantos medios de comunicación, incluso televisión, la pasábamos bien con juegos, las amigas de la cuadra, las compañeras".
Ya como madre, esta mujer que años después estudió Literatura en el PEAM llevaba a sus hijos "al parque o algún lugar que pudiéramos ir. Una vez hicimos un viaje a las sierras, paseábamos y disfrutábamos de esos momentos" con esos "chicos muy buenos" que hoy son hombres "súper".