
Una papa de la bolsa
Por Martín Búfali
Una
oveja más del rebaño, esquilado por el calor y el contacto humano tan
cercano. Los pozos de las calles que nos tiran unos encima de otros. El
sudor compartido. La frenada desmedida que convierte simples seres en
profesionales del tango.
No quiero ser una papa de la bolsa, sin embargo me tomo el
ciento uno con mi camisa planchada y el pantalón de vestir. Al bajar, la
moda se apiada de mí y me convierto en el marido recién divorciado que
ni idea tiene de lo que es una plancha.
¿Quién sabe qué puede suceder en ese viaje? Sin embargo me asomo
como puedo por la ventanilla, respiro, y veo pasar un mundo mágico,
lleno de pequeños y grandes magos, de diferentes nacionalidades, que
aceptan ser una papa de la bolsa con tal de llegar a horario al trabajo.