26/12/17

La vida y sus paradojas
El diario Marca apunta que Real Madrid cierra el mejor año de su historia 14 puntos detrás de Barcelona en la liga española. No hay ironía; es lo que indica la tabla de posiciones tras la derrota 0-3 de local, en un año en el cual se alzó con la Champions y la Supercopa de Europa, el torneo local y la Supercopa de España y el Mundial de clubes.
Cristiano Ronaldo es Jekyll y Hyde, con una versión repleta de chambonadas en la liga y otra de goleador decisivo en Europa y el Mundial. El equipo, que no arría la bandera del toque corto, ha perdido la frescura que solían darle Isco y Asensio, por no hablar del oscuro callejón en que se ha adentrado Benzemá en la segunda mitad del año.
Motivos futbolísticos al margen, que el año de mayor cantidad de títulos de Real Madrid concluya con la tercera derrota seguida en casa frente a Barcelona deja una enseñanza: nadie lo tiene todo.
En ocasiones, esto sucede por faltas propias. Cristiano empezó tarde la liga pues debió purgar 5 fechas de suspensión debido a su empujón al árbitro que lo expulsó por celebrar en cueros un gol en el partido de ida por la Supercopa española, frente a Barcelona. La roja que le mostró el referí fue correcta, mas él no pudo asumir que alguien le pusiera merecidos límites.


Del exterior
En otros casos la pena llega por faltas ajenas. Ernesto Cherquis Bialo escribió con la maestría que era presencia en cada página de El Gráfico que, en su noche más gloriosa, Víctor Emilio Galíndez, no pudo evitar la tristeza.
Recuerda que el guapísimo boxeador argentino había tolerado que le cosieran el arco superciliar sin derramar una lágrima, al cabo de su descomunal desgaste en 15 rounds épicos frente a Richie Kates. Perdía la pelea en las tarjetas de los jurados sin necesidad de localismo. El rival lo superaba y, de no mediar la intervención de Tito Lectoure, el combate habría sido detenido.
El viejo sabio y otros que vieron por TV aquella lucha recuerdan al púgil argentino limpiar la sangre que manaba por su rostro en la camisa del árbitro, más tarde destinada al salón mundial de la fama del box.
El coraje y la astucia dieron un golpe de nocaut y de heroísmo.
Alegría, orgullo, abrazos. Y después, llantos. Los que no habían aparecido por el dolor de los golpes ni por los puntos de sutura se hicieron sentir cuando a Galíndez le informaron que en el Mustang Ranch de Reno, Estados Unidos, su idolatrado Oscar Ringo Bonavena había sido asesinado.


6/12/17

Cicatrices recomendables
Alguien sufre ante el espejo. Le pide a un mago que le saque las cicatrices, mas descubre que su desaparición también le borra los hechos heroicos que las habían causado. Disconforme, pide la restitución y asume que, si lo quiere como él desea, la doncella de la que está enamorado será capaz de aceptarlo aunque se fije mucho en lo aparente.
Entre el afán por evocar actos que lo enorgullecen y la esperanza por conseguir el sí de la mujer transitan las últimas líneas de "Cicatrices", cuento de Marcelo Birmajer.
Costos vitales
La profesora Ana Licia sabía mucho de la vida y por eso lo compartía sin hartar. "Si uno espera que el trabajo solo implique placer...", dijo y bastó su expresión facial para que Lucas entendiera que no estudiar química, matemática y física porque no le gustaban era una mala idea.
La charla siguió y el alumno preguntó cómo se hacía para aprender de los errores.
-Primero hay que identificarlos. No cualquiera lo logra; sin ir más lejos, a veces bufo...
-¿Qué es bufar?
-Renegar, enojarse, fastidiarse. A veces, bufo cuando me llega un whatsapp de alguien al que le abunda el tiempo libre y al rato yo mismo caigo en lo mismo hacia alguien que está trabajando en ese momento.

"No mando un whatsapp con ánimo de molestar, pero reacciono como si fueran pura desubicación cuando los recibo en el medio de una tarea obligatoria", le comentó Ana Licia a Lucas y le preguntó cómo se sentiría si ella no recordase su nombre pese a tratarlo hace mucho.
-Mal, ni hablar.
-A una amiga le he dicho setenta y cinco veces que los viernes a la tarde estoy ocupada, no obstante lo cual me llama por whatsapp para juntarse a tomar algo. Y no vaya a creer que es por una urgencia, es para entretenerse.
-¿Pero qué tiene que ver esto con que no me gusta estudiar química?
-Busque donde busque, Lucas, no encontrará secundarios sin química, física y matemática, y usted sabe sabe que el secundario es necesario. Igual que mi amiga Adela.
Julieta y las respuestas copiadas
Cansada de los estudiantes que responde “igual que él”, “lo mismo que ella”, la profesora Julieta les propuso esta situación.
-En un bar, un hombre le dice a la mujer con la que está: “Me gustás en el sentido que me permite sentirme bien independientemente de que te vea. Más que placer visual, estar contigo me da bienestar, pero no el que pueden dar un remedio o una milanesa con papas fritas; conseguís ponerme bien incluso cuando por hache o por be tengo pocas ganas de dejar de ladrarle a mi entorno.

Me gusta tratar de ayudarte en lo que pueda porque todavía no me cansan tus planteos. Por ahora, ese intento generoso no me sale caro.

Por supuesto, también me gusta soñarte”.
Supongan que al lado hay otra pareja, la mujer pregunta: “¿Vos qué sentís por mí?” y él responde: “Lo mismo que dijo el hombre de al lado”.
Si fueran la mujer, ¿se quedarían? ¿Es posible sentir con las mismas palabras? De acuerdo, puede que los términos sean distintos y los sentimientos, muy parecidos. Pero lo mismo, muchachos, al pie se puede firmar un contrato, una solicitada, pero no una declaración particular como es la expresión de afecto o la respuesta a una pregunta.
Yo no me voy del aula la próxima vez que escuche: “Lo mismo que ella” o “igual que él”, pero quien conteste de ese modo recibirá un uno.

27/11/17

Antídoto
Un hombre camina por el bulevar Roca con dos niños de no más de un metro de alto. Uno lleva un radiograbador del cual se escucha algo así como "se baja la bombacha por un cargo y algo más".Con un poco de suerte, los chicos no hayan entendido lo que escuchaban a las 20.53 entre las calles San Lorenzo y Lavalle. ¿Pero el hombre? A la contaminación ambiental la combaten Greenpeace y alguna que otra ley. Ojalá también se hicieran cargo de la polución sonora y de la educativa. Más de un adulto que debiera responder por sus criaturas no sabe ni contesta sobre el tema."Después, qué importa el después", parecen decir.La buena noticia es que mañana los niños irán a la escuela.

24/11/17



En el aula de ayer
Aguirre me dijo crustáceo”, reclama un niño de quinto grado. La señorita Alicia lo escucha y se ríe. Peralta vuelve a su asiento frustrado por la impunidad y porque no solo Aguirre se divierte a su costa.
La maestra no quiso herir al alumno acusador, si bien dio luz verde al apodo.
Esta lectura se hace más de treinta años después, a la luz de estudios sobre consecuencias de bromas, rótulos y similares modos de reírse de otro.
En 1988, un maestro de taller ve a un estudiante de primer año sujetar la lima en la morza y pasarle encima el material a desgastar. Como mover la cabeza y dejar quieto el cepillo para lavarse los dientes.
El hombre se enoja y da permiso para “30 segundos de capotón”. Los manotazos de los demás llegan con placer para muchos y dolor para uno, que acaba llorando.

Miradas
¿La señorita que festeja el apodo “crustáceo” y el maestro de taller que avala medio minuto de chirlos y coscorrones se equivocan por igual? Tu respuesta es bienvenida. Sugerencias que salen del diálogo de parroquianos sentados a una mesa del bar Siete y medio:
-La tolerancia a la frustración se elabora mediante frustraciones.
-Pero hay frustraciones legítimas y otras injustas.
-Un sobrenombre, de vez en cuando, es humor. Un golpe, no.
-No sé de la escuela primaria, pero de ese taller salieron buenos boxeadores.
-Un alumno socializado entre arbitrariedades soportará mejor a un jefe caprichoso.
-Hasta que un día le haga capotón.
-Reírse de los otros es tan viejo como la humanidad.
-La vejez no legitima maldades.
-El maestro, como autoridad, no puede callarse ante un mote y, menos que menos, confiar que un grupo de chicos va a jugar sanamente a los manotazos.
-Hay formas de humor muy próximas a la maldad.
-Viejo, si no te bancás un “crustáceo”, vas a llorar porque el puré esté frío y cuando le falte sal a la sopa.
-La maestra le dio una lección al acusador: qué tanto buchonismo por un sobrenombre.
-El mensaje es fiero: sufrí callado y no pidás ayuda.
-Sin desprecio no hay humor, fíjate en cualquier chiste.

17/11/17

¡La profesión, la profesión..!
Más de uno debe recordar cómo termina el cantito tribunero. Para quien no esté al tanto del original, vaya esta pista: los siguientes versos informan que se va a un lugar que rima.
Charlas con adultos mayores agudos ayudan a advertir la paradoja del bloque de "periodismo ciudadano" presente en varios noticieros. Alguien envía una foto de un bache o de una esquina donde la recolección de basura es apenas un recuerdo y un texto breve, a menudo mal escrito, y le alcanza para conseguir el ostentoso rótulo.
¿Cómo sería el espacio destinado a "psicología ciudadana"? Tal vez, un hombre que acaba de perder al ludo mandaría esta sugerencia: "Acabo de aprender que la derrota enseña... la sonrisa del ganador".
¿De qué forma reaccionaría el Colegio de Psicólogos?

Que un periodista resuelva que un mensaje relativo a omisiones preocupantes tales como la falta de arreglo de baches o de reparación de luminarias es un ejemplo de "periodismo ciudadano" es curioso. Los dichos de una fuente no la constituyen en periodista. Son valiosos, pero no dejan de ser informativos. Si no, un paciente que le contara al médico qué le duele podría reclamar un certificado de "médico ciudadano".
El periodismo es menos complicado de lo que podría pensarse, a juzgar por la fortuna que cobran algunos. Pero no es tan sencillo como para adjudicarle a cualquier vecino bienintencionado el rótulo por el solo hecho de transmitir una novedad o acontecimiento de hace mucho desconocido por la mayoría.

13/11/17

Excelencia
Hay gente a la que le sale fácil lo que para otros es imposible. Maria Callas y Edith Piaf son ejemplos cabales en la música. Como ellas, existen personas que afrontan desafíos, uno por uno y de a varios, con una entereza que más de un futbolista desearía tener para jugar finales. O, mejor dicho, para disputar finales y cualquier clase de partidos en todo momento del calendario y de las décadas.
Pasan años, temporales económicos, ministros espantosos, dolores físicos y enfermedades. No importa. Nada le vulnera su sublime capacidad de amor perpetuo.
Mi madre, ¡cuánta valentía y entrega generosa! Asistencia perfecta a la hora de amarnos.
Como la Callas o la Piaf, la Elvira.
Egoísmo y entrega
"Cuando más pensé en mí, peor lo pasé", escribió Adrián Ramírez en el renglón de la hoja que le quedó sin usar en la clase de "Tecnologías aplicadas no se a qué". Se le avinagraba el rostro al acordarse de amarguras vividas y esparcidas a su alrededor y agregaba: "Cuando me enojé con la vida, los platos los rompieron familiares y amigos".
Le asomaba una sonrisa corta, como la de Ricardo Bochini al festejar goles de rutina, al pensar que había asumido un compromiso de mejorarse, de hacerles más llevadera su compañía a quienes lo trataban.

Emblema
"Lucha viril, sangre generosa" era, aproximadamente, el título de la revista El Gráfico para una espectacular foto del defensor Oscar Ruggeri y el volante Gerónimo Saccardi, sangrantes al cabecearse en el decisivo Boca 1-Ferro 0 del Metropolitano de 1981. Cómo habrá sido el despliegue conmovedor del cinco de Ferro que, al salir lesionado por este golpe, fue aplaudido por la hinchada local.
Adrián Ramírez aún lo recuerda y admira por su denuedo, por su voluntad. También a Ruggeri, cumplidos los 30 años de condena por haber pasado de Boca a River.
Libertad de expresión 

El alumno Fercovich recuerda con estas palabras un postulado de Mariano Moreno "Si no dejan publicar la verdad, va a triunfar la mentira, el empobrecimiento, el embrutecimiento". Desliza luego que a uno de los miembros de la Junta de la Revolución de Mayo de 1810 lo envenenaron porque sus ideas se oponían a quienes preferían continuar el régimen de hijos y entenados.
Un compañero confirma que a Moreno lo mataron y la profesora lo desautoriza porque "no hay pruebas".
-No hay pruebas porque a la historia la escriben los asesinos -sostiene un estudiante que se identifica como Horacio Costa, se pone de pie y es sacado del aula.
"Esta es una clase de Historia, esto no es un debate", sentencia la docente.
(La Historia Oficial, en Youtube, de los minutos 30 a 34)

"Saber discutir con libertad y claridad de posiciones, sin espíritu de ocultamiento ni guardando resentimientos, sin soluciones autoritarias ni ataques personales", propone Antonio Cencini en Vivir Reconciliados. Plantea que "bastaría comprender que no hay necesidad alguna de vencer o de dominar para sentirse alguien".
¿Faltará mucho para que los partidarios de los partidos mayoritarios se hagan eco de estas expresiones? ¿Por qué se cruza tan fácil la frontera de la identificación política al fanatismo?
Para muchos, el desprecio al que piensa distinto está al alcance de la mano. Sin saberlo, contribuyen a la autocensura, una autopista para reducir la libre expresión.
Rata Blanca no tenía razón
"¿Qué placer puede dar la mediocridad?", preguntaba Adrián Barilari en una canción de la banda. Suponía, iluso, que no había gusto en la chatura.
Tras la caída de River ante Lanús, el relator Daniel Mollo, partidario de Boca, le llevó al exárbitro Pablo Lunatti un almohadón, la sugerencia de visitar a un proctólogo y una crema para lastimaduras íntimas.
No se niega el derecho a cargar denso a un hincha de códigos semejantes, pero ¿cuál es la necesidad de hacer pública la vulgaridad?
La acción es consonante con la política de TyC de elegir a su informadora meteorológica por sus curvas, no por dar bien el examen sobre isotermas y rotación de vientos.
Hay fiesta en la guarida de la chabacanería.
Novedades
En la clase de Formación para la Vida y el Trabajo, en tercer año del Colegio San Ignacio, los alumnos tuvieron que pensar ejemplos de esta cita de Pedro Barcia:
"Lo último que sale es visto como lo mejor; se importan modas sin crítica ni adaptación".
Esto fue lo que produjo en diez minutos el estudiante Juan Cerutti:



-Sí, coincido, en algunos campos se nota más que en otros, por ejemplo, con el ultimo iPhone X. Este celu tiene peor resolución de cámara que el SG S8, pero como este es el último que salió “es mejor”, aparte de valer el doble. En otros campos también hay ejemplos de esto, por ejemplo, en el futbol. En el mundial de 2014 en la tanda de penales contra Holanda el penal de Messi fue un tiro colocado y bien ejecutado, pero el último penal tirado por Maxi Rodríguez fue un tiro fuerte y al medio. Al día siguiente el “salvador” de Argentina y que se llevó el crédito por la victoria, aparte de Romero, fue Rodríguez, porque él tiró el último penal.

10/10/17

Adrián Ramírez se confiesa
Una vez más, las ilusiones que se me hicieron preciosas estatuas que contemplé con regocijo se tornaron en colosos que se me vinieron encima, me abrumaron y me movieron a buscar la salida desde fines de la semana anterior.
Bastó que ella tomara conciencia de que mi trastorno de ansiedad requiere de medicamentos -un remedio a la mañana, otro a la noche- para que, lógicamente, sintiera temor y así brotaran los míos, los que creía tener bajo mis suelas.
Desde entonces, empecé a pensar en irme de este vínculo de tanta sinceridad y tanto entusiasmo que se había ido gestando desde hace un mes. El jueves fue un día de mucho quehacer en la oficina a la mañana y el negocio a la tarde y la frustración se fue acumulando. Cómo habrá sido que recién en la segunda mitad de la salida a correr empecé a despojarme de los pensamientos, fijos en bemoles del colegio también.
Ese fue el contexto para que el jueves volviera a mostrarle a Tania mi catálogo de miedos y ansiedades como para que dijera "buscaré a uno menos complicado". Sin embargo, no lo hizo. 
El viernes por la mañana, la oficina sí se pareció a un trabajo público del estereotipo y, con ese viento a favor, chateamos ella desde su casa, yo desde prensa, con placidez y visión de futuro. Sopló un poco de aire feo en nuestro diálogo a la noche pues, una vez se cuela en mis análisis, el miedo obra como la humedad en las paredes y gana espacios con la velocidad de Usain Bolt. 

El sábado, y a pesar de que ya me había dicho que no le gustaba, volví a hablarle de mi ex novia Romina para ilustrarle cómo era yo. No lo hice a propósito, tampoco hablé de intimidades -eso sería de muy mal gusto-, pero ella se molestó. Desde luego, me sentí mal ante su enojo y le remarqué que no había sido mi intención disgustarla sino graficar mi forma de actuar en un noviazgo. De la misma forma en que hablaría de la oficina si tuviera que referir a mi experiencia como secretario, puesto a aludir a mi rol de novio, ¿cómo procedo para no mencionar a mi exnovia? Le reconocí que comprendía su enfado y, de nuevo con mi afán de ejemplificar, le conté que a mí también me irritaba un poco cuando mis primeros clientes me hablaban de lo maravilloso que era Lucas, el anterior secretario.
Ella se enojó, yo le dije que así más valía no seguir, discutimos un poco y luego, una catarata de mensajes de ella repitiendo que a pesar de todo me quería -textual suyo cuando le conté por primera vez mi listado de temores, lindos de ver en una obra teatral como TOC TOC, incómodos de tener a la par. 
El domingo me desperté contento, suponiendo que todo estaba listo. No. Más mensajes de ella, convencida de que quería seguir conmigo.
Recuerdo que el sábado, en ese intercalado de enojo y deseos de seguir, ella me avisó que estaba dispuesta a ayudarme a vencer mis miedos porque yo era un buen tipo. Le respondí que yo era una flor, pero rodeada de espinas. Réplica de Tania: me pondré guantes.
Y así. No había argumento que la disuadiera.
 
Qué curiosa es la vida y que irónico puede ser uno en sus reacciones. Me pasé muchos años quejándome porque en líneas generales fui el tipo que en boliche empezaba y terminaba solo, para que ya en la madurez -biológica, al menos- venga una mujer y yo me empeñe en rechazarla. Ahora, la vida me puede decir: "Flaco, no hay nada que te venga bien"
-La soledad -sería mi contestación.
Horas atrás, en lo que espero haya sido la última conversación de dos horas, por cierto muy distinta de las que me iluminaban una sonrisa delante del monitor, la puse al tanto a Tania de un chat que, días antes de conocerla, mantuve con un amigo. Este hombre, mayor que yo, sostenía que la soledad era elección mía, no conjura de las mujeres ni del destino. Le dije una expresión que fue premonitoria: "Lo que pasa, Claudio, es que empezar un noviazgo sería para mí una revolución. Y las revoluciones no surgen a menos que haya un marcado malestar. Y yo, solo, estoy bien". Claro que no es lo mismo bien que excelente. Pero entre un excelente que entrañe un universo que desconozco y al que le temo y un bien al que me he adecuado, mi opción es conservadora.

¿Cómo me siento? Con el malestar de un proyecto que no concluyó como inicialmente deseaba, con la tranquilidad de no tener que volver a insistir en fundamentos para que no sigamos chateando, lo cual es llamativo por cuanto parece el alivio de sacarse de encima a un vendedor cargoso y no a una mujer hermosa.
Entre los motivos que le presenté a Tania, todos reales, nada inventado, está que a mí el contexto me vulnera duro -trastorno de ansiedad y baja tolerancia a frustraciones, mediante- allí donde a otros los toca y pasa.
Hago méritos para que no se advierta ese malestar en mis trabajos. Pero cuando salgo de algún trámite impositivo o de una mañana en la que las llamadas se cortan e Internet también, si voy de visita a lo de mis viejos se nota que estoy sin ánimo de mejorar los ambientes y que hasta puedo ser como el mosquito que a falta de dengue transmite bajón. Pues bien, Tania se hubiera transformado en mis viejos. Esto le dije hoy. Ella continuó remando hasta que afirmó que seguiría en su búsqueda de un sí, salvo que viera, como fue el caso, que yo no quería permanecer en este vínculo.
Así las cosas, Mariela. Estoy bien, no contento, no radiante, pero bien. 
Has tenido la primicia, lo cual es justo. Eres una buena amiga.
Abrazo y a dormir un rato.
 
De la carta de Adrián Ramírez a su confidente en un tema que lo movilizó y lo inmovilizó.
Fanatismo e ignorancia
Escuchar al periodista Martin Liberman decir que toma en serio a tarotistas y parapsicólogos, a quienes consultó por Argentina previo a su partido con Ecuador, es comprobar lo impúdico que puede ser un tonto. También ayuda a pensar en lo apegado al pensamiento mágico que suele ser el fútbol. En 1987, el técnico Juan Carlos Lorenzo regresó a Boca "con el inflador psicológico" a levantar un equipo afectado por 3 derrotas en las 4 fechas iniciales, incluida el 6-0 ante Racing en Avellaneda. El inflador no tenía aire y el otrora campeón del mundo xeneize debió marcharse junto a un parapsicólogo que incumplió el reparto de buenas ondas.

Recordaba Eduardo Castiglione en una nota en Clarín que varios dirigentes del fútbol esquivaban contratar a José Varacka por su fama de mufa. No importaba que hubiera conducido la salvación del descenso de Argentinos en 1981 al ganarle el partido decisivo nada menos que a San Lorenzo. Tampoco contaba demasiado su labor en Loma Negra de Olavarría en 1982. Se imponía su paso fallido por River en el Nacional de 1983 y primeros tramos del Metro del mismo año, haciendo caso omiso del contexto de huelgas en un plantel del cual ya se habían ido Daniel Passarella y Norberto Alonso.
El fanatismo mira sesgado y con los anteojos de la ignorancia.

6/10/17

Ataque de importancia
¿Cuándo fue que gente supuestamente educada -a juzgar por el abanico de títulos que ostenta- asumió que casi todo debe llevar mayúsculas?
¿En qué momento pasaron a creer que imitar al pavo real es correcto y que entonces, al escribir "equipo de gestión" deben ponerlo en letra capitular? O que al hablar de sí tienen que afirmar "el Doctor Magíster Ingeniero Comegatos participó como Profesor de un Curso sobre la Redondez del agujero del Mate?
Ay, la soberbia. Vaya ejercicio docente el de este tipo de fulanos.
Por suerte, el fin de semana está cerca.
A no quejarse
Es vox pópuli que la barra brava de Boca embolsó 15 millones de pesos por reventa de entradas para el partido frente a Perú.
Sin embargo, la inmensa mayoría de la prensa y de los hinchas de fútbol considera que empatar de local por eliminatorias es más grave.
Una posibilidad es que, asumida la mafia, la atención se centre en problemas que sí parece posible resolver.
Otra es que un partido de fútbol importe más que la honestidad. Después, si el rumbo nacional no es el conveniente, todo será cuestión de echarle la culpa a la clase política.

27/9/17

No dejen de aplaudir
Esta vez no es por los goles que ya van a venir, sino por la puerta que abre el geólogo Guillermo Sagripanti a pensar en los riesgos de no asumir eventualidades. Entrevistado por Nelson Nusbaum, sostiene que Río Cuarto ejerce una "negación sísmica", derecho de dudosos beneficios.
"No pensar", recomendaba, mientras comía una empanada, el personaje de Luis Brandoni en Esperando la Carroza. Estaba convencido de que era el camino para no entristecerse por la pobreza que padecían sus hermanas, entre ellas la que, luego de su incursión, solo tenía dos empanadas para compartir con su hijo en el almuerzo.

Vivir en Río Cuarto sin pensar en un terremoto es más cómodo que ubicar de reojo cada cinco minutos dónde está la puerta más cercana.
Ahora bien, no es necesario pasar de la indiferencia a la fijación para tomar medidas sobre un tema.
¿Habrá sido por miedo a obsesionarnos que durante décadas nos hemos negado a pensar que aprender y aprobar son términos distintos, y que enseñar y consentir también lo son?

La "negación sísmica" de la cual alerta Sagripanti se replica en múltiples temas. En "Cuéntame cómo pasó", novela de la TV Pública situada en los 1970, los padres de la joven interpretada por Candela Vetrano asumen que ella "no es de las que se dejan pegar", incluso cuando le ven un hematoma cerca del ojo izquierdo.
No son los únicos que se niegan a aceptar lo que sucede. Ella cree, luego de dos ataques, que "El Gringo cambió" y vuelve a subir al tren fantasma.
 
La profesora Isabel Videla alimentaba las clases de Historia del Industrial con palabras que iban más allá del libro de cátedra. Corría 1988 cuando planteaba algo cercano a "¿por qué no buscan un trabajo más digno?" como pregunta a tantas mujeres que ocupan páginas de revistas sin mayor gasto en vestuario ni en vocabulario.
Casi treinta años después -¿consecuencia de otra negación a pensar lo que hacemos como sociedad?- se está tornando costumbre que para dar el pronóstico meteorológico en TV ya no es necesario estudiar; alcanza con unas curvas propias del cruce cordillerano.
¿Qué leemos?
Leer es de las actividades a las que más tiempo debería dedicársele. Por lo común se la asocia a dar sentido a palabras que se sigue con la vista; en plano amplio, remite a interpretar un cuadro, una canción, un gesto facial, una firma, un abrazo, etc.
Enseñar a leer en el secundario es básico para una vida feliz. Ni de cerca constituye condición suficiente, aunque es vastamente necesaria. Es proyectar el verbo de la lengua hacia las demás materias del curriculum oficial y a las prácticas del curriculum oculto que tanto enseñan para la vida fuera del aula. Es transmitir, desde la experiencia de cada docente, que no siempre un elogio es genuino, como lo sabe cualquier que compra ropa que luego calza mal. Es compartir anécdotas -¿qué son las “metidas de pata” sino iniciales errores en la lectura de una situación de quien, luego de emitir un mensaje, lamenta haber hablado?
La lectura entraña la construcción de climas en función de objetivos deseados. Lo advierte, a menudo tarde, quien le pide a un hijo que le diga si ha tomado de más sin registrar que el adolescente nota –lee- un rostro para nada comprensivo y por ello miente… y acentúa el problema.
La tarea, acaso de las que más espacio ocupa en la vigilia y a la que se vuelve incluso al tratar de comprender los sueños, es primordial.
Recuerda Bobby Flores en una entrevista con Clarín a comienzos de siglo que a él no lo sorprendió que el hijo de un amigo expresara discursos neonazis; lo infería desde la música que oía. El padre de la criatura, en cambio, vivió con estupor las crueles palabras de su retoño. No había sabido leer los párrafos musicales que, durante años, había estado escribiéndole el pibe desde el dormitorio contiguo a donde él veía el diario.
Una de las piezas audiovisuales argentinas más logradas de los últimos tiempos fue el corto para concientizar sobre violencia de género que se emitió en transmisiones de Fútbol para Todos en 2014/2015. Una mujer miraba en retrospectiva la variada gama de mensajes violentos de su novio. De un agarrón de cabellos durante un beso, a un mensaje por celular que reclamaba airadamente saber dónde estaba, se sumaban los textos que ella, quien había aprendido a leer en una cultura patriarcal, no había logrado decodificar.
Las páginas están. Es misión de la educación formal enseñar a leerlas. Queda por demás claro que la misión es en grado sumo importante. Puede empezar en los libros de lengua; de ningún modo allí se agota

22/9/17

Era hora, Boca...
Tal vez no haya sido exactamente el título de Juan Zuanich (qepd), pero es muy cercano. Remitía a un 3-1 que Boca le dio vuelta a Deportivo Español, un viernes por la noche en cancha de Huracán por la cuarta fecha del Apertura '94 y tras una derrota 1-0 ante Peñarol en la ida por octavos de final de la Supercopa.
La frase complementaba una foto en la cual César Menotti, entrenador xeneize, miraba el reloj.
Repaso al margen, Adrián Ramírez se acuerda del título, lo asocia a situaciones dichosas que a menudo él mismo postergó, sonríe y sigue sonriendo.

20/9/17

Ofensas y curiosidades 
En la tercera prueba para ingresar como redactor en el diario, Adrián Ramírez tenía que escribir algo sobre la base de una canción de Lerner (al editor le encantaba) relativa a las contradicciones. Aquí, su producción:
Entre sus atributos, el género humano tiene una inmensa capacidad para sorprender y vivir entre sus contradicciones.
En su nota "Los cien años del capitán eterno", Ezequiel Fernández Moores señala en La Nación del 20/9/17 que Obdulio Varela, futbolista uruguayo, "antes de subir al avión rumbo al Mundial de 1950, "exigió a sus compañeros que saludaran uno por uno a Matías González, carnero en la huelga que él había liderado. 'Si no hay unidad -dijo una vez- pueden jugar los mejores once del mundo que no le ganan a nadie'".
Varela antepuso la selección uruguaya a su propio orgullo y dio la bienvenida a quien le había roto un paro que él conducía. El bien común futbolero le ganó a su narcicismo herido y así empezó Uruguay a conquistar la copa del mundo de 1950, coronada con el 2-1 sobre Brasil en elúltimo cotejo.
¿Qué habría pasado si Diego Maradona hubiera hecho las paces con Ramón Díaz, goleador de la exigente liga italiana '89/90? ¿Argentina hubiera disputado la final con Gerardo Dezotti como delantero? ¿Hubiera llegado tan lejos? Preguntas sobre supuestos, aunque basadas en un hecho indesmentible. El 10 proscribió a Díaz, a sabiendas de que era un jugador valioso.
El mismo Obdulio Varela que hizo a un costado su enojo con el futbolista que le quebró una huelga decidió, tal lo cuenta Ezequiel Fernández Moores en La Nación, "no festejar el Mundial con dirigentes que en la previa aceptaban una derrota de hasta 4-0 y luego se autoconcedieron medallas de oro".
Más que una opción que ante un paro contradecía a la suya lo ofendía que lo subestimaran como jugador y le usurparan los méritos.
De sensibilidad particular, el capitán uruguayo campeón de Mundial de 1950, fue "a embriagarse hasta las siete de la mañana con los brasileños" pues, dijo, "mi patria es el pueblo que sufre".

18/9/17

Un escritor, un futbolista y una docente
Adrián Ramírez tenía que entregar en cinco minutos 10 líneas sobre secreto, amor y triunfo. Era la primera prueba para entrar en el diario. Aprovechó que era a carpeta abierta y citó a Ralph Waldo Emerson, Jorge Valdano y Graciela Dos Santos:
-Sabemos que el sereto del mundo es profundo, pero no sabemos quién o qué será nuestro intérprete. Un paseo por la montaña, una cara nueva, una persona nueva, pueden poner la llave en nuestras manos.
-Los triunfos suelen detener todo intento de cambio.
-Sentirse amado no es lo mismo que saberse amado, y aprender a amar no es lo mismo que desear hacerlo: sentir y aprender que necesitamos dar y recibir amor son dos movimientos vitales que nos permiten ir hacia nosotros y hacia los otros.
(Fuentes: buenosairespoetry.com, libro Fútbol: el juego infinito y columna sobre teatro en La Nación del 18/9/2017)
 
En la segunda evaluación, Ramírez tenía que escribir acerca del talento, pero solo le admitían una cita si él le hacía un agregado. Esto fue lo que entregó:
Jorge Valdano afirma en "Fútbol: el juego infinito", que "el talento tiene la capacidad de transformar un problema natural en una virtud que te diferencia de los demás". Un ejemplo de esto es la astucia de muchos que se desconcentran fácilmente para elaborar mensajes capaces de atraer la atención. Pensando en sus propias debilidades, hacen textos que sirven tanto a los que se enfocan en un asunto y por largo tiempo se mantienen en él como a los que se distraen de la nada.
Otra muestra de la conversión de un problema en una virtud es ese hombre que, por su trastorno de ansiedad lo lleva a imaginar peligros siempre y en todo lugar, es excelente como vendedor de seguros.
 

6/9/17

Esa costumbre de endiosar gente
Muchos ateos caen en la tentación de encontrar en los jugadores de fútbol el dios que niegan más allá. De tal error, consecuencias no deseadas: se exacerban las críticas a quienes lo acompañan -el 10 argentino no se equivoca- o se rompe el altar que en el próximo partido se vuelve a levantar en homenaje a Lionel Messi.
El hombre demuestra, con demasiada frecuencia vestido de celeste y blanco, su falible naturaleza.
Recordarlo, estimados adoradores suyos, servirá para evaluar con más justicia también a los diez que lo rodean. ¿O frente a Venezuela la culpa fue del fantasma de Higuaín?

2/9/17

Jennifer Aniston vuelve al barrio
Que grite el pueblo nuevo/ La Colmena también/ que si gritamos todos/ hoy ganamos otra vez!". Javier le cuenta que este era uno de los cantitos de la hinchada de Municipal a fines de los 1980s. Agrega nombres de jugadores como Omar Carranza, El Pato Pezella, El Chavo Reder, El Valor Alaniz, Walter Gómez, El Empanada...
Le muestra el paredón que da a la rotonda y por el que más de uno se colaba para ver los partidos y recibía asesoramiento de los más experimentados para no quedar tan a la vista:
.Venga, compadre, por acá es mejor -se oía detrás del galpón de la cancha de bochas del club, por donde el acceso impago era mas discreto.
Javier tiene que explicarle qué es colarse y le suma la anécdota de Lucas, el nene que en una prueba de lengua castellana en quinto grado respondió que "sangría es lo que toma papá en el entretiempo mientras sus amigos piden dos medios con soda".


Javier sigue refiriendo situaciones. Le habla del periodista sorprendido al ver vino con coca en el vaso después de que el preparador físico ordenara "dos cortaditos" al cantinero. Jennifer toma otro trago de cerveza Córdoba y sonríe. Pregunta si es cierto que un zaguero central apodado "Gillette" jugó en Municipal y pasó a Alberdi en 1985.
Enrique aprovecha y empíeza a hablar del Mercedario. De "Clavo de olor", el vendedor de praliné al que cargaban porque un día llevaba una canasta de mimbre así de grande y dos domingos después cargaba sus golosinas en una cajita de cartón.


Ella se ríe de la vez en que un vendedor de gorritos albicelestes, en 1991, ofreció "el último que me queda" y recibió un azote tribunero: "Quedátelo vos, así te tapás los cuernos".
Disfruta imaginando a Oyola, un hombre grande, flaquito, de permanente cigarrillo en la boca, que rompió su camisa forcejeando para ir a pelear con un rival de 2 metros y más de 100 kilos que evitó abusar de la diferencia.
Fue la tarde en que Chochó, empleado públio local, gritó los cuatro goles de Alberdi 2- Municipal 2.
Jennifer Aniston supone que la celebración era por la calidad de los goles y que el hombre era un hincha del fútbol. Hay que aclararle que era de Alberdi, pero esa tarde calurosa de febrero estaba borracho.
 
Enrique le narra, gracias a la memoria del viejo sabio, las risas que despertó El Turquito Jaluf, delantero de Alberdi, cuando zapateó el duro campo de juego a espaldas de un rival que, quizás por la tierra que se levantó, se asustó y perdió la pelota. Ella se enternece al oír hablar de Dei Dei y del Tío Gauna, un hincha más bueno que el pan y un zaguero central recio, guapo, de los que tanto revolean un contrario que se va al gol como ejecutan un penal que quema en el último minuto.
Jennifer intenta suponer qué tal eran las previas con los cuartetos que sonaban en la cancha y en Gran Club Casino, programa que Canal 12 pasaba a la siesta los sábados.
Le cuesta elegir, pero lo hace: Jennifer Aniston respeta mucho a Municipal, pero se ha hecho hincha de Alberdi.

23/8/17

Carta de Adrián Ramírez a su amiga Julieta
Una colega con quien regreso de Pilar a Pergamino vive hace años con su pareja en un vínculo caracterizado por los mutuos permisos, por decirlo sin profundizar, total vos entendés.
Desde luego, alguien chapado a la antigua -y con gusto, eh- no se siente bien frente a ese escenario. Solo imaginarme al lado de alguien que me dice: "Esta noche salgo", con lo que eso puede conllevar, me lleva a suponer que al rato voy a tener unos cuernos más grandes que Olaf y un ciervo juntos.
Por ende, si ese régimen de pareja abierta me cae mal, es incoherente servirme de sus beneficios. Pero...

El pero de esta historia lo ponen los colectiveros. Sí, ellos son los culpables. Si viajaran con las luces prendidas, la tentación sería muchísimo menor. Claro que como se confabulan contra mí y encima casi siempre hay asientos dobles disponibles, nos ponemos a charlar al oscuro y su rostro, lindo, se torna bellísimo, manzana al alcance de los labios.
De Fabiana me separa casi todo: a ella le gustan los hombres, hablar mucho de lo que hace en la profesión, leer setecientas páginas de teoría por semana e indagar en asuntos que juzgo pérdidas de tiempo (al estilo de muchas investigaciones tipo: ¿será igual de redondo el agujero del mate de calabaza que el del mate de plástico?).
Lo que me acerca, y tenés derecho de rotularme superficial, es su belleza. Es una botellita de Coca de medio litro.
También me distancian los 10 años que le llevo.

El otro día, mientras dialogábamos sobre una invitación que le han hecho para que diserte en un terciario, se me hacía cada vez más difícil mirarla sin pasar directo al beso. Muy difícil, Julieta. Me daba cuenta de que resulta incoherente criticar una pareja abierta y al mismo tiempo servirme de sus gozos, sin embargo en ese contexto pensaba: "Y bueno, seré incoherente".
En un momento, a la altura de Arrecifes, las dudas empezaban a disiparse y, presto a decir "má sí!", el colectivo enfiló hacia la banquina, prendió las luces para que bajara un pasajero y hube de esperar.
Ni bien salió y apagó las luces, la charla continuó, conmigo diciendo "sí" y "claro" sin comprender a qué -el poder de la mirada es superior al de la mente-.
Hasta que en un momento, mi mano izquierda acarició su mejilla derecha y mis ojos vieron su sorpresa. Por eso en primer lugar, acaso por un repentino acceso de coherencia en mucho menor medida, no la besé. Me limité a contarle lo que me pasaba, en una charla franca y liberadora; hablé casi tan acelerado como Jorge Corona de la ansiedad que tenía.
(Reíte tranquila, dale, no me enojo).

Suspiro cuando recuerdo el momento. Ella me explicó que prefería no vincularse con alguien que no ve con buenos ojos las parejas abiertas (tema hablado en viaje anterior) por cuanto había sufrido por eso. Señaló, sonriendo, que cuando pensara distinto al respecto le avisara, y también que percibía cierta química entre ambos. ¿Te acordás cuando te conté que un par de viajes atrás estuvo a punto de tocarme la mano? Y eso no fue una sensación, lo vi clarito.
En fin...
Continuamos conversando y, minutos más tarde, el tema viró hacia cuentos que nos recomendamos. Al llegar a la esquina en que se bifurcan los caminos a su casa y a la mía, nos saludamos cordialmente. Me pareció notar una mirada de sorpresa.

17/8/17


Caballerosidad y conveniencia
Futbolistas de River invitaron a cenar a sus pares de Atlas después de golearlos 3-0 en la Copa Argentina. Mucho se habló de la caballerosidad de la acción.
Ahora bien, ¿cuán distinta es de esta?
Un hombre ve que sobran asientos en el ómnibus, entonces deja que una señora mayor lo tome antes que él, luego de lo cual ambos van sentados..
¿El hombre es caballero o aprovechó la circunstancia para quedar bien?
Hidalgo, grande, respetuoso es quien da la mano a su vencedor y se sienta a su mesa al cabo del dolor de la derrota. Quien comparte la comida con el que lo mira admirado y feliz (Atlas juega en quinta, River en primera; ¿cuántas veces más se encontrarán?) hace el bien sin despeinarse. Su mérito existe, pero de ahí a creer que es grande...
Los mismos futbolistas de River que agasajaron con una cena a Atlas, su vencido del martes, no levantaron la voz ante los organizadores de la Copa Argentina para pedir la postergación del cotejo del domingo con Instituto.
La generosidad que afloró en la dicha victoriosa no asomó para decir: "Instituto llega casi sin preparación, nosotros ya estamos con ritmo competitivo, por lo tanto juguemos cuando estemos parejos".
Botón de muestra de lo fácil que es parecer muy bueno en ciertos contextos y lo duro de serlo en otros.


También enfrente
Tranquilo, hincha de River: también hay para Boca. Una de las peores vergüenzas deportivas de la década acaeció en la Bombonera en 2015, cuando forajidos atacaron con gas pimienta a futbolistas millonarios que, por ende, no pudieron disputar el segundo tiempo. Sus pares de Boca permanecieron en el campo de juego más de noventa minutos en los que:
a) Apenas si se acercaron al banco de suplentes de River a ver qué pasaba con los lastimados.
b) No acompañaron -sí lo hizo el entrenador xeneize, Rodolfo Arruabarrena- a los jugadores rivales a retirarse de la cancha; los dejaron solos a merced de botellazos de plateístas locales que esperaron a la intemperie en una fría noche para darse el gusto (?) de agredir a quienes asumieron como enemigos.
c) La indiferencia hacia el rival y el guiño a la violencia fueron ratificados cuando, el plantel entero de Boca, saludó con los brazos en alto a la barra brava.
Ignorancia, indiferencia
Es común ver humoradas relativas a hombres y mujeres que se gradúan en los pasillos universitarios. Algunas facultades, conscientes de que cambiar hábitos festivos cuesta mucho, resuelven instalar paneles para los carteles; todos pueden publicar y las paredes no se descascaran.
Sin embargo... hay quienes no entienden la utilidad de los paneles o les importa un comino que la cinta con la que pegan sus papeles rompa la pintura de base.
En cualquiera de las suposiciones, es grave. La indiferencia a los bienes y el trabajo ajenos resulta peligrosa, también la falta de astucia para advertir que el panel es para los mensajes, incluso los banales.
La cara de la necesidad
"El reino de las palabras olvidadas" es un cuento infantil de Yolanda Fernández que alerta sobre los perjuicios de la mediocridad lingüística. En otro tono, Diego Capusotto tenía un sketch en el que la expresión "hijo de puta" era usada para elogiar, criticar y una vasta paleta de acciones.
En tiempos en que las palabras son tan descuidadas, el relato de Fernández es una luz en el camino.
Lástima que no lo lea la gran mayoría de panelistas televisivos y de periodistas deportivos, partícipes necesarios del empobrecimiento del vocabulario, dada su condición de referentes de muchos.
Tiempo atrás, a cuento de un exabrupto de Flavio Azzaro en el programa "No todo pasa", Gonzalo Abascal, periodista de Clarín formado en El Gráfico, refería al rol de los medios para educar.
Ese pasado en el que era posible tomar una revista deportiva sin encontrar términos descomedidos ha sido pisado.
Total, el fútbol es una necesidad y, aunque sea minutos, el hincha busca saciarla.

1/7/17

Bella transformación
"Le viste el número toda la tarde", se le quejó un hincha al Kily Vega, aceptable marcador lateral izquierdo de Los Andes cuy espalda le ganó una y otra vez el atacante de Instituto por la cuarta fecha del Nacional B 2008/09.
La frase cae justo para Nico Barreiro, que este sábado corrió de atrás de principio a fin al delantero de Argentinos que iba por su lado.
El recuerdo de aquella caída 4-2 es dulce. Empatarle 1-1 a cuatro minutos del final al futuro campeón del máximo torneo de ascenso convierte las pulseadas perdidas en apostillas de un anochecer de satisfacción. Lo hizo posible Alejo Linas, el 9 que entra en los segundos tiempos para cambiar resultados con goles sobre la hora (1.1 a Ferro, 3-2 a Gimnasia de Jujuy, este año).
A 600 kilómetros, con la fuerza de un grito de gol: ¡gracias a la vida por Los Andes!

9/6/17

Aportes relativos a la escuela de Beto Sánchez

Por Ignacio Anchorena y Benjamín Andruet, tercer año Colegio San Ignacio 
Las venganzas de Beto Sánchez es una película en la que se refleja su actitud frente a la muerte de su padre en el hospital, y él decide cobrar venganza de las personas que lo formaron.
En la escena de la venganza escolar explica sus motivos por los que él es de una clase social baja, diciéndoles a los estudiantes cómo la educación llena de mentiras y falsas esperanzas lo llevó a contexto social, de esta forma él busca el chivo emisario en la maestra culpándola de todas sus desgracias en la vida cuando en realidad probablemente él haya sido el que cometió errores y tuvo malas decisiones y también contradice valores de la cultura estereotipando que todas las escuelas tienen el mismo tipo de educación (inservible). Además la profesora tiene una actitud la cual no es comúnmente esperada por una escuela, de esta situación ella abusa el poder otorgado por su posición en este contexto. Esta actitud negativa de la profesora moldeó la identidad de Beto por medio de un control social el cual en el futuro probablemente le haga tener un respeto excesivo a superiores que le dificultara, por ejemplo, subir de puesto en su trabajo imposibilitándole el ascenso de clase social. Otro aspecto puede ser el claro egocentrismo que tiene Beto al culpar directamente a la escuela con todos sus fracasos porque así él está demostrando un solo punto de vista sobre el contexto en el que está viviendo.
En conclusión, nosotros opinamos que Beto exagera la situación pensando que la escuela garantiza el éxito,  porque en realidad solo es una base a partir de la cual vos vas a formar tu futuro.

1/6/17

¿Qué se dirá?
Una tentación es pensar cómo se leerá dentro de décadas de lo que se hace hoy.
1988. Primer año industrial. Un maestro del taller de ajuste aplica una sanción informal. "Capotón", dice y supone que los compañeros de Cristian le pegarán despacio. Dos minutos después, Cristian llora y el docente reclama porque "con animales no se puede".
El hombre no quería que el mal alumno de trece años se fuera lesionado de la clase. Confiaba en unos sopapos amigables y no sospechaba que en un grupo de 12 o 13 suele haber uno que se zafa aunque no se llame Judas.
El maestro de taller estaba cerca de jubilarse, pese a lo cual incurrió en una chiquilinada. Lejos de admitir que proponer "capotón" es una falta suya, califica de "animales" a los adolescentes que, por otra parte, eran educados para obedecer.
El hombre no era emblemático del colegio Industrial, aunque tampoco constituía una excepción.

1989. Un muchacho de 14 años manipula con torpeza un calibre, costosa herramienta de precisión. El maestro de ajuste II lo mira fijo y anuncia: "A vos te voy a capar".
Nadie se sorprendió. Se asumía que el alumno del taller debía prepararse para la fábrica, donde no circulaban chistes de Condorito ni se veía Los Pitufos.
El profesor que prometía capar al estudiante torpe mantenía su taller de ajuste tan limpio que parecía un quirófano. Hacía recitar en voz alta "cuando va, saca; cuando vuelve no". Así, los alumnos aprendían que se presiona para desgastar el material cuando se hace correr la lima hacia delante y hay que deslizarla de vuelta sobre la pieza sin más que un ligero rozamiento.
Antes, en aulas de primaria, era común escuchar el recitado colectivo de las tablas de multiplicar, con voces discordantes y todo.
Criticar a la luz de los progresos es necesario para superar errores, siempre y cuando se evite cargar las tintas por olvido del contexto de las prácticas. Si no, basta probar con el juicio de valor que haría alguien de siglos atrás frente a un aula compartida por varones y mujeres. O con el que ejecutaría más de un aldeano del siglo 21 que sueña con globalizar ISIS.
Quien quiera comentar, bienvenido. Ahora o dentro de unas décadas.

24/5/17

Bienvenidos al debate: la escuela de Beto Sánchez
"Las cosas no son como las cuentan acá, la vida es muy diferente", es el reclamo airado de Beto Sánchez (Pepe Soriano). A los 43 años le dice esto a una docente de primaria que aún sigue enseñando "mentiras", entre ellas la que les transmite a los chicos de hoy: él era un alumno "aplicado" que ha vuelto a visitar "a su vieja maestra".
Él hombre, resuelto a vengarse de los que juzga responsables de su desdicha, les cuenta a los niños:
"Yo estudiaba por obligación, por miedo, a mi no me interesaba nada de lo que me enseñaban".
Se queja porque "me enseñaron a tener miedo, a respetar a los que me joden, "que hay que ser bueno y decente. ¡Pura basura me enseñaron!".
Agrega que "no triunfan los que quieren; triunfan algunos, nada más. Y los buenos y decentes se mueren como mi viejo, tirado en un hospital". Ante miradas infantiles cada vez más entusiastas, Beto Sánchez sueña: "Éste podría ser un lugar hermoso, chicos, si no tuvieran que luchar entre ustedes para destacarse, si no tuvieran que dar exámenes, pruebas, esperar buenas notas, comentarios elogiosos. Si pudieran estudiar de otra manera, jugando, si los dejaran jugar tranquilos. Qué hermoso lugar sería...".
Luego de amenazar a la maestra (China Zorrilla) con un revólver, el hombre anuncia: "Le perdono la vida" y sale corriendo. Raudamente, ella lo persigue escaleras abajo gritando: "¡Comunista, agarren a ese comunista!" (de la película Las Venganzas de Beto Sánchez, disponible en Youtube).

 ¿Debe una maestra instar a aplaudir más el gol con la mano que el segundo de Maradona a los ingleses en el mundial de México 1986?
Guillermo Jaim Etcheverry, en La Tragedia Educativa, plantea que la escuela está llamada a cumplir un rol contracultural. En una sociedad donde la trampa es un credo y los prácticos de creatividad se aplican a los pretextos, Beto Sánchez se enoja porque la escuela no lo preparó para ser un inescrupuloso ganador.
Ahora bien, ¿es preciso que también la escuela se sume a la multitud que cumple ese papel?
Es verdad que más de un alumno compite por la nota sin ser desalentado por autoridades. Y que en Río Cuarto hubo docentes que se iban de la clase a conversar con colegas y, para que no se armara revuelo en el aula, encomendaban a uno de los niños a anotar en una hoja los nombres de "los charletas". El aval, por acción u omisión, a estudiar para ser mejor que otro, no bueno en sí mismo, está lejos de la escuela en la que se pueda "jugar, tal el pedido de Beto Sánchez.
Tampoco es consistente que un maestro condene lo que él se permite hacer, con la yapa de que para ello se vale de la delación de un niño a un par.
"Yo estudiaba por obligación, por miedo, a mí no me interesaba nada de lo que me enseñaban".
Suena el teléfono y hay que atenderlo. ¿Cuánto se hace desde la docencia para que no se reproduzcan los alumnos como Sánchez? ¿O es que cuando no se construye el aprendizaje significativo también profesores y maestros hacen el práctico de creatividad con las excusas como eje?
Antes de que alguien sentencie que no es Beto Sánchez el único "comunista", vaya un apunte: las obligaciones son inevitables, por lo cual tiene sentido que la escuela las incluya. Pero no es lo mismo obedecer lo que se rotula caprichoso que aquello que se aprende a apreciar por su valía, directa o indirecta.
PD: Pepe Soriano y China Zorrilla, actorazos que encarnan a Sánchez y a la maestra, necesitaron cumplir normas artísticas para brillar.