16/8/20

El lado claro de la vida

La joven lleva pulseras de pluma azules y verdes, dorado es el collar que adorna su cuello, luce su andar de princesa con movimientos rítmicos, pisa el pasto que a su pasar hule a fruta fresca, a la dulzura del melón   

De pronto ve una claridad asomándose detrás del cerco de ligustros, el amanecer le trae un mensaje, es el segundo día de su estadía en el campo, una lluvia fresca moja su pelo y a modo de remolino la eleva, su estatura se proyecta dentro de la luz y ya las visiones la atrapan, confundiendo mucho sus pensamientos.

Cuando niña creció entre cerros poblados de flores, ríos ruidosos que al espejarse en sus aguas le devolvían un rostro de mirada clara y segura, como alguien que espera una advertencia se deslizó desde su niñez, en actitud de nostalgia, hasta ese día que el Dios del viento empujó el haz de luz hacia su figura, ató los presagios a su delantal, viró hacia el lado claro de la vida y se hundió sin temor en sus sueños.

Una señal maravillosa se hace presente y le susurra al oído, no temas: “La existencia está en otra parte”.        

La mujer sueña que le hablan de amor en sus manos.

Por Matilde Maffrand