26/11/20

Algunas palabras sobre El 10

Diego Maradona fue un artista que rompió moldes. Le pegaban para que se quedara minutos en el suelo (ejemplo, patada al muslo de Werner por la 31° fecha del Metropolitano 1981) y no solo seguía, también sacaba un centro imposible para el 1-0 parcial de Boca ante Colón de Santa Fe rumbo a su única estrella en el club.

Con la casaca del Napoli dejó con un impactante signo de pregunta a los profesores de física: cómo conseguir en menos de 18 metros que una pelota subiera para superar una barrera de seis jugadores de Juventus y bajara para colarse en el arco en un gol que desde 1985 es eterno.

Con la pelota en los pies, Maradona corrió la raya que separa lo posible de lo imposible.

Sin ella, ofreció la chance de pasar un rato haciendo una lista de sus errores. Eso sí: primero convendría escribir la nómina de los propios y revisar cómo cada uno habría vivido en sus zapatos. 

Isabel Videla, docente de Historia en el colegio Industrial, propiciaba en 1988 analizar a los artistas desde el legado en su campo. Antes de que se empezara a hablar de inteligencias múltiples, ofrecía una guía: no le pidas a un genio del fútbol que también sea un maravilloso ciudadano y un vecino silencioso.

Sus compañeros, de clubes y la selección, han dicho una y otra vez que para Maradona no había confín de la Tierra en el que pudiera sentarse a tomar un café. Esa sencilla y necesaria práctica, esa válvula saludable de escape, le estaba vedada. Su vida fue impar. Como lo expresó Oscar Ruggeri, era envidiable dentro de una cancha de fútbol, no fuera de ella. 

En un deporte en el que los egos existen y a menudo lesionan vínculos, sus pares no celaban a Maradona por todos los autógrafos que debía firmar o el asedio de los fanáticos: mientras ellos andaban tranquilos por la vida, a él le resulta fácticamente prohibido caminar, mirar vidrieras o andar en auto sin vidrios polarizados.

A diario, por años, tuvo que ir custodiado a entrenar en Napoles. Por cierto, cobró millones. Ahora bien, ¿hay dinero que pague la pérdida de libertad y el deterioro de quien sabe que en la calle no puede estar y que si corre las cortinas de su casa alguien le sacará una foto sin permiso?

Desde luego que esto le pasó siendo ya un hombre que no puede culpar de todo a los demás cual niño que acusa al perro del frasco de dulce de leche que se cae. De todos modos, hay contextos en los que hasta el más sensato de los adultos flaquea.

La espiral ascendente que se sueña con la fama a veces es descendente con los hechos. Como reza un dicho, "cuidado con lo que deseas, tal vez lo consigas". La fama de Maradona lo encarna. 

Su vida fue única. Cierto es que Di Stefano, Pele y Cruyff habían tocado el cielo futbolero antes que él. No obstante, tal cual lo señala Pablo Alabarces, el fútbol todavía no había estallado como un producto mediático global. En efecto, viejos cronistas recuerdan que entrevistar a una figura de esa talla en un vestuario era factible mano a mano, sin apelar a las impersonales conferencias de prensa. Maradona se asomó a una vida para la que no existía bibliografía. Cual explorador, fue haciendo camino entre aciertos y errores, como quien se apresta a escribir sin saber las reglas ortográficas: a veces se atina, en otras se yerra. 

Por otro lado, Maradona fue socializado por una prensa que lo hizo dios. La revista deportiva El Gráfico, en su edición del 30 de septiembre de 1986, apenas 3 meses después de su consagración como líder de Argentina en el mundial de México, consideró una "teatral revelación televisiva" la información de un hijo de Maradona ajeno a su pareja con Claudia. "Nápoles reaccionó bien frente a la agresión moral que Diego no esperaba ni merecía", escribió también el corresponsal de la revista en Italia. Desde un medio de comunicación masiva se construía un relato mentiroso que, entre tantos, hizo aun más escasas las chances de que ese único artista de la zurda pusiera los pies en la tierra. La estatua del campeón del mundo estaba fresca, para qué alterarla. Marche un pase a la autocrítica que se debe buena parte del periodismo.