Estilos de vida
Susana Carbonari toma el desafío de pensar en "aspectos equivocados de la educación". La alumna del PEAM se remonta a "cuando era chica y nos hacían tenerle miedo al viejo de la bolsa. Eso no está bien porque a veces de noche teníamos pesadillas y necesitábamos dormir con la luz prendida". Considera que "hubiera sido más fácil decirles a los chicos 'bueno, te has portado mal, hoy no vas a comer postre, no vas a salir con tus amigos u otras cosas que le gusten por un día".
Otro aspecto que critica es el de, por ejemplo, una madre que le habla así a su hijo: "Te has portado mal, hoy no vas a ver televisión, no vas a jugar con la Play, no vas a salir con tus amigos, y cuando venga tu padre le voy a decir todo lo que has hecho para que él te dé una paliza". Al respecto, estima que "cuando llegue el padre a la casa a la noche, recansado, no va a tener ganas de reprenderlo al nene y ya pasó mucho tiempo de cuando él cometió el error". También hace notar que, si el niño va y le pide al padre los permisos que supuestamente le están vedados, acaso el padre se los dé "porque está en otra cosa, cansado y no está para reprender algo que observó la mamá". En ese caso, "el niño tiene un doble mensaje y no sabe con cuál quedarse".
En cuanto a la escuela, Susana evoca un mensaje recurrente: "Si se portan bien y estudian, van a salir en el cuadro de honor. Todas queríamos salir, pero a veces no se podía y era una desilusión bárbara. Era una época bastante antigua y tenían muchos errores tanto las maestras comunes como las religiosas".
Respecto de la educación de chicos en el vecindario, observa que "hay muchos padres que dejan que los chicos anden como si tal cosa a la mañana, tarde y noche y no los reprenden por nada", ni siquiera cuando las acciones escalan al límite de cerrar la llave del gas de casas del barrio. "Ellos no pueden ser, deben ser otros chicos", es la respuesta de padres que niegan la realidad y apañan. "