27/11/20

Caminos a seguir

Lidia Olmedo aprecia la sinceridad, "una cualidad que se ejerce al expresarse con verdad, sencillez y honestidad, sin segundas intenciones. Se inculca desde la niñez; en la familia se debe hacer habitual el hablar sobre los valores, que los niños crezcan sabiendo distinguir entre la verdad y la mentira, el desprecio y la hipocresía". Agrega que "si una persona adulta engaña con mentiras sabiendo que lo que dice no es verdad puede llegar a arrepentirse pues le puede pasar lo mismo".

Para esta alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores, "la sinceridad es todo. Creo que si uno se expresa de esa forma sana y clara, aunque a veces la verdad duela, es preferible a enterarse luego de que todo fue mentira. Pienso que nadie está libre de mentiras, pero lo esencial es darse cuenta y pedir perdón".