30/6/20

Cae por su propio peso

cuento de decisiones perniciosas ocultas por fachadas amables, Matilde Maffrand repara en "lobos con piel de cordero, personas que debajo de una apariencia inocente ocultan malas intenciones". Los ve "muy a menudo en hombres y mujeres de la política". "¿Lobos, hienas, zorros?", se pregunta y aprovecha la fauna para compartir una fábula de Esopo.
Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para facilitar la caza de comida. Se metió en una piel de oveja y despistó al pastor. Al atardecer, quedó feliz junto a sus deseadas presas. 
Sin embargo, a la noche el pastor fue a buscar carne para el día siguiente, cogió al lobo creyéndolo un cordero y lo sacrificó.
La moraleja es que "engañar a los demás no nos genera beneficios sino que termina causándonos daño".
Matilde acota que "Esopo fue un fabulista de la antigua Grecia, pero su fábula suena actual".