Cae por su propio peso
Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para facilitar la caza de comida. Se metió en una piel de oveja y despistó al pastor. Al atardecer, quedó feliz junto a sus deseadas presas.
Sin embargo, a la noche el pastor fue a buscar carne para el día siguiente, cogió al lobo creyéndolo un cordero y lo sacrificó.
La moraleja es que "engañar a los demás no nos genera beneficios sino que termina causándonos daño".
Matilde acota que "Esopo fue un fabulista de la antigua Grecia, pero su fábula suena actual".